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Hace 4.000 Años los Europeos Empezaron a Digerir la Leche en la Edad Adulta

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Un equipo de investigación español a hallado los genes seleccionados por la evolución en los últimos 8.000 años en Europa.

Hace 4.000 años, los europeos adquirieron la capacidad de digerir la leche más allá de su infancia, un cambio marcado por la aparición en el continente de un gen relacionado con la persistencia de la enzima lactasa. Esta es una de las principales conclusiones de una investigación llevada a cabo por un equipo internacional con participación de científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que ha determinado los genes más frecuentes en los europeos en los últimos 8.000 años. Los resultados, publicados en el último número de la revista Nature, se han obtenido tras analizar los genomas de 230 individuos de la Prehistoria europea, que incluyen 15 de la Cueva del Mirador, en Atapuerca.

El trabajo, liderado por científicos del Broad Institute de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), el University College de Dublín (Irlanda), y el Max Planck Institute (Alemania), destaca 12 variantes genéticas seleccionadas a lo largo de miles de años como respuesta a diversos desafíos adaptativos. Las muestras incluyen, por primera vez, genomas neolíticos de Anatolia (Turquía), datados en hace más de 8.000 años.

Actualmente, la mutación del gen de la lactasa que asegura su persistencia está presente en el 100% de los europeos del norte de Europa. “Se trata probablemente del rasgo que presenta una mayor ventaja para la supervivencia de los europeos, es decir, la característica genética que la evolución ha seleccionado con una mayor intensidad. Hace 4.000 años era una mutación residual, lo que quiere decir que posteriormente fue seleccionada por las poblaciones europeas por la gran ventaja que suponía disponer de la leche como fuente de alimento durante la vida adulta”, explica el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universitat Pompeu Fabra).

La capacidad para digerir la leche es una de las muchas adaptaciones que surgieron con la llegada de la agricultura y ganadería a Europa hace 8.500 años. Nuevos ambientes, patógenos, dietas y organizaciones sociales marcaron la evolución de estas poblaciones del Neolítico. Aunque se desconoce el origen exacto de la mutación de la enzima lactasa, los científicos la han hallado por primera vez en individuos del centro y norte de Europa que vivieron a finales del Neolítico. En concreto, se encuentra en las muestras analizadas procedentes de Suecia, Hungría y Alemania, que tienen una antigüedad de poco más de 4.000 años.

“La mutación no se requiere si procesas la leche, por ejemplo, para hacer queso; por lo tanto, no significa que estas poblaciones no aprovecharan antes este recurso. Hacia la Edad de Cobre, la fuerte influencia que Centroeuropa recibe de los nómadas de las estepas podría indicar que fueron ellos los que introdujeron el cambio genético en el continente, pero no se sabe con exactitud”, precisa Lalueza-Fox.

Rasgos Físicos y Enfermedades

Los científicos han hallado mutaciones implicadas en la piel clara de los europeos actuales, rasgos ausentes en las poblaciones de cazadores-recolectores del Mesolítico (hace entre 10.000 y 5.000 años), como en el hombre de La Braña, un leonés que deambulaba por la Península hace 8.000 años y que se caracterizó por su piel oscura y ojos azules. Este último rasgo era prevalente en el Mesolítico en toda Europa.

El trabajo indica otros aspectos que dependen de centenares de genes, como la estatura, que fue decreciendo en las poblaciones ibéricas a partir del Neolítico. En esta parte del estudio ha tenido un papel relevante el análisis de 15 muestras de la Edad del Cobre, de hace entre 4.800 y 4.200 años, de El Mirador en Atapuerca. Estos datos se añaden a la reciente publicación de siete genomas de la misma antigüedad de otro yacimiento de Atapuerca: El Portalón.

Algunos de los genes seleccionados por los europeos tienen un interés biomédico y se han relacionado, en concreto, con la enfermedad celíaca. Los científicos han observado mutaciones en un gen para proteger contra la falta de ergotioneína, un antioxidante, en las dietas basadas en la agricultura. Otras mutaciones están asociadas a la colitis ulcerosa o al síndrome del intestino irritable.

Para Josep Maria Vergès, investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, “los datos obtenidos son fundamentales para comprender el papel que han jugado las adaptaciones culturales en la configuración genética de las poblaciones europeas de la Prehistoria reciente”. Según Lalueza-Fox, el estudio “es el primer paso para entender cómo han evolucionado las poblaciones humanas en tiempos recientes. El análisis de más muestras antiguas en el futuro permitirá conocer episodios menores de selección a escala regional”.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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