La ganadería requiere de buenas condiciones forrajeras para el sustento nutricional de los animales, por lo que los productores, en la mayoría de los casos, optan por zonas que favorezcan el desarrollo de pastos de elevado rendimiento.
No obstante, una experiencia desarrollada en campos considerados como marginales demostró la factibilidad de obtener ejemplares bovinos con buena ganancia de peso e, incluso, mejorar las condiciones corporales de los animales mediante la implantación de especies forrajeras.
El departamento paraguayo de Ñeembucú es una zona caracterizada por la presencia de bañados, dedicada principalmente a la ganadería extensiva de cría. Representa un territorio conocido técnicamente como marginal, con campos húmedos y palmares, donde la presencia de la cortadera es el principal problema, ya que predomina en el lugar y tiene grandes matas. Se trata de una especie de pasto muy agresiva. En épocas anteriores, el tipo de animal obtenido en estos campos era de muy baja calidad.
Cambio en la Nutrición
Al observar que los campos marginales no llenaban los requerimientos del ganado, fue fundamental cambiar la nutrición de los animales con otro tipo de pasturas para alcanzar mejores resultados. En vez de buscar suelos con mejores posibilidades, se optó por probar especies de pasto que pudieran resistir en aquellos suelos húmedos y cubiertos de palmares.
El Tanzania, pasto bien adaptado a los departamentos de San Pedro y Alto Paraná, fue utilizado por considerarse de alta producción, con lo que se obtendría buen peso de ganado. La experiencia resultó exitosa, debido a que se inició con criollos de baja condición corporal y, en siete años, se están alcanzando ejemplares Brangus 3/8 con buenas condiciones fenotípicas. La introducción de genética animal, más la implantación de pasturas, permitió el cometido.
La Experiencia
En un palmar de la zona de Villa Oliva, departamento de Ñeembucú, se lleva adelante la producción de ganado bovino en una zona caracterizada como marginal; es decir, un territorio que no cumple con los parámetros deseados para el desarrollo de la agricultura. No obstante, los resultados en el mejoramiento de los ejemplares mediante la introducción de especies de pasto de alto rendimiento permiten la sustentabilidad del establecimiento y un aumento de los kilos de carne por animal.
La vegetación original del palmar es la cortadera: una especie de pasto que no posee valor forrajero. Por este motivo, fue necesario introducir al campo un tractor con rastra sin echar ninguna planta de karanda’y existente. Después de las pasadas con rastra por la zona de trabajo, se sembraron dos especies de pastos: la Braquiaria humidícola brizanta y el Tanzania. El primero es un pasto adaptado a los suelos de Ñeembucú y presenta mejor garantía de inversión. El segundo es un pasto de alta producción y calidad, adaptado a zonas húmedas. Teniendo en cuenta esta característica, se inició la experiencia con el Tanzania. En principio, la hipótesis que se manejó fue que el Tanzania desaparecería, dejando únicamente al humidícola. No obstante, después de siete años de hacerse la introducción de pasturas, ambas conviven.
Impacto
El impacto de la introducción o implantación de pasturas de alto rendimiento permitió pasar de una ganadería tradicional, de baja productividad y calidad, a una ganadería intensiva de alta productividad y calidad; es decir, aquella zona conocida como marginal se convirtió en un espacio propicio para la ganadería tipo cabaña. Esto representa un gran impacto para la pecuaria del país y de la región. En un solo establecimiento donde se implementó el sistema, ya se alcanzó una superficie de 600 ha de pasturas de Tanzania. Esto demuestra que el productor no necesita precisamente ir hasta Mariscal Estigarribia o Neuland (Chaco) ni adentrarse en departamentos como San Pedro para producir la misma calidad de ganado.
Recomendación
Probablemente en el Paraguay existan unas 6 millones de hectáreas similares a la de Villa Oliva, es decir, tierras marginales. Pero si se hace el reconocimiento apropiado con las consideraciones técnicas adecuadas, es posible cambiar significativamente los niveles de productividad. Es importante que el productor pueda acceder al mapa de suelos para observar las condiciones de cada zona, tanto en la Región Oriental como Occidental.
Hoy en día es imprescindible aplicar tecnología, porque sin ella será imposible conseguir un cambio en un periodo relativamente rápido. Villa Oliva es la experiencia que hoy podría imitarse en otros territorios del país.