Por: Christian Gonzales. Médico Veterinario, Magister en Agronegocios (Perulactea)
ARTÍCULO DE OPINIÓN
La leche a pesar de ser considerado un alimento excelente para el ser humano y de formar parte de nuestra canasta básica, en el Perú aún se tiene una de las tasas de consumo más bajas de América Latina. El valor de 80 litros per cápita que se atribuye en la actualidad al consumo a nivel nacional, realmente puede ser considerada como un valor “costeño” o esencialmente “limeño”, pero que difiere con lo que pasa en el resto del país.
En históricas cuencas lecheras, como Cajamarca y Arequipa; muchos niños enfrentan cuadros de desnutrición y anemia paradójicamente en zonas productoras de leche (debajo de la línea de extrema pobreza), a quienes solo les queda ver pasar la leche en un camión, porque no la pueden consumir en un volumen interesante, ya que esta es la materia prima que la familia debe vender y su consumo sería perder ingresos.
Este bajo consumo nacional, es un grave problema que no se está enfrentando en ningún frente, la promoción y fomento del consumo de leche y productos lácteos parece condenada al estancamiento. Esto a pesar que los tiempos post pandemia, han producido un consumidor más preocupado en buscar alimentos más saludables y con el menor procesamiento posible, incluso a pesar de la actual crisis económica, la tendencia se mantiene como un aire fresco que se debería aprovechar. Claro está que se requieren nuevas estrategias para llevar estos productos al consumidor de una forma más efectiva y constante.
Un tema adicional, es que en el Perú a diferencia de lo que pasa en el resto del mundo, no se ha promovido con más decisión el consumo de leches líquidas pasteurizadas, UHT y sus variantes, por eso aún tenemos a la leche evaporada como la más consumida, un producto cuyo consumo en el resto del mundo es muy bajo o casi insignificante. El consumidor peruano tendría que comenzar a abrirse a una leche de consumo directo (listo para servir), que puedan ofrecernos estadísticas más exactas como lo hacen los demás países, y que a su vez podría ayudarnos a masificar el consumo ya que no necesitaría adicionar agua para beberlo y podría venir hasta en cajitas o bolsitas de 250 ml para consumo en refrigerios escolares, como bebida que le haga frente a las venenosas gaseosas.
Siempre escucho con resignación que:“los padres de familia que compran leche evaporada, lo hacen por tradición y costumbre que viene de generaciones”. Lo cierto es que nunca se ha hecho realmente una campaña seria de consumo de leches pasteurizadas, lo cual también representa una enorme oportunidad para el surgimiento de marcas regionales privadas, que podrían atender programas sociales, e incluso permitir la generación de nuevos espacios como proyectos de consumo de leche escolar como promueve la FAO en muchos países y que tendrían mucho apoyo y respaldo.
El Día Mundial de la Leche, debe ser el Día del Nuevo Consumidor de Leche en el Perú, abierto al cambio hacia el consumo de leches pasteurizadas, junto a proveedores decididos a que realmente se masifique el consumo de la leche en el país, para alcanzar valores que no solo representen a Lima sino al resto del país, con una campaña nacional, donde ganarían los ganaderos, industriales y principalmente los consumidores, que ojalá mayoritariamente sean los niños peruanos de zonas marginales.
Fuente: PERULACTEA
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