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Las Vacas no Están Matando el Planeta

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El impacto del cambio climático en nuestro planeta es alarmante. A medida que los efectos nocivos se han intensificado, la carne se ha convertido en un objetivo público. Cada día más gente aboga por comer menos carne para salvar el medio ambiente. Algunos activistas, incluso, proponen ponerle un impuesto para reducir su consumo.

Mi trabajo de investigación se centra en analizar las formas en que la agricultura animal afecta a la calidad del aire y al cambio climático. Existen muchas razones para optar bien por consumir proteínas animales o bien por elegir un menú vegetariano. Sin embargo, la renuncia a la carne y sus derivados no es la panacea para el medio ambiente, como muchos nos quieren hacer creer y, llevada al extremo, también puede producir consecuencias nutricionales negativas.

Récord en carne y gases de efecto invernadero

Gran parte de la mala reputación de la carne viene de la afirmación de que la ganadería es la mayor fuente de gases de efecto invernadero del mundo. Por ejemplo, un análisis publicado por el Worldwatch Institute de Washington en el año 2009 aseguraba que el 51% de la emisión de GEI (gases de efecto invernadero) en el mundo procedía de la cría y procesado del ganado.

Pero, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, las principales fuentes de emisión de GEI en EE UU durante 2016 fueron la producción eléctrica (28% del total de emisiones), el transporte (28%) y la industria (22%). La agricultura y la ganadería representaron apenas un 9% de las emisiones, cifra a la que la ganadería contribuye con un irrisorio 3,9%. Los números demuestran que la ganadería no se puede comparar con el transporte en términos de contaminación.

¿Por qué se ha llegado entonces a esa conclusión? En 2006, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un estudio titulado La larga sombra del ganado: problemas ambientales y opciones. El informe, que atrajo la atención internacional, afirmaba que la ganadería producía un asombroso 18% de los gases de efecto invernadero en todo el planeta. La agencia llegó a una conclusión sorprendente: el ganado hacía más daño al clima que todos los tipos de transporte juntos.

Esta afirmación es falsa y fue desmentida por Henning Steinfeld, el autor principal del informe. El error residía en que los analistas de la FAO llevaron a cabo una evaluación integral del ciclo de vida para estudiar el impacto climático de la crianza del ganado, pero a la hora de analizar el transporte emplearon un método diferente.

Para el ganado, la FAO tuvo en consideración todos los factores asociados a la producción de carne, entre los que se encuentran las emisiones generadas por la elaboración de fertilizantes, la conversión de bosques en pastos, el cultivo de pienso y las emisiones que provienen de los animales (eructos y deposiciones) desde su nacimiento hasta su muerte.

Sin embargo, cuando analizaron las emisiones de carbono producidas por el transporte ignoraron los efectos sobre el clima que provienen de la fabricación de materiales y piezas de los vehículos, el ensamblaje de los mismos y el mantenimiento de carreteras, puentes, aeropuertos y otras infraestructuras. En su lugar, solo tuvieron en cuenta las emisiones de coches, camiones, trenes y aviones. Como resultado, la comparación que hizo la FAO de las emisiones de gases de efecto invernadero entre ganadería y transporte estaba completamente distorsionada.

Durante una conferencia dirigida a científicos en San Francisco el 22 de marzo de 2010, señalé el error presente en el informe, lo que levantó una gran polvareda que produjo un importante seguimiento mediático. En un acto que les honra, la FAO reconoció inmediatamente su error, pero desgraciadamente la afirmación inicial de que la ganadería producía el mayor porcentaje de gases de efecto invernadero ya había recibido una gran cobertura por parte de los medios. Todavía hoy luchamos para demostrar que no es así.

En su informe de evaluación más reciente, la FAO estimó que la ganadería produce un 14,5% de los gases de efecto invernadero de las actividades humanas a escala mundial. No existe una evaluación del ciclo de vida completo del transporte con la que se pueda comparar. Sin embargo, tal y como señala Steinfeld, las emisiones directas del transporte se pueden comparar con las emisiones directas e indirectas del ganado, situándose las primeras en un 14%, frente al 5% de las segundas.

Una producción menos nociva

Mucha gente sigue pensando que dejar de comer carne solo un día a la semanainfluirá en la lucha contra el cambio climático. Nada más lejos de la realidad. Un estudio reciente demuestra que incluso si todos los estadounidenses eliminasen todas las proteínas animales de sus dietas, las emisiones de gases de efecto invernadero del país solo se verían reducidas en un 2,6%. Según los resultados de nuestra investigación en la Universidad de California, en Davis, si toda la población de Estados Unidos se sumara a la práctica del meatless monday (lunes sin carne), se apreciaría una reducción de gases de tan solo el 0,5%.

Además, los cambios tecnológicos, genéticos y de gestión que han tenido lugar en la agricultura y la ganadería de Estados Unidos durante los últimos 70 años han hecho que la producción ganadera sea más eficiente y menos nociva para el medio ambiente. Según la base estadística de la FAO, las emisiones directas de gases de efecto invernadero en EE UU han disminuido un 11,3% desde 1961, mientras que la producción de carne procedente de la ganadería se ha multiplicado por más de dos.

La demanda de carne está creciendo en las economías emergentes y en vías de desarrollo, con Oriente Medio, el norte de África y el sudeste asiático a la cabeza. Aun así, el consumo de carne por individuo en estas regiones todavía dista mucho del de los países desarrollados. En 2015, la media de consumo de carne anual per cápita en los países con economías sólidas fue de 92 kilogramos, mientras que en Oriente Medio y en el norte de África fue de 24 kilos, reduciéndose hasta los 18 en el sudeste asiático.

En cualquier caso, dado el crecimiento previsto de la población en el futuro, países como Estados Unidos deberán adoptar prácticas más sostenibles para la cría del ganado.

El valor de la agricultura animal

Si la agricultura estadounidense prescindiera de los animales se reducirían en un grado muy pequeño las emisiones de gases, pero también sería más difícil alcanzar los objetivos nutricionales básicos. Muchos de los críticos con la ganadería señalan que si los agricultores cultivasen plantas únicamente, podrían producir una mayor cantidad de comida y de calorías por persona. Pero los humanos también necesitamos muchos micro y macronutrientes fundamentales para la salud.

Resulta complicado elaborar un argumento acerca del déficit calórico de Estados Unidos, especialmente si nos atenemos a las tasas de obesidad infantil y en adultos del país. Además, no todas las partes de las plantas son comestibles (o apetecibles). La cría de ganado añade valor económico y nutricional a la agricultura vegetal.

Por ejemplo, el ganado consume plantas cuya energía reside principalmente en la celulosa, que no es digerible para los humanos y muchos otros mamíferos, pero las vacas, las ovejas y otros rumiantes pueden digerirla y liberar la energía que contiene. Según la FAO, cerca del 70% de las tierras agrícolas del mundo son dehesas que solo pueden ser utilizadas como tierras de pastoreo para ganado rumiante.

La proyección del crecimiento poblacional a nivel mundial se sitúa en 9.800 millones de personas para el año 2050. Cómo alimentar a una cantidad tan desorbitada de habitantes supondrá un desafío brutal. Los nutrientes por ración de la carne superan a los de las opciones vegetarianas y los animales rumiantes crecen gracias a alimentos que no son comestibles para los humanos. La cría de ganado, además, supone unos ingresos económicos necesarios para los pequeños agricultores de países en vías de desarrollo: se estima que la ganadería es el sustento principal de mil millones de personas en todo el mundo.

El cambio climático demanda atención urgente y la industria ganadera genera una gran cantidad de efectos negativos que afectan al aire, al agua y a la tierra. Este impacto, junto con el vertiginoso crecimiento de la población mundial, nos proporciona razones más que de sobra para continuar trabajando en la búsqueda de una mayor eficiencia en la agricultura animal. Personalmente, considero que el punto de partida debe situarse en hechos amparados por la ciencia.

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    La gripe aviar H5N1 en vacas se propagaría a través de la leche

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    Un estudio publicado en la revista Nature muestra cómo las técnicas de extracción de leche pueden ser las principales vías de transmisión del virus de la gripe H5N1 entre estos animales, detectada en EE UU en la primavera de 2024.

    Los procedimientos de ordeño pueden ser la principal vía de transmisión del virus de la gripe aviar altamente patógena H5N1 entre vacas lecheras en Estados Unidos, según apunta un estudio que publica Nature esta semana.

    La gripe aviar H5N1 ha afectado a más de 190 explotaciones de ganado lechero en EE UU en 2024.

    Para la investigación, a cargo de un grupo de científicos alemanes y estadounidenses, se infectó de forma experimental a terneros y vacas lecheras con el virus H5N1 en su variante 2.3.4.4b, la que actualmente circula entre el ganado vacuno en EE UU, para obtener información sobre los posibles modos de transmisión.

    La gripe aviar altamente patógena H5N1 se detectó en ganado vacuno en el país en la primavera de 2024 y ha afectado a más de 190 explotaciones de ganado lechero en al menos 13 estados, como afirman los investigadores.

    Principales vías de transmisión
    El equipo, liderado por Jürgen Richt, de la Universidad estatal de Kansas (EE UU), comparó la susceptibilidad y la transmisión en nueve terneros infectados por vía oral y nasal, y tres vacas a las que inocularon el virus en las glándulas mamarias.

    La infección de los terneros dio lugar a una presentación clínica leve, con una replicación vírica moderada, pero sin transmisión a las otras crías con las que estaban en contacto. Sin embargo, las vacas lecheras mostraron una infección grave de la glándula mamaria, con fiebre, mastitis y reducción brusca de la producción de leche, explican los autores.

    Las vacas lecheras mostraron una infección grave de la glándula mamaria, con fiebre, mastitis y reducción brusca de la producción de leche.

    Además, se observó “un aumento drástico de los niveles de virus en la leche”, pero no se detectaron indicios de infección sistémica ni de excreción nasal en las fosas nasales. Estos resultados indican, según el estudio, que la leche y los procedimientos de ordeño, más que la propagación respiratoria, son las vías primarias probables de transmisión del H5N1 entre bovinos.

    Otros casos confirmados

    Otra investigación publicada el pasado julio también en Nature ya señalaba que el virus de la gripe aviar H5N1 se puede transmitir entre mamíferos desde leche de vaca contaminada y llegar a las glándulas mamarias.

    En ese caso, un grupo formado por la Universidad de Cornell y de la Universidad de Texas A&M (ambas estadounidenses) constataba que el virus puede transferirse entre mamíferos desde leche de vaca contaminada y demostró la transferencia desde ratonas lactantes infectadas a sus crías.

    Otra investigación publicada el pasado julio ya señalaba que el virus H5N1 se puede transmitir entre mamíferos desde leche de vaca contaminada

    Mediante la secuenciación del genoma completo de cepas víricas caracterizadas, la modelización e información epidemiológica, los investigadores determinaron casos de transmisión de vaca a vaca cuando las infectadas de Texas fueron trasladadas a una granja con ejemplares sanos en Ohio. La secuenciación también mostró que el virus se transmitió a gatos, un mapache y aves silvestres que aparecieron muertos en las granjas afectadas.

    Lo más probable, señalaba aquel estudio, es que los gatos y el mapache enfermaran por beber leche cruda de vacas infectadas y, aunque desconocían cómo se infectaron las aves silvestres, los expertos sospechaban que pudo deberse a la contaminación ambiental o a los aerosoles levantados durante el ordeño o la limpieza de las salas.

    Referencia:

    Halwe, N. J. et al. ‘H5N1 clade 2.3.4.4b dynamics in experimentally infected calves and cows’. Nature (2024)

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    Vacuna argentina modificada contra Rinotraqueítis Infecciosa Bovina llegará a toda Sudamérica

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    Chile promueve la prescripción electrónica de antibióticos en sus Médicos Veterinarios

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    Con más de 4.000 veterinarios/as inscritos/as y superando las 47.000 recetas emitidas, el Director Nacional del Servicio Agrícola Ganadero de Chile (SAG), José Guajardo Reyes, destacó los logros del primer año en funcionamiento del Sistema de Prescripción Electrónica de Antimicrobianos Veterinarios del Servicio, en el marco de la Semana Mundial de Concientización sobre la Resistencia a los Antimicrobianos (WAAW).

    “Esta iniciativa, pionera en Latinoamérica, busca fomentar el uso responsable de estos medicamentos para prevenir la propagación de bacterias resistentes, las cuales podrían causar más de 39 millones de muertes humanas entre 2025 y 2050 al no contar con tratamientos efectivos”, señaló Guajardo.

    El Director Nacional del SAG destacó que “este nuevo sistema desarrollado por el SAG, promueve mejores prácticas en el uso de antimicrobianos bajo el enfoque «Una Salud», que integra sanidad animal, salud humana y cuidado de los ecosistemas para abordar de manera conjunta los riesgos sanitarios que conlleva el mal uso de este tipo de medicamentos”.

    Los antimicrobianos son medicamentos utilizados para controlar y tratar enfermedades infecciosas en humanos, animales y plantas. Incluyen antibióticos, fungicidas, agentes antivirales y antiparasitarios.

    Plan Nacional contra la RAM

    El Sistema de Prescripción Electrónica de Antimicrobianos Veterinarios es parte de las acciones del Plan Nacional Contra la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM), y es resultado del proyecto “Trabajando juntos para combatir la resistencia a los antimicrobianos”, en una alianza impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con financiamiento de la Unión Europea. Este proyecto brindó apoyo técnico a siete países de la región, incluido Chile, para desarrollar estrategias de prevención y control de la resistencia a los antimicrobianos.

    El Director Nacional del SAG destacó que, “estamos muy satisfecho pues al día de hoy ya se ha registrado un número significativo de veterinarios y veterinarias en el sistema, de los cuales 3.722 atienden a mascotas y 677 a otras especies. En cuanto a las recetas emitidas, el 76% corresponde a medicamentos para mascotas, con un total de 36.041 prescripciones, mientras que 11.298 han sido destinadas a otras especies”.

    ¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos?

    El descubrimiento de los antimicrobianos, como los antibióticos, revolucionó la medicina al tratar infecciones graves y salvar vidas, marcando un hito en la salud humana y animal. Sin embargo, muchos de estos medicamentos están perdiendo su eficacia ya que los microorganismos (bacterias, virus, hongos y parásitos microscópicos) se han vuelto resistentes a ellos, lo que disminuye drásticamente las opciones terapéuticas eficaces para controlar y tratar enfermedades infecciosas.

    Este fenómeno, que desafía a los servicios sanitarios a nivel mundial, se conoce como resistencia a los antimicrobianos, y se produce debido al uso poco responsable de estos medicamentos, facilitando la mutación de microorganismos y volviéndolos resistentes a ellos.

    El director nacional del SAG señaló que «el Servicio Agrícola y Ganadero ha asumido con el mayor compromiso esta problemática mundial, pues los estudios dan cuenta que, si se toman las medidas adecuadas, se podrá evitar la muerte de más de 110 millones de personas por infecciones bacterianas entre 2025 y 2050 a nivel global».

    Asimismo, hizo un llamado a la responsabilidad de los dueños de animales, desde perros y gatos hasta bovinos, caballos, cerdos, entre otros, recomendándoles que «utilicen antibióticos en sus animales solo cuando sean prescritos por un/a médico/a veterinario/a; adquieran medicamentos veterinarios únicamente en farmacias autorizadas; eviten la automedicación de los animales; y, finalmente, les insto a mis colegas médicos veterinarios a informarse sobre el Sistema de Prescripción Electrónica de Antimicrobianos de nuestro Servicio, cuyo uso es obligatorio», concluyó el director nacional del SAG.

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