Mediante las herramientas genómicas se puede predecir muy temprano y con alta precisión el comportamiento productivo de los animales.
El tambo es una actividad que incluye muchas áreas de trabajo simultáneo: producción de forraje, mejoramiento genético, rutina de ordeño, crianza de terneros… Y la lista continúa. Esa complejidad determina que, algunas veces, las cosas se vayan de las manos y no se consideren todos los aspectos que convergen hacia una alta rentabilidad. Así, pueden quedar en el camino, involuntariamente, algunas técnicas de resultado probado.
Ante la realidad descripta, es preciso trabajar con un plan anual, con una estrategia que genere procesos para cada actividad del negocio. Generalmente, el titular de un campo tiene muy claro qué se debe hacer con la producción de forraje y con la rutina de ordeño, pero tiene menos nítido que un proceso sencillo de selección genética lo puede llevar a un aumento de la producción y de la rentabilidad, por ejemplo.
Para dar respuesta a esta problemática, resultan útiles los conceptos vertidos por Rebekah Mast, vicepresidente de Desarrollo de Talentos de Select Sires, un empresa norteamericana de mejoramiento genético, quien tiene a su cargo planes de entrenamiento para desarrollar esa herramienta en rodeos lecheros de distintos países.
En una reunión organizada por Zoetis y Select Sires-Debernardi, la experta afirmó que “hay un grupo de instrumentos para conformar una buena estrategia de selección genética para el tambo, que es totalmente aplicable a las empresas argentinas”.
Para desarrollar una estrategia sostenible en la mejora genética, Mast describió un plan de seis pasos.
Establecer los objetivos del mejoramiento. El primer paso de la estrategia es definir con claridad los objetivos del mejoramiento genético. Aunque parezca mentira, muchos productores de leche no cumplen con este requisito y deberían hacerse las siguientes preguntas: ¿cuáles son las vacas ideales para mí tambo? ¿cuáles son las razones por las que algunas vacas son descartadas del rodeo? ¿cuál es el tamaño que tendrá mi empresa tambera dentro de 3, 5 y 10 años? ¿qué instalaciones se necesitarán para ese crecimiento?, desafió Rebekah.
Rebekah Mast, vicepresidente de Desarrollo de Talentos de Select Sires
Asimismo, dijo que “el responsable de la empresa lechera también debe preguntarse cuál es la demanda de vaquillonas y de terneros para carne en la zona de influencia de la empresa y también qué podría cambiar en los próximos años en regulaciones ambientales, comercialización de la leche, macroeconomía, etc”.
Reposición del rodeo. El segundo paso de la estrategia de mejoramiento genético debería ser calcular el número de vaquillonas de reemplazo que se va a necesitar por año en el tambo para mantenerse en la escala actual o para llevar adelante una expansión. Sí se producen vaquillonas de más habrá que ver si se pueden ubicar en el mercado; si no hay excedente, habrá que estudiar si hay posibilidades de comercialización de terneros para carne.
Ranking genético de hembras. El tercer paso de la estrategia es confeccionar un ranking genético de hembras. Un productor podría creer que cualquier vaca podría ser madre de su próxima generación de animales. Sin embargo, en realidad, habría que elegir las mejores hembras para lo cual se pueden utilizar distintas herramientas, a saber:
Promedios de padres: Con la información de padres y abuelos se calcula el valor genético estimado del animal.
Desempeño de los animales en el tambo. Permite identificar un grupo superior dentro de la población total.
Pruebas genómicas. Dan información más precisa que permite encontrar las mejores combinaciones genéticas entre las muchísimas que se pueden dar entre dos individuos.
Apenas nacidas, mediante una prueba genómica, se puede determinar el potencial productivo de las terneras para producción de leche, además de sus atributos de reproducción, salud y longevidad. Con esos datos se pueden elegir las mejores para retenerlas y destinar el resto a venta. No es necesario esperar muchos meses para evaluar su desarrollo, su fertilidad o su resistencia a enfermedades.
¿Cómo se puede obtener esa información fácilmente? Con una prueba genómica, un procedimiento que analiza una muestra de ADN de cada animal y evalúa sus fortalezas y debilidades mediante marcadores.
Luego de seleccionar las mejores hembras y reproductores hay que tratar de cruzarlos de manera correcta, es decir trazar una estrategia de cruzamientos
El test evalúa miles de marcadores incluidos en el genoma bovino, que se traducen en rasgos productivos y permiten predecir si un animal será “muy bueno”, “bueno” o “malo”. Así, esta técnica permite ganar tiempo en la evaluación de hembras y reproductores bovinos. Las pruebas genómicas se pusieron a disposición de los usuarios a partir de la codificación del genoma bovino y del desarrollo de computadoras capaces de procesar gran cantidad de datos.
Selección de reproductores. Hay que ver qué rasgos son importantes en un toro para incorporar a un tambo determinado. Rebekah criticó que muchas veces los reproductores se compran por tradición o porque se privilegian los índices más populares. Por el contrario, aconsejó utilizar índices que reúnan muchos datos, como el Dairy Wellnes Profit (DWPS) de Zoetis, que contiene información productiva y reproductiva, pero también datos sobre salud y longevidad de los animales. Por ejemplo, agrega información sobre resistencia a enfermedades respiratorias, renqueras y diarreas. “Este tipo de índices aporta mucha información al responsable de la selección y permite avanzar más rápidamente en el progreso genético del tambo”, proyectó Mast.
Cruzamientos convenientes. Luego de seleccionar las mejores hembras y reproductores hay que tratar de cruzarlos de manera correcta, es decir trazar una estrategia de cruzamientos. “Aparear las hembras adecuadas con los reproductores adecuados, en el momento adecuado”, propuso Mast.
“Seleccionar los toros adecuados a cada rodeo es importante, pero resuelve sólo el 50% de la ecuación genética; para llegar al 100% hay que seleccionar correctamente las mejores hembras del tambo y decidir si es conveniente usar semen convencional o sexado, transferencia embrionaria, etc.”, aconsejó.
Monitoreo del progreso de la estrategia. Permanentemente hay que preguntarse si se están logrando los resultados planteados como objetivos. Y después, planificar qué se podría hacer para mejorar.
“Hay distintos caminos para ver si lo que se está haciendo está llevando hacia el progreso genético”, condicionó Rebekah. Por ejemplo, una de las características que estado monitoreando Select Sires en Estados Unidos son las patas de las vacas y la predisposición a renqueras causada por dermatitis interdigital, problemas de línea blanca, foot rot, úlceras, suela delgada, etc.
Históricamente, la única herramienta disponible para predecir la posibilidad de desarrollo de renqueras era el estudio de la conformación de las patas. Con esa herramienta solo se podían hacer predicciones de escasa precisión. En cambio, mediante la prueba genómica se puede llegar a valores muy superiores de información, que permiten detectar tempranamente animales con mayor resistencia a renqueras, un rasgo con impacto directo en la rentabilidad del tambo.
Mediante la herramienta genómica se pueden conformar índices como el DWPS, de Zoetis, o el HHPS, de Select Sires, que, como se expresó, contienen información sobre producción, reproducción, salud y longevidad, con lo cual se llega a predecir la rentabilidad esperada en la vida de la vaca, de acuerdo a su composición genética. “El DWPS ha sido validado en condiciones prácticas y justifica la ganancia económica de los animales del grupo superior porque tienen mayor cantidad de partos que el promedio a lo largo de su vida útil, tienen menor incidencia de metritis y mastitis, y menor tasa de descarte”, sostuvo la especialista.
Por otro lado, los animales con alto índice DWPS aportan a la sostenibilidad de la producción ganadera por mayor producción de leche simultánea con menor producción de metano y menor uso de antibióticos.
En la parte final de su exposición, Mast recomendó: “Luego de cumplir el proceso de seis pasos de la estrategia genética, se debe repetir para una alineación continua con la industria y con los objetivos de cada tambo. Hay que volver al principio y verificar si lo que estamos haciendo es en forma correcta, y combinar el mejoramiento genético con la gestión y el manejo de la empresa para obtener resultados rentables”.