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Eliminar la Ganadería no es la Solución para Disminuir la Emisión Gases

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La eliminación de las vacas lecheras de Estados Unidos solo reduciría ligeramente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al tiempo que disminuiría el suministro de nutrientes esenciales para los humanos, aseguran investigadores de Virginia Tech al portal TheCattleSite. 

La industria láctea en Estados Unidos es enorme y aporta a las necesidades dietéticas de la gran mayoría de la población humana. Esta misma también aporta aproximadamente el 1.58% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del país.

Una solución comúnmente sugerida para reducir la producción de gases de efecto invernadero ha sido la de reducir o eliminar esta industria a favor de la producción de plantas.

Sin embargo, un equipo de investigadores de Virginia Tech se propuso descubrir el impacto real que estas vacas tienen en el medio ambiente.

Hallazgos

Los investigadores encontraron que la eliminación de las vacas lecheras de la industria agrícola de Estados Unidos solo reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero en aproximadamente 0.7%, al tiempo que disminuiría notablemente el suministro disponible de nutrientes esenciales para el ser humano.

Robin White, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Animales y Avícolas y miembro de la investigación, aseguró al medio que “hay impactos ambientales asociados con la producción de alimentos, punto. La industria láctea tiene un impacto ambiental, pero si lo mira en el contexto de toda la empresa estadounidense, es bastante mínimo”.

El investigador añadió que “asociado con ese impacto mínimo está una provisión muy sustancias de nutrientes de alta calidad, digeribles y bien balanceados para el consumo humano”.

White formó parte de un equipo que incluía a científicos del Centro de Investigación de Forrajes Lecheros de Estados Unidos, parte del Departamento de Agricultura de EEUU., y apoyó a Dairy Management Inc que examinó algunos escenarios diferentes para el ganado lechero en Estados Unidos que tomaron en cuenta las prácticas de manejo actuales, jubilación y despoblación de la industria agrícola de este país. El equipo de investigadores analizó el impacto ambiental y nutricional de tres escenarios diferentes.

Las emisiones de gases de efecto invernadero se mantuvieron sin cambios en el escenario de gestión del rebaño, en el que el ganado se convierte en una industria de exportación únicamente y el suministro de nutrientes disponible disminuye. En este escenario económicamente realista, la industria sigue siendo similar a como es ahora, pero Estados Unidos ya no se beneficia de los nutrientes consumibles humanos que proporcionan las vacas lecheras.

El escenario en el que se retiraron las vacas, donde estas vivieron el resto de sus vidas en pastizales o al aire libre, resultó en una reducción del 12% en las emisiones agrícolas y los 39 nutrientes considerados disminuidos.

El escenario de despoblación, donde se matan las vacas resultó en una reducción del 7% en las emisiones agrícolas. Treinta de los 39 nutrientes aumentaron para el escenario de despoblación, aunque varios nutrientes esenciales disminuyeron.

Un factor importante en todos los escenarios, como lo aseguró el portal mencionado, es el uso de la tierra que debe manejarse después de la extracción de las vacas. El impacto de la industria descendente debe tenerse en cuenta en los resultados del escenario. Por ejemplo, un pastizal que antes se usaba para el ganado ya no se usaría para ese recurso. Las áreas utilizadas para granos, fertilizantes cambiarían la funcionalidad.

“El uso de la tierra fue un enfoque en todos los escenarios de remoción de animales porque las suposiciones sobre cómo usar la tierra disponible si se elimina el ganado lechero influyen en gran medida en los resultados de las simulaciones”, expresó White.

El mismo investigador agregó que “si el ganado lechero ya no está presente en la agricultura de EEUU, debemos considerar los efectos agua abajo, como el manejo de pastos y tierras de cereales que antes se utilizaban para producir alimentos lácteos, la disposición de los subproductos y la obtención de fertilizantes”.

Durante mucho tiempo se ha pensado en las plantas como un método más renovable para obtener nutrientes esenciales para los humanos, pero eso requiere el cultivo de la tierra, que también produce emisiones.

Una razón importante por la que el impacto de las vacas lecheras en el medio ambiente es mínimo se debe a los avances en la industria durante los últimos 50 años o más, dijo White. Como ocurre con la mayoría de las industrias, la eficiencia mejora con el tiempo. Para producir los mismos mil millones de kilogramos de leche en 2007 que en 1944, se requirió solo el 21% de los animales, el 23% de los alimentos, el 35% del agua y solo el 10% de la tierra.

Finalmente, para White esta fue la extensión de una investigación anterior realizada en 2017 sobre la reducción de animales en la agricultura de Estados Unidos y los impactos asociados en la nutrición y los gases de efecto invernadero.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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