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Crean Programa del Vaso de Leche que Beneficiará Ganadería Nacional de El Salvador

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Durante la fase piloto del proyecto El Gobierno Salvadoreño del Presidente Mauricio Funes invertirá $1.933.980.00 en la nutrición de estudiantes de parvularia y educación básica, al tiempo que fortalecerá el apoyo a la ganadería nacional por medio de la entrega de leche 100% salvadoreña a los niños y niñas beneficiadas.

Con objetivo de mejorar la salud y el desarrollo integral de los estudiantes y elevar el rendimiento escolar, el Vicepresidente de la República y Ministro de Educación Ah-Honorem, Salvador Sánchez Cerén, junto a el Ministro de Agricultura y Ganadería, Guillermo López Suárez, firmaron un convenio de cooperación para la ejecución del Programa Presidencial “Vaso de Leche” con el cual se espera fomentar el consumo de leche fresca de los niños y niñas beneficiarios del Programa de “Alimentación Escolar” del Ministerio de Educación, contribuyendo a mejorar la dieta alimentaria con alto nivel nutricional que promoverá un desarrollo integral de la niñez.

La firma de este convenio se convierte en una importante Alianza Estratégica que permitirá resolver la problemática de los bajos precios pagados a los pequeños ganaderos y la desnutrición infantil en las escuelas donde se ejecuta el Programa de “Alimentación Escolar” del MINED, promoviendo el consumo de leche fluida salvadoreña.

El programa presidencial, en un inicio atenderá a 532 centros educativos urbanos y rurales, beneficiando con esta iniciativa a 247,903 niños y niñas de parvularia y básica.

El programa dará inicio en enero del 2011 y estará dirigido a los centros escolares ubicados en los departamentos de Ahuachapán, Sonsonate, Santa Ana, y La Libertad.

El proyecto contempla la dotación de 48 raciones por niño (a) al año, es decir se distribuirán en total unas 11,899,344 raciones de leche fluida nacional, lo que equivale a 3,173,158 botellas de leche fluida, distribución que se hará durante los meses de enero a octubre del 2001, que comprende el año escolar.

Para este emprendimiento se ha destinado una inversión de US$1,933,980.00, de los cuales el MINED aportará el 62.05% y el MAG el 37.95% de los fondos asignados para el año 2011.

Los productores ganaderos beneficiados con la fase piloto del Programa son participantes de la Sociedad Cooperativa de la Zona Norte de R.L. de C.V., representada por 15 asociaciones de ganaderos, que aglutina a unos 2,200 productores salvadoreños, ubicados en 50 municipios de la zona Nor-Occidental, atendidos por FOMILENIO a través de CHEMONICS.

Para la parte logística de recolección y entrega de leche cruda, que la empresa Ganadera de la zona Norte, tendrá que cumplir con condiciones óptimas de calidad tales como: buenas prácticas en las explotaciones lecheras, bienestar animal, nutrición, suministro de agua, confort, salud animal, higiene y manejo de la leche.

En la sala de ordeño, se debe garantizar la calidad e higiene (piso encementado, techo, área ventilada, entre otros aspectos), disponibilidad de carreteras y caminos para la recolección de leche, agua en calidad, cantidad; y electricidad, entre otros.

En lo referente a la leche recibida, debe estar libre de enfermedades infecto contagiosas como brucelosis, mastitis, tuberculosis, libre de antibioticos; libre de agua agregada, preservantes o conservadores y adulterantes.

Para su almacenamiento y transporte, la leche cruda debe cumplir con lo establecido en la Ley de Fomento de la Producción Higiénica de la Leche y Productos Lácteos y de Regulación de su Expendio y su Reglamento.

Para que los ganaderos cumplan con estas condiciones serán apoyados por FOMILENIO a través de CHEMONICS, con transferencia de tecnología en producción primaria, promoción de buenas prácticas pecuarias enfocadas a la producción de leche de calidad “A”, mejoramiento de la nutrición, sanidad y genética del hato. Asimismo se fortalecerá la gestión empresarial de los ganaderos.

El subsector lácteo nacional contribuye con un 17% al Producto Interno Bruto Agropecuario (PIB), genera alrededor de 152,000 empleos directos y 760,000 indirectos.

 

Fuente: MAG

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Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

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Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

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