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Chile Avanza en el Conocimiento del Estrés Calórico en Vacas Lecheras

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Pérdidas millonarias en producción de leche puede provocar el estrés calórico en vacas lecheras. El trabajo entre instituciones, articulado por el Consorcio Lechero (entidad que agrupa a la cadena láctea de Chile), está entregando frutos concretos al avanzar en el conocimiento nacional sobre el tema.

Altas temperaturas y la exposición prolongada al sol, sin sombra adecuada, pueden provocar desde incomodidad a la vaca hasta fuertes bajas en producción de leche, que pueden llegar hasta un 30%.

El estrés calórico puede ser resumido como un fenómeno en el cual la vaca genera más calor que el que puede disipar.

La visita del especialista israelí Israel Flamenbaum, con días de campo y trabajo con productores al alero del programa de Bienestar Animal del Consorcio Lechero, puso en la agenda durante el 2015 el estrés calórico en vacas lecheras. “Es un tema en el cual hay mucho por investigar y difundir a nivel de productores. Por eso, a través del trabajo entre instituciones estamos generando información para que se tome conciencia sobre un problema que afecta la productividad de los rebaños, pero que una vez conocido, tiene la posibilidad de ser mitigado”, explica la coordinadora del proyecto Bienestar Animal del Consorcio Lechero, Danitza Abarzúa. La participación de INIA Remehue y DeLaval han sido fundamentales en la generación de conocimiento sobre el tema en Chile. El Consorcio Lechero desarrolla este proyecto de Bienestar Animal desde 2014 con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria, FIA

¿Qués es Estrés Calórico?

Sergio Iraira, investigador de INIA Remehue, explica que existen algunos trabajos a nivel internacional que señalan que el estrés calórico provoca algunos cambios en el comportamiento de las vacas, tales como una disminución en la ingesta de materia seca, un aumento en el consumo de agua y disminuye el tiempo de rumia.  “Sumado a lo anterior y como impacto no menor  se ha determinado una disminución entre un 5% y 10% en la eficiencia de conversión de alimentos. Todos estos cambios a la larga llevan a que la producción de leche disminuya entre un 10% y 30%, aunque la magnitud de esta caída en la producción está relacionada con la intensidad de estrés calórico y el tiempo de exposición. Algunas mediciones han registrado una caída en la producción de 0,3 lt/hr de exposición a estrés calórico”.

El estrés calórico, explica, no es sólo consecuencia de una alta temperatura ambiente sino que es el resultado de la combinación entre ésta y la humedad relativa (HR). Así, por ejemplo, se puede hablar de condición de estrés cuando se presente alguna de las siguientes combinaciones: 25,5 °C y 20% HR; 22,5°C y 50%HR o bien 20 ,0°C y 80% HR.

Y, al contrario de lo que podría sostenerse, el estrés calórico puede afectar a distintas zonas productivas. Por ejemplo, en el sur de Chile. “Al respecto es importante señalar que en base a los registros de temperatura y humedad relativa de los últimos cinco años obtenido de las distinta estaciones meteorológicas ubicadas entre la XIV y X Región se ha determinado existen condiciones de estrés calórico durante el mes de enero  y febrero principalmente. Esto no se trata de poner alarmas a los productores, sino mencionar que es un problema que está presente en el verano y que es importante considerar algunas normas de manejo que pueden reducir su impacto sobre la producción y reproducción de las vacas”.

INIA Remehue, en una primera etapa está en la misión de definir o cuantificar el problema de estrés calórico en las distintas macrozonas lecheras del país, información que se genera a partir de los registros obtenidos en www.agromet.inia.cl. A nivel nacional, explica Iraira, se han llevado a cabo algunos estudios en la VIII Región, evaluando principalmente bajo condición de estabulación. Al respecto, durante el año 2015 y 2016 se han implementado algunos experimentos que dirigidos a cuantificar el impacto del estrés calórico en sistemas pastoriles tradicionales de la X Región. “En esta evaluación se han considerado algunas alternativas de manejo que permitan reducir el impacto de este estrés bajo condición de pastoreo, información que esperamos poder entregar en un corto plazo, obviamente antes del próximo periodo estival”.

El investigador de INIA Remehue, Rodrigo Bravo agregó que la determinación de zonas de mayor o menos estrés calórico permitirían establecer los riesgos de ocurrencia de eventos de este tipo, cuantificando el momento del año de ocurrencia de estos fenómenos,  la frecuencia, la intensidad y la duración. Con esta información el productor ganadero puede evaluar qué medidas de manejo se adecúan mejor a su realidad local para evitar o mitigar los efectos sobre el negocio ganadero.

Por ejemplo, agrega Bravo, si las condiciones son para eventos de alta intensidad, duración y frecuencia, es probable que al productor le sea conveniente adquirir equipamiento permanente invirtiendo recursos en la mitigación de los efectos del estrés calórico. En cambio, si los eventos son menos frecuentes, de poca intensidad y duración quizás con medidas de manejo (más agua, sombra, etc) sea suficiente para solucionar el problema. Lo importante es que el productor pueda disponer de dicha información, sepa interpretarla y aplicarla a la realidad de su negocio.

“Lo que se está haciendo es utilizar los datos de la red agrometeorológica de INIA, principalmente temperatura y humedad relativa, para calcular el índice de estrés calórico en animales bovinos. La red posee más de 100 estaciones en todo el país y entre las regiones Metropolitana a Los Lagos, cerca de 70, lo que permite monitorear en tiempo real las condiciones ambientales. Esta red posee en su mayoría más de 5 años de datos horarios, lo que nos permite estimar una zonificación del índice de estrés calórico y señalar, con una buena aproximación, las localidades o territorios donde han sido más frecuente  los eventos de alto índice de estrés calórico en los últimos años, y generar otros indicadores como duración e intensidad de los mismos. Si complementamos con la información de las macrozonas lecheras definidas por los estudios realizados en el marco del Consorcio Lechero, lo que se espera obtener es un marco de orientación para los productores lecheros respecto a la ocurrencia de eventos de estrés calórico que les permita orientar sus decisiones, dadas las características de intensidad y duración”.

Las Medidas

Enrique Bombal, médico veterinario de DeLaval, explica que no existía información a nivel nacional ni se ha tomado conciencia sobre el tema. “Hoy, claramente podemos decir que las vacas sometidas a períodos de estrés calórico en Chile, disminuyen su performance productivo, describiéndose distintos efectos negativos que debiesen tener presente los productores, entre los que sobresalen una disminución significativa de la producción de leche, una disminución de la grasa y la proteína láctea, el incremento en el recuento de células somáticas en la leche, una caída en parámetros reproductivos (en la tasa de concepción y en la detección de celos), aumento en la tasa de descarte involuntario de animales, una disminución de la eficiencia nutricional y un aumento de la tasa de problemas de salud general y de salud de la ubre”.

El estrés por calor, informa Bombal, puede ser definido como una condición en la cual el animal es incapaz de mantener un equilibrio entre la producción y las pérdidas de calor corporal, que influye en el comportamiento y en los parámetros fisiológicos y productivos, disminuyendo marcadamente el bienestar animal. “Cuando la vaca está sometida a estrés calórico, su comportamiento se ve afectado mostrando una disminución de su actividad general, disminuyendo la rumia, incrementando el consumo de agua, se reduce el consumo de alimento (materia seca), tienden a buscar sombra y los pisos húmedos, así como zonas de ventilación natural. Además, las vacas tienden a estar paradas y por su comportamiento de grupo y por ser “un animal presa” tienden a estar “amontonadas”, lo que complica aún más la disipación de calor”.

Lo importante es que es posible mitigar el estrés calórico. Dentro de las estrategias más importantes y prácticas, cuenta Enrique Bombal, está el considerar una mejora en las instalaciones, destacando primeramente la disponibilidad de sombra para los animales en cantidad suficiente para reducir la radiación solar directa, mejorar las prácticas nutricionales y dentro de este punto considerar la disponibilidad de agua. “Además, hoy debemos considerar la implementación de “métodos de enfriamiento eficiente” para vacas, los cuales incluyen sistemas de ventilación más aspersión, utilizamos la evaporación del agua de la superficie corporal para disipar el calor, en ambientes como el patio o la sala de espera y a nivel de la línea de comederos, y de forma adicional considerar implementar sistemas de ventilación forzada en la zona de las camas o echaderos y a nivel de la sala de ordeña”.

Día de Campo Estrés Calórico

Este proyecto de Bienestar Animal realizará un día de campo en la Granja Educativa de Lonquén (Región Metropolitana) denominado “Estrés calórico y bienestar animal en rebaños lecheros de Chile”.

Esta actividad se realizará este martes 29 de marzo, desde las 9 horas, con el apoyo de la empresa Bayer. Los expositores serán Sergio Iraira (Inia Remehue) con la charla “Estrés calórico en Chile, ¿mito o realidad?”; Enrique Bombal (DeLaval) con “Recomendaciones para evitar los efectos del estrés calórico en vacas lecheras y resultado de aplicaciones prácticas en el predio Granja Educativa de Lonquén”; y, finalmente, el especialista colombiano, Ricardo Mora, con la exposición“Experiencia en indicadores de bienestar animal y bienestar en el mercado mundial”.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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