Según varios estudios, la alergia a la leche de vaca tiene una prevalencia de menos del 1% en niños. Se sugiere que las pautas desarrolladas para ayudar a los profesionales, médicos no especialistas, los conducen a establecer de manera equívoca síntomas que son normales, resultando en un sobrediagnóstico que lleva esa cifra hasta el 14%. Un poco excesivo para tratarse de un margen de error
El Clinical & Experimental Allergy es el Diario Oficial de la Sociedad Británica de Alergia e Inmunología Clínica, y publica observaciones clínicas y experimentales sobre enfermedades en todos los campos de la medicina en los que la hipersensibilidad alérgica esté presente. En esta oportunidad accedimos a un estudio que publicaron acerca de la alergia a la leche de vaca en niños y su sobrediagnosticación.
Según varios estudios, la alergia a la leche de vaca tiene una prevalencia de menos del 1% en niños. Se sugiere que las pautas desarrolladas para ayudar a los profesionales, médicos no especialistas, los conducen a establecer de manera equívoca síntomas que son normales, resultando en un sobrediagnóstico que lleva esa cifra hasta el 14%. Un poco excesivo para tratarse de un margen de error.
El Clinical & Experimental Allergy es el Diario Oficial de la Sociedad Británica de Alergia e Inmunología Clínica, y publica observaciones clínicas y experimentales sobre las enfermedades en todos los campos de la medicina en los que la hipersensibilidad alérgica esté presente. En esta oportunidad accedimos a un estudio que publicaron hace unos días acerca de la alergia a la leche de vaca en niños y su sobrediagnosticación.
Mucha de la sintomatología establecida es común en la vida de los bebés y no responde necesariamente a una patología, por ejemplo el llanto excesivo, el reflujo y las deposiciones blandas. La mayor preocupación es que los síntomas normales en el 78% de los infantes a los 3 meses de edad se etiqueten como un problema médico potencial.
Las pautas guía están dirigidas a los médicos de atención primaria, y en ellas se enumeran los síntomas que pueden estar asociados con la alergia a la leche de vaca leve, moderada y grave, y se recomienda una mayor sospecha cuando estos signos son múltiples, persistentes, graves o resistentes al tratamiento.
Es tal la psicosis generada alrededor de la sospecha de una posible alergia a la leche de vaca que resulta en un aumento injustificado de las prescripciones médicas de leches de fórmula especializadas. No es un dato menor la mención de que un gran porcentaje, 81% para ser precisos, de los autores que han diseñado estas pautas están financiados por alguna empresa fabricante de sustitutos de la leche de vaca, lo que hace que resulte como mínimo sospechoso el gran aumento de diagnósticos apresurados. Se está trabajando para examinar si los conflictos de intereses influyen en sus recomendaciones, en sus guías clínicas, y en sus artículos de opinión y de revisión.
Por otra parte, la inferencia de que la transmisión de la proteína de la leche de vaca a través de la leche materna podría estar induciendo síntomas en su bebé conlleva el peligro real de socavar la confianza de una mujer en lactancia y su voluntad de continuar con ella, o la obligue a una dieta llena de restricciones innecesarias, sin mencionar que dejar de observar a un niño por síntomas persistentes equívocos sobre determinada afección hará que se dejen de investigar otras posibles patologías que los causen.
En respuesta a las críticas a estas guías como promotoras del sobrediagnóstico, sus autores dicen que los síntomas leves, transitorios o aislados no deben ser sobre interpretados y que el diagnóstico debe considerarse cuando los síntomas son múltiples, significativos, persistentes y resistentes al tratamiento. Sin embargo, los síntomas múltiples no están definidos, son altamente subjetivos, y la percepción de importancia puede diferir dramáticamente entre el médico y la familia. La persistencia tampoco está especificada y podría decirse que la mayoría de los padres que asisten a su médico general debido a tales síntomas lo harán porque ya los perciben como significativos y persistentes.
La percepción excesiva de las alergias alimentarias es de larga data, y se supone que la existencia de una guía de parámetros es más beneficiosa que ninguna guía, pero deben estar respaldadas por datos sólidos para evitar daños por sobrediagnóstico que excedan el daño que buscan prevenir.
¡Consumir lácteos hace bien!