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En Argentina desarrollan el primer equipo pasteuriza leche envasada

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El sistema envasa leche fluida, la pasteuriza y la enfría al punto de garantizar condiciones óptimas de inocuidad para su comercialización en circuitos de proximidad. Fue diseñado por especialistas de la UBA y del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar del INTA en la Región Pampeana.

Si bien el Código Alimentario Argentino prohíbe la venta de leche no pasteurizada para consumo desde 1963, estudios del sector indican que es una práctica registrada en todas las cuencas lácteas del país y estiman que el 15 % del mercado nacional de leche pertenece al sector informal, categoría que comprende a los circuitos cortos de producción y consumo de leche fluida sin pasteurizar. Por su parte, en países en vías de desarrollo como los de América Latina, se calcula que el mercado informal alcanza el 80 %.

Frente a esta problemática, especialistas del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar del INTA (IPAF) Región Pampeana y de la UBA desarrollaron un equipo el primero del país que envasa leche fluida, la pasteuriza y la enfría al punto de garantizar condiciones óptimas de inocuidad para su comercialización directa en las zonas de proximidad. La novedad del sistema radica en que la pasteurización se realiza dentro del envase utilizado para la comercialización.

Marcos Hall, director del IPAF Región Pampeana, destacó el impacto productivo y social de la innovación: “Comprende desde el trabajo de las familias, que son las adoptantes directas de la tecnología, hasta los consumidores de leche, sumado a una articulación de actores públicos y productivos, cuyas agendas de trabajo se alinearon en respuesta a una demanda social de primera necesidad, como es el acceso a la leche”.

El consumo de leche sin una pasteurización controlada puede provocar el contagio de enfermedades zoonóticas como tuberculosis y brucelosis, y la ingesta de escherichia coli a través de alimentos, una de las causas del Síndrome Urémico Hemolítico en poblaciones de alto riesgo, como niños menores de cinco años.

Sergio Justianovich, investigador del IPAF Región Pampeana, detalló que el sistema promueve la humanización del trabajo y la mayor eficiencia de los sistemas productivos lácteos regionales. “Como innovación, brinda la posibilidad de formalizar la producción existente y asegurar la calidad e inocuidad de la leche obtenida, a través de un equipo que tiene costos operativos muy competitivos frente a los costos de elaboración de otros productos”, explicó.

Diseñada como alternativa para la pequeña escala, la tecnología fortalece las cadenas cortas de agregado de valor con beneficios para productores y consumidores, debido a que un litro de leche comprada en origen cuesta hasta un 40 % respecto del precio de góndola. En tanto, el productor obtiene un 400 % más de rentabilidad que si la vende a la industria.

De acuerdo con Edurne Battista, quien también trabaja como investigadora en el IPAF Región Pampeana, la innovación “contribuye a la producción de alimentos sanos dentro de las economías regionales, al tiempo que genera condiciones para descentralizar las producciones y fomenta mercados de proximidad más eficientes desde el punto de vista de la calidad de los alimentos y desde la dimensión energética”.

Innovación única en el país

Basado en el principio de funcionamiento de la pasteurización en bolsa, el equipo desarrollado por el INTA y la UBA fue proyectado para circuitos de comercialización en los que la leche recorre cerca de 20 kilómetros entre el productor y el consumidor, cuando la media para un circuito de cadena larga es de 750 kilómetros.

“La pasteurización en bolsa ha sido experimentada y validada en diferentes partes del mundo, impulsada por el Departamento de Lechería de FAO desde el año 2000, bajo la denominación sistema de pasteurización Milkpro”, especificó Justianovich.

A diferencia de los equipos convencionales que pasteurizan la leche cruda en un módulo y después la envasan en otro, el modelo patentado por el INTA y la UBA invierte los pasos –envasa y pasteuriza ya leche envasada–, en una secuencia que evita la recontaminación después de la pasteurización.

Debido a que es la primera vez que se utiliza este principio en el país, tanto el equipo como el proceso representa una novedad y requirieron la aprobación de la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) a fin de validar el método de pasteurización en base a lo indicado en el Código Alimentario Argentino (CAA).

Fernando Ocampo, investigador del IPAF, indicó que el modelo presentado es también una alternativa tecnológica novedosa para la producción láctea a baja escala, si se tiene en cuenta que la mayoría de los equipos que se comercializan para envasar y pasteurizar leche están proyectados para volúmenes de procesamiento de mediana y gran escala.

Por su parte, Gervasio Cieza, técnico de la agencia de extensión rural del INTA en San Vicente Buenos Aires, destacó que el sistema tiene una capacidad de procesamiento de 20 litros por ciclo por hora, definida a partir de una serie de talleres realizados en establecimientos lácteos junto con los productores. En tanto, los equipos de menor capacidad de procesamiento disponibles en el mercado nacional tienen un potencial de trabajo de 300 litros por hora.

El antecedente más cercano al sistema desarrollado es un prototipo construido por el Comité Ejecutivo de Desarrollo e Innovación Tecnológica (CEDIT) en Misiones, que se adapta a la pequeña escala (10 litros por ciclo) y funciona de manera convencional.

A diferencia de su antecedente, el equipo desarrollado por el INTA y la UBA incorpora aspectos de inocuidad en la etapa de envasado y mejora la calidad de la leche, a partir de la posibilidad de automatizar esta etapa.

Gabriela De Noya, investigadora del Instituto de Tecnología de Alimentos del INTA, explicó que las evaluaciones de calidad del producto indicaron que la leche es apta para consumo y que, luego del tratamiento de pasteurización, su Vida Útil Sensorial es de 8,5 días y la Microbiológica de siete días, parámetros que exceden el límite estipulado por el CAA que limita su consumo al día cinco. “Este resultado se obtuvo en leche almacenada a 8 °C, temperatura más desfavorable admitida por el CAA”, especificó De Noya.

La importancia de hacer alianzas

El proyecto se inició en 2011 a través de un convenio de Comisión de Estudios entre el IPAF Región Pampeana y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. Este diseño se basó en el modelo desarrollado por el CEDIT, organismo con el que se mantiene una relación de cooperación técnica hasta la actualidad.

Con participación activa de diseñadores industriales e ingenieros mecánicos, se construyó el primer prototipo experimental y en 2016 comenzaron a realizarse los estudios centrados en la usabilidad, a partir del análisis de los tres módulos que componen el sistema. También se verificó el comportamiento mecánico, eléctrico e hidráulico.

Posteriormente, entre 2017 y 2018, los módulos de pasteurizado y enfriado fueron evaluados en condiciones de laboratorio en el Instituto de Tecnología de Alimentos del INTA. Las pruebas se realizaron bajo los métodos establecidos en el CAA.

Por estos días, se avanza en la firma de un convenio de transferencia con dos pymes de Entre Ríos pertenecientes a la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinarias para la Agricultura Familiar que construirán los primeros equipos comerciales.

Manual de funcionamiento

El sistema está compuesto por tres módulos de ensachetado, pasteurizado y enfriado, respectivamente–, conectados por cuatro canastos que contienen las bolsas de polietileno preformadas con el objetivo de facilitar su manipulación durante el proceso.

El procedimiento requiere el trabajo de una persona y consiste en dosificar la leche cruda en las bolsas de polietileno, a través de la puesta en funcionamiento de una bomba que dosifica un litro desde el tanque hasta el envase. Los envases son inmediatamente sellados, tratados a 63 °C durante 30 minutos en un pasteurizador batch.

Luego, se colocan en un batch de 40 litros de agua a 16 °C durante cinco minutos para bajar la temperatura a 30 °C y, finalmente, son enfriados durante 25 minutos más en otro batch de iguales condiciones que el primero, pero con el agregado de 8,5 kilos de hielo. A continuación, se conservan en la heladera a la temperatura de referencia (8 °C) indicada por el CAA.

El tamaño de los módulos (ancho, largo y alto) y su interfase (acciones necesarias asociadas con el uso) están diseñados para ubicarse en una mesada convencional de una sala de procesamiento de alimentos.

En el diseño, también se tuvo en cuenta que sea de fácil limpieza y, bajo esta premisa, la única parte que está en contacto directo con la leche es la unidad utilizada para el llenado del sachet. “Este último aspecto repercute en una relación muy baja entre litros de leches procesados y efluentes generados (1/0.1 litros)”, valoró Raquel Ariza, investigadora de la carrera de Diseño Industrial de la UBA.

El sistema está diseñado para poder construirse en talleres especializados en el rubro alimenticio/lácteo, con materiales y mano de obra local, y uso de partes estándar, a fin de disminuir los costos de fabricación y logística y de facilitar las reparaciones en el lugar.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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