Para que el grano cosechado cumpla los requerimientos para satisfacer de manera adecuada la demanda de nutrientes y materia seca para que los animales entreguen una leche de buena calidad es cumplir ciertas exigencias que consideran la elección de la semilla y la fertilización.
Para que el grano satisfaga eficientemente la demanda de nutrientes y materia seca de los animales, es aconsejable tener en cuenta una serie de parámetros para que el producto que se coseche sea de utilidad para la producción lechera.
Uno de estos tiene que ver con la elección de la semilla, ya que la genética de híbridos de maíz es lo que marcará el potencial del cultivo. En este sentido, lo mejor es elegir un híbrido de genética para ensilaje o “silera” como se le suele llamar.
Tal semilla se debe sembrar en dosis variables, ya que si bien se pueden sembrar entre 110 mil a 120 mil semillas por hectárea, en el último tiempo se está sembrando 160 mil semillas por hectáreas en las zonas estratégicas del predio, donde el suelo puede ayudar a obtener mejores resultados. Esto deberá ser evaluado por el asesor respectivo.
Fertilización es clave
Una fertilización adecuada optimizará los resultados de la cosecha. Para conseguirlo es clave utilizar mezclas con nitrógeno, fosforo y potasio (NPK) en una mezcla de 17-20-20, aunque lo más recomendable es un análisis de suelo para saber con más exactitud la mezcla ideal.
Una recomendación específica para el nitrógeno es aplicarlo a través de fertirriego con pivote —junto con urea o nitrógenos de liberación lenta— lo que permitirá dosificar eficazmente su aporte durante el desarrollo del cultivo.
Esto ayudará a aumentar los rendimientos del maíz, considerando que en la zona central el rendimiento promedio por hectárea es de 60 toneladas de materia verde/ha, mientras que otros predios sobrepasan las 80 toneladas.
Mientras mayor sea la producción de toneladas de materia verde por hectárea, menor será el costo por kilo de ensilaje de maíz en la ración final.
Cuándo cosechar
En el proceso de cosecha, que inicia alrededor de 145 o 155 días después de la siembra, se suelen cometer errores, como cosechar a destiempo, que afectarán la producción de carne o de leche durante todo el año.
El momento ideal de cosecha para el maíz que será destinado a ensilaje es cuando alcanza una concentración de entre 36% a 40% de materia seca (MS), debido a que en tal momento el almidón —nutriente energético que se busca en el ensilaje de maíz— está en concentraciones cercanas al 40%.
Para identificar dicho momento, lo recomendable es realizar una medición del cultivo a través de análisis de laboratorio, aunque próximamente llegará al país la tecnología de espectroscopia de reflectancia a través de infrarrojo (NIRS, por sus siglas en inglés), que permitirá realizar dicho estudio en terreno.
Otro parámetro nutricional para cosechar es que la madurez esté en un punto donde la digestibilidad de la FDN (lignina, celulosa y hemicelulosa) ocurra a las 30 horas.
Para saber esto, se debe colocar el ensilaje en un medio con contenido ruminal y medir la digestabilidad de la lignina, celulosa y hemicelulosa —que componen la pared celular de los vegetales— e ir revisando la cantidad de tiempo en la que esta es digerida.
Lo ideal es que dicha digestión ocurra después de 30 horas tras haber colocado el contenido ruminal con el ensilaje.
Este proceso también es conocido como digestibilidad «in vitro».
Esto es de gran relevancia ya que, si el cultivo se cosecha muy maduro, la lignina aumenta, dejando a los carbohidratos estructurales, celulosa y hemicelulosa, menos disponible para la digestión de la microbiota ruminal.
Para determinar el momento exacto de cosecha se deben equilibrar estos tres elementos —lignina, celulosa y hemicelulosa —de forma exacta, lo que podrá determinarse con ayuda de un asesor.
Crackeo del maíz
Al momento de la cosecha, el maíz deberá ser “crackeado” o picado por la máquina, lo que partirá o aplastará al grano y, así permitirá que el almidón quede disponible para el resto del proceso.
Sin embargo, para que el proceso sea eficiente es recomendable que, al momento de la cosecha y de la pica, se aplique en la misma máquina inoculantes bacterianos, idealmente Lactobacillus sp en combinación con otro tipo de bacterias benéficas, los que ayudarán a disminuir rápidamente el pH a 4, lo que otorgará una mayor estabilidad al ensilaje.
Además, es importante que también se añada Lactobacillus Buchneri, lo que ayudara a disminuir la cantidad de hongos presentes en el maíz.
Sellado del maíz
Una vez que el ensilaje está listo debe sellarse cubriéndolo con un plástico de tipo SiloBarrier, que corresponde a uno transparente que se adhiere a la capa más externa del ensilaje, produciendo un efecto parecido al de cubrir la comida antes de guardarla en el refrigerador.
Sobre este plástico se debe añadir una capa de polietileno de alta densidad —de unas 150 micras a lo menos— y de color negro, aunque también se pueden utilizar los que son de color blanco por uno de los lados y negro por el otro.
Esta combinación creará un ambiente de poco oxígeno o anaeróbico en el ensilaje, ayudando a evitar que este pierda sus propiedades nutritivas a causa de la acción oxidativa del aire.
Es importante tomar precauciones para evitar que el viento levante estas coberturas, colocando, por ejemplo, neumáticos u otras estructuras.
Una vez completado este proceso, se deberán esperar, a lo menos, 3 semanas para que el material ensilado se estabilice y pueda ser entregado a las vacas para su alimentación.
Dosis recomendada
En relación a las raciones de ensilaje de maíz para vacas lecheras, estas dependerán del momento fisiológico en el que se encuentren los animales.
Por ejemplo, en lactancia, se pueden entregar entre 15 a 22 kilos de ensilaje de maíz por vaca al día. Tal dosis, en una vaca promedio, representa solo entre un 30 a 40% del total de la materia seca que requiere diariamente.