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Una Experiencia de Lechería Ambientalmente Responsable en Bolivia

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Hacienda ganadera en Bolivia creó un sistema de métodos biológicos naturales que garantiza la calidad de sus productos; manteniendo el equilibrio entre la naturaleza y los seres vivos, toda una política medioambiental.

A partir de las cuatro de la mañana se inician las actividades en la Granja Modelo de Pairumani en el departamento boliviano de Cochabamba. A paso lento unas 110 vacas dejan sus establos y van camino a la sala de ordeño, donde se quedarán una hora y media acompañadas por la música de la radio y los trinos de las aves que anuncian la llegada de un nuevo día.

Una a una las tetillas de las vacas son limpiadas y desinfectadas para controlar la higiene durante el proceso del ordeño.

Los equipos de succión son hábilmente colocados en los pezones y comienzan a funcionar sin hacer daño al animal y para hacer más agradable su estancia; los cuidadores les proporcionan infusiones de hierbas que las mantienen ocupadas y calmadas durante su tiempo de ordeño.

Se estima que cada vaca provee unos 22 litros de leche por día, es decir el hato produce un promedio 2.000 litros por día. Toda esta producción sale al mercado interno de Cochabamba.

La granja Modelo de Pairumani de la Fundación Simón I. Patiño es pionera en la producción de leche biológica de alta calidad y de productos lácteos derivados como yogur y quesos frescos.

Y es que todas las actividades de la Granja se basan en la relación y el cuidado que se debe proporcionar al ciclo suelo-planta-animal; esta cadena sigue los métodos biológicos naturales, convirtiéndola en un centro de referencia agroecológico del país.

La Granja

Esta granja es un centro de referencia de la raza bovina lechera frisona Holstein y además un modelo del cultivo agrobiológico que respeta el medio ambiente.

El director administrativo y de planta, Hugo Maldonado, señala que este modelo encierra toda una filosofía de pensamiento y acción.

La cadena de producción se inicia con el área de cultivo de tierras de la hacienda. “La superficie de la granja es de 500 hectáreas, de las cuales 200 están destinadas a cultivos. Del total, el 60 por ciento de la tierra está destinada al cultivo de maíz y el 40 por ciento restante al cultivo de alfalfa, avena, linaza y otros alimentos complementarios para el ganado”, explica.

De acuerdo a Maldonado la metodología de trabajo que se emplea, en el campo de la agricultura orgánica, es considerada como pionera en Latinoamérica.

“Las tierras en las que se cultiva el alimento del ganado no utilizan abonos de síntesis, -los cuales son altamente sulfatados, nitrogenados o con amoniaco. En su lugar se recoge todo el residuo solido del ganado y se hace compost. Una vez finalizada la época de maceración este producto es utilizado para abonar la tierra; de esta manera se garantizan los nutrientes”, añade Hugo Maldonado.

El mismo modelo se aplica en el área del reino vegetal, pues no usan plaguicidas, pesticidas y químicos de síntesis.

La Granja tiene la facultad de generar sus propios agentes de fumigación con los que controlan las plagas, enfermedades y los hongos en los cultivos. Finalmente, el cuidado del ganado vacuno también sigue un proceso exigente de control, para mantener el ciclo de equilibrio y convivencia con la naturaleza.

Para mantener el ciclo de trabajo, la granja cuenta con 60 empleados. La mayoría dedicado a la agricultura, un segundo grupo al sector de ganadería, para el control del ganado y atención en los aspectos sanitarios y técnicos; finalmente la planta de lácteos cuenta con siete personas calificadas.

De Becerros a Vaquillas 

Hugo Maldonado señala que el cuidado de la raza bovina lechera frisona Holstein comienza desde la concepción, porque aunque cuentan con un semental, llamado “Veloz”, -cuyo peso asciende a unos 800 kilogramos y que desprende feromonas al ambiente para estimular y cuidar los ciclos de celos en las vacas- solo el 20 por ciento procede de monta natural, pues la Granja prefiere trabajar con inseminaciones artificiales, muestras que adquieren de Canadá o Colombia.

“El proceso de inseminación está acreditado por la Asociación del Criadores de la Raza Holstein de Bolivia (ACROBOL). Las vacas viven hasta 13 años y tienen un nivel aceptable de ocho alumbramientos, porque se respeta al animal”, asegura Maldonado.

Una vez que pasan los nueve meses de gestación las vacas son separadas para su alumbramiento. En el sector de maternidad la vaca se queda junto a su becerro una semana y luego se los separa en cubículos ergonómicos, -que siguen la modalidad de rebaño- por un mes. Este modo de crianza les permite congeniar y socializar con su especie en condiciones naturales.

En este periodo los becerros son alimentados con el calostro de la madre, mezclado con manzanilla y miel de abejas. Este alimento diario fortalece su organismo para salir a los establos y ahí soportar las inclemencias del tiempo.

Actualmente, la Granja Modelo de Pairumani cuenta con 240 cabezas de ganado, de las cuales 110 vacas se encuentran en etapa de producción. El resto está dividido en varios ambientes, -terneras de 6 a 12 meses, de 13 a 24 meses y las vaquillonas que ya pueden ser reproductoras-. Estas últimas aun gozan de paseos a campo traviesa, pero cuando ingresan al ciclo de producción lechera ya no dejan el establo.

“Para obtener una buena producción de leche, la vaca debe estar tranquila, por eso ya no sale, pues hasta un bocinazo la puede estresar y esto daña la cadena de producción o puede producirles mastitis”, afirma Maldonado.

Lechería 

En 1917 la Granja dio los primeros pasos en la lechería. Las primeras cabezas fueron de raza criolla, pero en aquel entonces Simón I. Patiño adquirió 600 cabezas de la raza bovina lechera frisona Holstein; a partir de entonces esta especie se extendió al país.

En 1927 se creó la primera planta de leche de Bolivia y es a partir del 2000 que se inició el cambio hacia una granja orgánica. El 2003 la Granja Modelo de Pairumani sacó al mercado los primeros envases de leche, yogur y queso, logrando hacerse de un mercado de consumo interno muy importante.

El director administrativo y de planta, Hugo Maldonado, afirmó que la Granja obtuvo la certificación internacional de Granja Orgánica, que permitirá etiquetar sus productos con la denominación de productos agro biológicos, una acreditación que le podría permitir sacar su producto a la Comunidad Europea; aunque esa alternativa no está en sus planes.

“No tenemos la capacidad de producción para exportación, pero además tenemos la filosofía de que estamos creando un producto hecho en Bolivia, por bolivianos y para el consumo de los bolivianos”, asegura Maldonado.

En Latinoamérica hay pocos productos con las características de la leche Pairumani.

La Granja Modelo de Pairumani tiene dos momentos de ordeño, a las 4:00 a.m. y a las 16:00. La leche extraída se comienza a procesar con 10 horas de diferencia.

A partir de ese momento el Jefe de Planta analiza los requerimientos del mercado, en cuanto al tipo de producto que tiene mayor demanda.

Los productos de alta calidad biológica que se comercializan, principalmente derivados lácteos son: leche, yogur bebible, sin azúcar o con frutas naturales, de frutilla, manzana, durazno, piña y coco, y queso semimadurado. Todos están libres de agentes químicos de síntesis.

De igual manera hay que recordar que la Granja participa en el programa gubernamental Subsidio Prenatal y de Lactancia Materna, ofreciendo a las futuras madres subvenciones para el consumo de leche y de productos derivados durante los tres últimos meses de la gestación y hasta un año después del nacimiento del bebé.

Comercialización

Actualmente, los productos de la Granja se comercializan a nivel departamental, pero se está tratando de llegar a otros mercados. Es que la cadena de respeto a la naturaleza culmina en el cliente, quien debe recibir un producto de calidad.

“Los productos no cuentan con agregados químicos ni conservantes, esta es la única forma de mantener la calidad del producto”, dice Hugo Maldonado.

La cadena de frío es uno de los motivos para que el producto no sea comercializado masivamente, tanto en el departamento como a nivel nacional.

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    Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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    Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

    En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

    Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

    Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

    En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

    Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

    Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

    El Estudio

    En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

    Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

    Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

    Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

    También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

    Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

    También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

    Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

    El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

    También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

    “Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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