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Tecnologías para la Salud, Reproducción y Bienestar del Ganado

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La mejora en la precisión y el precio de los sensores ha popularizado los dispositivos de monitorización no solo para las personas. Diversas compañias de AgTech o ganadería de precisión trabajan en soluciones para vigilar la salud del animal, mejorar la productividad o facilitar las tareas ganaderas.

La vida de los ganaderos que gestionan una granja de vacas lecheras suele estar marcada por una dura rutina, invariable sea el día de la semana que sea, y que comienza antes del amanecer para atender el ganado: gestionar el ordeño, comprobar lo que han comido, asegurar el suministro de agua, vigilar la salud de cada animal… Una labor intensa en horas, mano de obra y especialización.

Sin embargo, la tecnología ha ido proporcionando sistemas que ayudan llevar a cabo todas esas tareas de forma más eficiente, más inteligente y, por qué no, más cómoda. Los sistemas de ordeño automático han ido evolucionando hasta permitir que las vacas prácticamente se ordeñen solas. Por ejemplo, un establo con compartimentos en los las vacas entran y salen a voluntad, y que está dotado de un sistema de láseres y cámaras 3D que guían un brazo robótico hasta las ubres de las vacas para ordeñarlas.

Vigilar la Salud y Bienestar Animal

Ahora, a estos sistemas, se unen nuevas soluciones como los wearables, que permiten monitorizar multitud de indicadores de la salud y la vida del animal. Antes, para saber si un animal estaba enfermo, había que vigilar su aspecto, su forma de comer… y se suelen tardar días en ver los síntomas. A veces, con consecuencias fatales. Ahora, con estos collares conectados, similares a las populares pulseras que muchos utilizamos para controlar nuestro ejercicio o nuestra dieta, el ganadero puede comprobar al minuto si algún animal se está comportando de forma anormal, y averiguar si tiene algún problema de salud antes de que ella misma lo note.

Cada collar, de la casa Lely, lleva instalado un podómetro, que permite controlar la actividad de la vaca y la velocidad a la que rumia, y un transponedor. Este dispositivo permite que el animal cuando entra en el compartimento sea reconocido automáticamente por el robot ordeñador para ajustar los parámetros a sus características especiales.

La popularización de estas pulseras de monitorización ha hecho que estos dispositivos sean cada vez más fiables y asequibles, y que puedan convertirse en una opción para afrontar algunos de los retos a los que se enfrentan los ganaderos: el incremento de los costes de producción, la dificultad para encontrar mano de obra cualificada y la propia edad de los ganaderos o la lenta renovación generacional.

Estas nuevas tecnologías permitirían a los responsables de la granja gestionarla con un menor número de trabajadores, o con menos experiencia ya que pueden confiar en datos precisos proporcionados tanto desde el campo, como desde los propios animales.

Este tipo de soluciones se enmarca dentro de la tendencia hacia la agricultura de precisión, utilizando la tecnología para obtener datos super precisos con los que mejorar la eficiencia. Estas posibilidades, aplicadas al mundo del ganado puede favorecer el interés de las nuevas generaciones que buscan otro estilo de hacer las cosas y, por qué no decirlo, mejorar las condiciones de vida de esta actividad. Generaciones más formadas, que buscan innovadoras formas de gestión, y beneficiarse de las ventajas que la tecnología móvil, la monitorización remota y la robotización aportan a la hora de flexibilizar la exigente vida del granjero.

Efectividad en la Inseminación

Los investigadores han observado que cuando la vaca entra en celo, se mueve y se agita de forma particular. Pero este periodo apenas dura 12-18 horas cada 21 días. Para identificar el mejor momento de preñar a una vaca, la japonesa Fujitsu ha desarrollado un sistema llamado Gyujo, que también usa un podómetro. Esta actividad, registrada y monitorizada ha permitido a los usuarios de este sistema elevar el ratio de detección de celo desde un 55% hasta un 95% ,y mejorar las tasas de embarazo desde el 40% hasta el 67%. Cuando un animal entra en periodo de celo, se envía una alerta al Smartphone o al ordenador del ganadero para que prepare la inseminación. El sistema llega a tal precisión que es capaz de indicar la el momento óptimo para conseguir el embarazo, e incluso cuándo hacerlo para conseguir un macho o una hembra.

Otras empresas y startups están trabajando en esta especie de Fitbits para ganado con las que detectar mejor las enfermedades, mejorar el bien estar de los animales, mejorar su productividad y, en última instancia, ahorrar costes y reducir los riesgos para los humanos.

Quantified Ag está probando una etiqueta que monitoriza la temperatura y otros signos vitales así como el movimiento del animal. Estos datos se transmiten de forma inalámbrica a una central donde se analizan estos datos en busca de irregularidades. Se sustituye la observación humana de forma que evitamos que los animales oculten los síntomas.

Vital Herd ha desarrollado una e-pildora que se aloja en el estómago rumiante y controla el ritmo cardiaco, la respiración, la acidez del estómago o los niveles hormonales y avisa a los responsables -vía sms- si detectan algún problema. Según su CEO, Brian Walsh, “el 40% de las vacas lecheras enferman cada año, y esos supone unas pérdidas de $5.000 millones sólo en EEUU.”

Silent Herdsman, en UK, utiliza el sistema de collares conectados para monitorizar cuánto come o cómo rumia el animal, o su temperatura.

True North Technologies, que desarrolla brújulas electrónicas y sensores, encargó a Cambrid Industrial Design unos collares que permitieran localizar exactamente la posición del ganado, y obtener datos de su comportamiento, y hasta de la socialización del animal. Los granjeros pueden incluso utilizar sistemas de geofencing para dirigir los rebaños hacia los mejores pastos. Este dispositivo forma parte de un proyecto pan-europeo en el que también participan Teagasc, la agencia de investigación agraria en Irlanda, el Institute d’Laval en Francia y Agroscope, Suiza.

Otro sistema que se está probando en Irlanda es el denominado Grass Hopper Device, y que analiza muchos de los datos comentados anteriormente, pero además, es capaz de medir la altura de la hierba. De esta forma los granjeros pueden guiar al ganado a las zonas donde el alimento es más abundante, creando una especie de cercados eléctricos virtuales geolocalizados utilizando los collares de las vacas. Estos cercados, además, pueden modificarse en remoto, lo que reduce notablemente el tiempo y los recursos humanos necesarios para mover las cercas físicas.

También se han hecho pruebas con drones para crear mapas de calor de los animales, pero, de momento, se ha considerado que esa opción no es demasiado práctica o precisa. Y al fin y al cabo, tanto ganaderos como ganados están acostumbrados a las etiquetas y los collares. Simplemente, ahora cambiamos el clásico cencerro por un sistema algo más sofisticado de localización… Los anglosajones lo llaman e-bell. ¿Podremos llamarlo nosotros e-cencerro?

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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