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Recomendaciones a Ganaderos para Enfrentar las Heladas

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Entre los efectos para la agricultura, las heladas detienen el crecimiento de las praderas que constituyen la principal fuente de alimentación para el ganado en el sur de Chile. Además, los animales -al concentrarse en ciertos sectores- provocan daños en la pradera y el suelo por efecto del pisoteo. 

Una serie de recomendaciones para los productores ganaderos y medidas para enfrentar las heladas y los efectos de la época invernal, dio a conocer el especialista en praderas y cultivos forrajeros del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA – Chile), Alfredo Torres, para enfrentar las heladas y ante el inminente descenso de las temperaturas en toda la zona sur.

Entre los efectos para la agricultura, el INIA ha señalado que “las bajas temperaturas detienen el crecimiento de las praderas que constituyen la principal fuente de alimentación para el ganado en el sur de Chile”. Sin embargo, los especialistas de esta institución del Ministerio de Agricultura siempre han expuesto también que “esto no debiera provocar dificultades, ya que todos los años los productores ganaderos, previendo este menor crecimiento de las plantas, deben conservar forraje y abastecerse de alimentos para suplementar la alimentación de su ganado”.

Medidas para Prevenir Efectos del Frío y Heladas 

Alfredo Torres, del INIA Remehue, da a conocer las siguientes recomendaciones, las cuales pueden también extenderse a otras realidades distintas a la chilena que enfrentan también heladas:

Alimentación y costos. En la época invernal se debe procurar contar con alimentos en cantidad y calidad apropiados para la producción animal al menor costo posible. Es importante tener en cuenta que una Megacaloría de Energía proveniente de un concentrado puede costar hasta 6 veces más que la de praderas permanentes bien fertilizadas. Costos intermedios se encuentran en los forrajes conservados y cultivos forrajeros.

Fertilización de praderas. Una pradera bien fertilizada, está mejor preparada para enfrentar los efectos adversos del medio ambiente, tanto bióticos como abióticos, entre ellos el clima. Además nos provee un forraje abundante, de buena calidad y lo más importante, de bajo costo.

Conservación de Forrajes. Forrajes conservados en forma de ensilaje en una fecha adecuada (fines de octubre o inicios de noviembre o en estado de bota a inicios de espiga), nos debería entregar un alimento abundante, de buena calidad y de un costo razonable (inferior al costo de un concentrado). También es importante considerar el heno, pero teniendo presente que en nuestra zona es de limitada calidad y solo debe usarse con fines de mantención o aporte de fibra efectiva.

Siembra y/o regeneración de praderas y cultivos suplementarios. Existen alternativas de siembra de primavera y otoño, con un costo un poco mayor, pero de buena calidad y rendimiento.

Uso de concentrado. Es la opción de mayor costo, por lo tanto debería evitarse su uso en emergencias, a menos que estemos con peligro de mortalidad de animales. Su uso debe ser programado, con respuesta económica a la producción y en forma estratégica. La compra de granos en el momento de la cosecha, podría disminuir significativamente su costo.

Manejo de pastoreo en invierno. Es muy común que los productores realicen un manejo de pastoreo invernal, similar al que se hace en primavera, con rotaciones de 20 o 30 días, cuando la pradera no se ha recuperado adecuadamente para ser utilizada. Esto provoca un sobre pastoreo permanente que puede conducir a una degradación. Dependiendo del nivel de fertilidad y de las especies presentes esta rotación puede variar entre 40 y 60 días, para lograr una buena recuperación y una adecuada disponibilidad de forraje.

Sistemas productivos. Sistemas productivos primaverales, naturalmente bajará los requerimientos alimenticios en invierno y aprovechará mejor la abundancia y calidad de las praderas en esta estación del año.

Protección contra condiciones climáticas. Tener cortinas cortavientos, privilegiar potreros con matorrales o topografía que permita el resguardo del ganado. El viento es uno de los factores climáticos que más afecta a los animales. En este sentido, el INIA recomienda preocuparse primero de los animales más pequeños, de los enfermos y los que estén en mal estado corporal, los cuales se deben resguardar en galpones o instalaciones abrigadas para evitar enfermedades y posibles muertes de ganado.

Manejo Preventivo 

Si se presenta una situación de heladas intensas y por un largo período, se deben tomar las siguientes medidas:

  • Si es posible, bajar la carga animal.
  • Secar vacas que se encuentren al final de su lactancia y por consiguiente con baja producción.
  • Utilizar los forrajes toscos existentes en el predio, como por ejemplo, el ramoneo de la quila.
  • Comprar el alimento que tenga el menor costo por unidad de nutriente.
  • Evitar el pisoteo en potreros congelados, usando callejones mientras permanezca la escarcha.
  • Si las bajas temperaturas, afectaran el período de rezago para conservación de forrajes, se debe aumentar la fertilización de estás praderas a fines del invierno, con el objeto de no tener un efecto en cadena para el próximo año. En este caso, el nitrógeno es el elemento que nos puede aumentar más la producción, siempre y cuando los demás nutrientes estén en un adecuado nivel. Esta medida, también puede ser implementada en el otoño siguiente.
  • Sembrar o regenerar praderas y cultivos suplementarios, si es posible a salidas del invierno o en el próximo otoño.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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