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La Leche, un Producto Víctima de Noticias Falsas que Ahora se Enfrenta al COVID-19

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El Día Mundial de la Leche se celebra en un estado de alarma que influye en los patrones de consumo de un alimento que en los últimos años se está enfrentando a la competencia de alternativas vegetales y a “bulos”, según el sector.

Por Juan Javier Ríos Fuente Efeagro

El Día Mundial de la Leche se celebra este año en un estado de alarma por la covid-19 que influye en los patrones de consumo de un alimento que en los últimos años se está enfrentando a la competencia de alternativas vegetales y a noticias falsas que ha llevado a algunos colectivos a reducir su consumo.

Con motivo de esta celebración, el sector quiere lanzar un mensaje a la sociedad para insistir en que los lácteos son un alimento “situado en la base de la pirámide nutricional”, según explica a Efeagro la directora gerente de la interprofesional láctea (Inlac), Nuria María Arribas.

Incidir en esas propiedades nutritivas “puede parecer” un mensaje “evidente”, pero Arribas cree que “no lo es tanto” si se tiene en cuenta que “algunos colectivos están reduciendo o eliminando” el consumo “regular”, por las noticias falsas que circulan contra los lácteos”.

La irrupción de alternativas vegetales también abocó al sector a una competencia a la que no estaba acostumbrado, por lo que se hace aun más importante mantener o incrementar la cuota de mercado en ese contexto comercial.

Arribas considera que para tener penetración en el mercado una “clave” es la divulgación, informar a la población sobre las “evidencias científicas” que muestran que el consumo “regular de al menos tres lácteos al día” es “bueno para la salud”.

También es importante la apuesta por producciones sostenibles y que protejan el bienestar de los animales y que la industria siga innovando para dirigirse a “diferentes nichos de consumidores”, apunta.

De hecho, la industria ya ha recorrido parte de ese camino con la oferta de leches enriquecidas en vitaminas o calcio, o contra el colesterol, pero aún así opina que “hay espacio para más innovación de producto y de envase”.

Este Día Mundial debe servir también, según Arribas, para “llamar la atención” sobre la “importancia socioeconómica” y para “el mantenimiento de la población rural” que tiene esta cadena de valor.

Es un “gran sector”, incide, y las cifras económicas “hablan por sí solas”, ya que la cadena de producción, transformación y comercialización del sector lácteo (vacuno, ovino y caprino) factura en torno a 13.000 millones de euros al año y genera más de 60.000 empleos directos.

El deseo por mejorar los precios en origen y la lucha para acabar con prácticas de venta a pérdidas es crónico, pero la directora gerente de la Interprofesional incide en que actualmente la situación “no es idéntica” en vacuno, ovino y caprino.

Pero, en general, los productores se quejan de que el dinero que perciben “no es remunerador, más aún por la pérdida del canal de ventas en bares, hoteles y restaurantes durante el confinamiento”.

“De ahí, la necesidad de seguir trabajando en la ya imparable modernización del sector -cada vez más eficiente y profesionalizado-, en la promoción del consumo nacional y en las exportaciones”, añade.

Precisamente, el panorama poscoronavirus es otro de los asuntos sobre los que están pendientes y pronostica un crecimiento de las compras online de leche y una mayor cercanía entre la sociedad y el sector lácteo -y agroalimentario-.

Durante esta pandemia, señala, “han visto la necesidad de apoyarnos para garantizar la soberanía alimentaria”.

Arribas se dirige finalmente al consumidor para que apoye la producción nacional: “Compra producto español porque es la mejor garantía de la sostenibilidad económica, social y medioambiental de nuestros granjeros, cooperativas lácteas e industrias”.

La industria láctea

Desde la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), hacen alusión a la crisis de la covid-19 para incidir en el incremento registrado en el consumo de los hogares españoles, de un +20,3 % entre primeros de abril y mediados de mayo, respecto al mismo período de 2019.

No obstante, han apuntado que el cierre de la hostelería y de la restauración, unido a las “dificultades” a la exportación han impactado “negativamente” en el sector, por lo que en un comunicado reivindican su “compromiso firme” con la sociedad durante esta pandemia para asegurar el abastecimiento.

La federación ha incidido adeás en que ese repunte del consumo no se limita a la crisis sanitaria, sino que es una tendencia creciente en los últimos ejercicios.

De hecho, según los datos anuales que ofrece el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), actualizados a 2018, las compras de leche y lácteos en los hogares sube desde 2017 a un ritmo medio del 0,5 % y en 2018 se acercaron a los 5 millones de toneladas.

La suma de las entregas de leche de vaca, oveja y cabra realizadas en 2019 demuestra que la industria láctea española absorbe más de 8.200.000 toneladas de leche de origen español al año, de los que el 88 % es de origen vacuno.

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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