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1 de junio, Día Mundial de la Leche

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¿Cómo influye la leche en el desarrollo del cerebro?

El órgano más complejo del cuerpo humano, el cerebro, está en constante evolución y se desarrolla casi por completo en los 10 primeros años de vida; sin embargo, con el transcurrir del tiempo se presenta un desgaste debido en parte por los radicales libres y otros oxidantes que se liberan a medida que convierte los nutrientes en energía.

Según estudios científicos elaborados por equipos de expertos en química, bioquímica y microbiología, la leche es considerada un alimento fundamental para el desarrollo del cerebro, así como del sistema nervioso central, gracias a los nutrientes que aporta.

Expertos de la Federación Panamericana de Lechería (FEPALE) sostienen que, además de la importancia de los nutrientes clásicos que aporta este alimento, los lácteos contienen grasas fundamentales para el desarrollo cognitivo, en especial los fosfolípidos, esfingolípidos y gangliósidos. Estos son lípidos constituyentes del glóbulo graso de la leche que contribuyen al cerebro y mejora de la capacidad cognitiva de los niños y adultos.

Es así que la leche favorece distintos aspectos del sistema nervioso, como las capacidades de aprendizaje y memoria, o el mantenimiento del estado de ánimo, así como su potencial actividad en la prevención del deterioro cognitivo relacionado con la edad.

Luego del rol fundamental de la lactancia materna, una adecuada alimentación que incluya leche es clave para el desarrollo cognitivo del bebé y durante la niñez, así como también favorece el mantenimiento del cerebro durante la edad adulta y avanzada.

FEPALE también indica que la leche presenta una estrecha relación con la prevención y tratamiento de diversas patologías metabólicas, como las denominadas enfermedades crónicas no transmisibles, entre las que se cuentan la obesidad, hipertensión arterial, diabetes, dislipemias, síndrome metabólico y osteoporosis, así como algunas formas de cáncer, como el de colon y mama. Además, interviene en la fortificación del sistema inmune y contribuye a normalizar el tránsito intestinal.

Los expertos recomiendan que para consumir este vital alimento, se debe asegurar todos sus valores nutricionales estén preservados, una manera de garantizarlo es elegir este alimento en envases seguros, como los de cartón para bebidas de Tetra Pak, que son asépticos y protegen los productos de microorganismos, además de conservar todas sus nutrientes.

SOBRE TETRA PAK 

Tetra Pak es una empresa líder mundial en soluciones de procesamiento y envasado de alimentos. Trabajando de la mano con nuestros clientes y proveedores, ofrecemos productos seguros, innovadores y ecológicos, que cada día satisfacen las necesidades de cientos de millones de personas en más de 160 países. Con más de 25.000 empleados alrededor del mundo, creemos en el liderazgo industrial responsable y en un enfoque de negocio sostenible.

Nuestra promesa, “PROTEGE LO BUENO™,» refleja nuestra visión de comprometernos a hacer alimentos seguros y disponibles, en todo el mundo.

Más información de Tetra Pak en www.tetrapak.com

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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