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La Alimentación Proteica de la Vaca Lechera de Alta Producción

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Autor: Cristóbal Díaz Guerra-M.Sc.
Docente Univ. Nac. José F. Sánchez Carrión.
Asesor establo Santa Juana-Agropecuaria Camay.

Entre los sistemas de medición más conocidos del aporte necesidades proteicas para el animal rumiante, existen el National Research Council (NRC) y el Insitut National de Recherches Agronomiques (INRA)

El NRC a partir de 1989, y posteriormente en la versión 2001 , introduce el sistema de medición proteica tomando en cuenta la proteína degradable en el rumen (PDR) y la proteína no degradable en el rumen (PNDR), cuya interpretación y comprensión son aún limitados.

El INRA a partir del año 1978, y con mayor precisión después de 1988, preconiza el sistema de medición proteica tomando en cuenta la digestión de la proteína (bajo la forma de aminoácidos) en el intestino delgado (PDI); el cual, en nuestra opinión es más explícito, coherente y racional.

El sistema PDI explica que, entre los compuestos nitrogenados totales (proteína total), el nitrógeno no proteico (NNP) y las proteínas solubles son rápidamente degradadas al 100 % en el rumen. Las proteínas insolubles son parcial y progresivamente catabolizadas en el rumen. El saldo de las proteínas alimentarias y las proteínas microbianas son inmediatamente digeridos desde el abomaso y más intensamente a nivel del intestino delgado, en donde se produce la absorción de las proteínas (bajo la forma de aminoácidos) de origen alimentario (PDIA) y de origen microbiano (PDIM).

Cuantitativamente las PDIM son dependientes de la intensidad del proceso de proteosíntesis microbiana, y ésta tiene como factor limitante el aporte de nitrógeno degradable o la energía útil (en forma de glúcidos fermemtables) en el rumen. En el primer caso el valor real de las PDIM es igual a PDIMN y en el segundo caso a PDIME. Resulta pues evidente la vinculación entre el aporte nitrogenado y energético a nivel del rumen para satisfacer las necesidades de la población microbiana. Esta, requiere el aporte energía-proteína en condiciones de: suficiencia, igualdad, sincronización, disponibilidad y permanencia.

De otra parte, la eficiencia de la proteosíntesis microbiana es también susceptible de la «calidad» de la proteína degradable en el rumen. En efecto, sí bien las bacterias son capaces de utilizar exclusivamente el nitrógeno no proteico (urea, amoniaco), la disponibilidad en aminoácidos libres y de polipéptido aceleran la proteosíntesis microbiana y estimulan al conjunto metabólico microbiano; por consiguiente, el suministro de alimentos con contenido de proteína progresivamente degradable en el rumen es necesario. De esta forma, el aporte de proteína degradable en el rumen y la naturaleza de la fuente proteica utilizada deben encontrarse en un nivel de superioridad neta con respecto al nitrógeno no proteico. Finalmente, se debe tener en cuenta las condiciones del medio ambiente ruminal para fomentar la proteosíntesis microbiana tales como: el pH, los oligoelementos y los factores de crecimiento de los microorganismos (metionina, niacina, levaduras vivas, etc).

La absorción proteica (aminoácidos) corresponde a la suma de las fracciones alimentaria y microbiana.

PDIN = PDIA + PDIMN (cuando el nitrógeno es el factor limitante)

PDIE = PDIA + PDIME (cuando la energía es el factor limitante)

En la aplicación de este sistema para medir el nivel proteico de la ración se toma al menor valor de entre los dos; sin embargo, es más conveniente buscar la igualdad entre los dos valores.

Las necesidades energéticas y proteicas, en el caso de las vacas lecheras de alta producción al inicio de la lactación (VLAP-IL), alcanzan su máximo nivel durante la segunda semana de la lactación debido a la elevada concentración de los componentes de la leche así como, por el rápido incremento de la productividad láctea. Por esta razón, para las VLAP-IL (7 000-9 000 kgs. de leche/campaña láctea), se estima un incremento de las necesidades comparables con aquellas para el mantenimiento, en 4- 5 veces para la energía y de 5-6 veces para la proteína. Ello también demuestra que la producción láctea es más exigente en proteína que en energía. Por el contrario, el consumo de alimento progresa muy lentamente luego del parto, en el orden de 70-80 % entre el 10 y 20 mes de lactación, en base a forrajes de buena calidad. Más tarde, aún con forrajes de menor calidad, el consumo de alimento se incrementa.

Al inicio de la lactación se presenta pues un déficit energético inevitable y tanto más severo cuanto mayor sea la productividad láctea, ocasionando un enflaquecimiento (pérdida de peso vivo) de 1.0 – 1.5 kgs./vaca/día en las primeras semanas de lactación, inclusive, cuando este déficit pueda ser progresivamente atenuado mediante el incremento progresivo de concentrado en la ración durante el transcurso del primer mes después del parto. El déficit energético puede continuar parcialmente en tanto la producción de leche permanezca superior a los 35-45 kgs./vaca/día ya que, el aporte de concentrado no debe sobrepasar la proporción de 60-65 % (en MS) de la ración.

El aporte eficiente en PDIM cubriría, además de las necesidades proteicas para el mantenimiento, e equivalente a 5.0 y 12.0 -15.0 kgs. De leche en la primera y sexta semana de lactación respectivamente. No obstante, aporte moderado en PDlM( autoaprovisionamiento proteico) al inicio de la lactación no debe subestimarse, previendo la presencia de nitrógeno soluble en la ración, ya que , éste condiciona en simultáneo tanto a la proteosíntesis como a la capacidad digestiva (principalmente celulolítica) de la población microbiana, y con ello, favorecer la digestión, la ingestión (consumo) y el valor energético real de la ración. Sin embargo, el exceso de nitrógeno degradable es perjudicial por ser el causante de una hiperamonemia crónica, lo cual predispone las condiciones para la presentación de cetosis, infertilidad, abortos, mastitis y cojeras.

Al inicio de la lactación, aún en las mejores condiciones de adaptación de la población microbiana y de equilibrio de la ración, el autoaprovisionamiento proteico para la VLAP-IL proveniente de la proteosíntesis microbiana es dramáticamente insuficiente. Por esta razón es importante prever el aporte proteico a través de las PDIA en cantidades relativamente abundantes, bajo la forma de ingredientes proteicos escasamente degradables en el rumen pero bastante digestibles a nivel del intestino delgado y ricos en aminoácidos esenciales (principalmente lisina y metionina).

Las PDIA deben cubrir el déficit de las PDIM en aproximadamente 2/3 y 1/2 de las necesidades proteicas totales durante la primera y sexta lactación de semana respectivamente. Un déficit severo en PDIA impediría alcanzar la optimización en la curva de lactación por la disminución generalizada en la conversión de glucosa (menos en la síntesis de lactosa), somatotropina y en el aporte de aminoácidos esenciales.

Las carencias menos pronunciadas en las PDIA están relacionadas con ciertos trastornos como: la predisposición para la formación de hígado graso, insuficiencias hormonales y menos inmunidad.

Los ingredientes con alto contenido en PDIA se encuentran naturalmente o puede incrementarse por medio de tratamientos térmicos o químicos, tal como se indican a continuación:

Por naturaleza:

  • Gluten de maíz
  • Subproductos de cervecería

Por tratamiento térmico:

  • Harina de pescado.
  • Soya extrusada.
  • Soya tostada.
  • Heno de alfalfa.
  • Pasta de algodón.

Por tratamiento químico:

  • Soya tratatada con taninos o formol.

Para las VLAP-IL con producciones superiores a los 35 kgs. /de leche/vaca/día es necesario comprender los requerimientos en aminoácidos esenciales, bajo la forma de digestibles a nivel del intestino delgado, en asociación con las PDIA y en suplemento al autoaprovisionamiento proveniente de las PDIM.

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Optimizando el uso del semen sexado

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El semen bovino se debe descongelar a 35°C durante 45 segundos. Si esta temperatura no es exacta, una descongelación inadecuada puede afectar la calidad y viabilidad del semen.


Por: JODEE SATTLER (Estados Unidos)

Durante la segunda mitad del siglo XX (aproximadamente de 1955 a 2005), el rendimiento reproductivo del ganado lechero disminuyó considerablemente. Una variedad de factores –desde una mayor producción de leche, hasta una mayor endogamia y una nutrición inferior a la óptima– pueden haber contribuido a este retroceso.

Fisiólogos reproductivos, genetistas y otros expertos colaboradores de la industria láctea, algunos de ellos fueron convocados por el Consejo de Reproducción del Ganado Lechero de los Estados Unidos (DCRC, por sus siglas en inglés) para revertir esta tendencia negativa de la reproducción.

Durante la Reunión Anual del DCRC de 2022, el Dr. Paul Fricke, profesor de reproducción de ganado lechero de la Universidad de Wisconsin y especialista en Extensión, describió la “reversión”, es decir este gran cambio que comenzó en 2002, como una «revolución en la reproducción».

«El espectacular aumento de la reproducción se ha producido durante la última década (más o menos)», decía Fricke.

Si bien la mejora de la genética, la nutrición y los protocolos de manejo ayudaron a mejorar la reproducción del ganado lechero, la adopción de programas de fertilidad, como la inseminación artificial programada (IAT) y la resincronización de la ovulación (resincronización) después de un diagnóstico de falta de preñez, jugó un papel importante en el aumento del rendimiento reproductivo. Además, combinar los programas de fertilidad con nuevas tecnologías para la detección del estro, basadas en sistemas de seguimiento de la actividad, ayudó eficazmente a lograr mejores tasas de preñez.

Estrategias que conducen al progreso reproductivo

Durante esta revolución, el rendimiento y la economía del semen sexado mejoraron. Sin embargo, el rendimiento del semen sexado todavía está por detrás del rendimiento del semen convencional. El uso de semen sexado aumenta el progreso genético en los rebaños lecheros a través de una mayor intensidad de selección de madres (Khalajzadeh et al., 2012).

Otras estrategias incluyen pruebas genómicas o de pedigrí para identificar novillas y vacas genéticamente superiores, el uso de semen sexado para inseminar novillas lecheras genéticamente superiores y vacas lactantes equilibradas para las necesidades de reemplazo (Weigel et al., 2012) y el uso de semen de bovino de carne para inseminar novillas con méritos genéticos bajos y vacas para producir terneros cruzados con mayor valor en el mercado de la carne (Ettema et al., 2017).

«Esto ha llevado a una tendencia en rápida evolución a utilizar semen Holstein sexado, semen Holstein convencional y semen de bovino de carne convencional para inseminar hembras Holstein en los Estados Unidos», decía Fricke.

Mejorar la fertilidad con semen sexado

Dado el importante papel del semen sexado para ayudar a los productores lecheros a “dimensionar correctamente” sus hatos y capitalizar la mejor genética del rebaño, Fricke centró su presentación en estrategias de manejo para mejorar la fertilidad del semen sexado en novillas no lactantes y vacas lecheras lactantes.

Fricke explicó que las novillas no responden favorablemente a los protocolos de sincronización basados ​​únicamente en GnRH y PGF2α, como Ovsynch. La “clave” es incluir un inserto de progesterona intravaginal controlado (CIDR) durante el protocolo. Esta práctica evita que las novillas muestren estro hasta que se retira el inserto CIDR, lo que aumenta la sincronía con el protocolo.

La DCRC recomienda el protocolo CIDR-Synch de 5 días (https://www.dcrcouncil.org/protocols) para novillas lecheras. Fricke observó que del 27% al 33% de las novillas presentan estro >24 horas antes de la IAT programada con el protocolo CIDR-Synch de 5 días. «Esto hace que la detección del estro durante el protocolo CIDR-Synch de 5 días sea un requisito para lograr tasas de concepción aceptables», comentó.

Lauber et al. (2021) condujeron una prueba de campo para comparar programas de manejo reproductivo para el envío de novillas Holstein a su primera inseminación con semen sexado. Los investigadores evaluaron:

  • CIDR5 (sincronización CIDR de 5 días)
  • CIDR6 (sincronización CIDR de 6 días)
  • EDAI (la PGF2α en el día 0 fue seguida por una detección de estro una vez al día [detección visual de la eliminación de tiza de la cola y otros signos] e IA)

El equipo de investigación concluyó que, aunque retrasar el retiro del dispositivo CIDR 24 horas en un protocolo CIDR-Synch de cinco días suprimió la expresión temprana del estro antes de la IAT, retrasar la eliminación del CIDR 24 horas tendía a disminuir la preñez por inseminación artificial (P/IA) en novillas inseminadas con semen sexado.

Además, el sometimiento de las novillas a un protocolo CIDR-Synch de cinco días para la primera IA tendió a aumentar el P/IA y a disminuir el costo por preñez en comparación con las novillas EDAI. Fricke explicó que la disminución del costo por embarazo se debió a la disminución de los días de alimentación. Además, esta disminución del costo cubrió con creces el costo del protocolo CIDR-Synch de 5 días y resultó en una disminución general de $17 en el costo por preñez, en comparación con las novillas inseminadas al estro, después del tratamiento con prostaglandinas.

Momento de la IA: semen sexado versus semen convencional

¿El momento óptimo de IA es diferente para el semen sexado en comparación con el semen convencional? Parece que la respuesta es «sí».

Bombardelli et al. (2016) evaluaron el uso de semen sexado en vacas lactantes con un sistema de monitoreo de actividad en vacas Jersey a IAT en función del aumento de actividad. En general, la P/IA usando semen sexado fue mayor para las vacas Jersey inseminadas entre 23 y 41 horas después del inicio de la actividad, lo cual es más tarde que el momento óptimo para el semen convencional de cuatro a 12 horas (sistema radiotelemétrico) después del inicio de la actividad de pie. (Dransfield et al., 1998) u ocho a 16 horas (sistema de monitoreo de actividad) después del inicio de la actividad (Stevenson et al., 2014).

«La inseminación posterior de vacas de alta producción utilizando semen sexado puede ser óptima para las vacas inseminadas en celo», dijo Fricke. Esto se debe a que la ovulación ocurre más tarde en relación con el inicio del estro en vacas de alta producción a medida que aumenta la producción de leche cerca del momento del estro.

Programa de fertilidad: sincronización óptima de la IA con semen sexado

¿Cuál es el momento óptimo de la IA utilizando semen sexado cuando el intervalo entre el momento de la IA y la ovulación se controla mediante un programa de fertilidad en el primer servicio? Para abordar esta cuestión, Lauber et al. (2020) sometieron a vacas primíparas a un protocolo Doble-Ovsynch para el primer servicio que incluía un segundo tratamiento con PGF2α 24 horas después del primero en la parte del protocolo de reproducción-Ovsynch como lo describen Brusveen et al. (2009).

El último tratamiento con GnRH (G2) varió entre tratamientos y IAT. Para variar el intervalo entre G2 y TAI, las vacas fueron asignadas al azar a dos tratamientos para recibir G2 16 (G2-16) o 24 (G2-24) horas antes de TAI, que se fijó en 48 horas después del segundo tratamiento con PGF2α del programa de reproducción. -Porción Ovsynch del protocolo Double-Ovsynch.

El equipo de investigación encontró que las vacas G2-24 tenían menos P/AI que las vacas G2-16 a los 34 ± 3 días (44% vs. 50%) y 80 ± 17 días (41% vs. 48%) después de la IAT. La pérdida de preñeces y la proporción de sexos fetales no difirieron entre los tratamientos. La inducción de la ovulación más temprana en relación con el IAT después de un protocolo Doble-Ovsynch disminuyó la P/AI en vacas Holstein primíparas, mientras que la pérdida de preñez y la proporción de fetos femeninos no difirieron entre los tratamientos.

Estrategia de inseminación de primer servicio

En un estudio de campo, Lauber et al. (2022) incluyeron 742 vacas Jersey en lactancia, que fueron asignadas al azar según el número de etiqueta auricular y dentro del paridad para su presentación, ya sea al primer servicio después de un protocolo Double-Ovsynch (DO) o a un protocolo para la sincronización del estro con detección del estro dos veces al día (EDAI) utilizando semen Jersey sexado.

¿Los resultados? La media de días desde PGF2α (día 24) hasta IA fue mayor para las vacas EDAI que para las DO, mientras que la proporción de vacas inseminadas fue mayor para las vacas DO que para las EDAI (100% vs. 75%). “Así, el 75% de las vacas en el tratamiento EDAI fueron detectadas en estro e inseminadas, mientras que el 25% de las vacas no fueron detectadas en estro y fueron sometidas a IAT después de un protocolo Ovsynch para el primer servicio”, informó Fricke.

En pocas palabras: este estudio encontró que las vacas Jersey lactantes sometidas a un protocolo DO para IAT en el primer servicio tenían más P/AI para semen sexado y de carne que las vacas inseminadas después de la sincronización del estro.

 

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