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Influenza aviar de alta patogenicidad en el ganado vacuno

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La actual propagación de la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) en distintas regiones del mundo, junto con la reciente detección de casos en el ganado vacuno, genera preocupación en la comunidad internacional.

Aunque la IAAP afecta principalmente a las aves de corral y silvestres, en ocasiones puede transmitirse a los mamíferos, incluidos los seres humanos. En los últimos dos años se ha notificado un número creciente de casos de influenza aviar H5N1 en mamíferos terrestres y acuáticos.

La reciente detección de casos de IAAP   en el ganado lechero de Estados Unidos, con signos clínicos como disminución de la lactancia, pérdida de apetito, letargo, fiebre y deshidratación, causa inquietud dado que estas infecciones en el ganado podrían indicar un mayor riesgo de que el virus H5N1 se adapte mejor a los mamíferos y se pueda transmitir a las personas y otros animales.

Hasta ahora, las primeras investigaciones no han revelado ninguna adaptación específica ni al hombre ni a los mamíferos. Se están haciendo varios estudios para seguir explorando la virulencia y transmisibilidad de este virus, incluso entre el ganado vacuno, así como para evaluar el riesgo de transmisión a animales y humanos, actualmente muy bajo.

En colaboración con sus Centros de Referencia, la red de expertos OFFLU y sus Miembros, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) sigue de cerca la situación para evaluar los riesgos para animales y humanos. La información oportuna y transparente es crucial para mantener un buen conocimiento de la situación de la enfermedad y evitar cualquier tipo de desinformación o información errónea.

La OMSA recuerda a sus 183 Miembros que, basándose en la información actualmente disponible, no se recomiendan restricciones al movimiento de ganado sano y sus productos, a menos que esté justificado por un análisis del riesgo de importación realizado de acuerdo con el Capítulo 2.1 del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OMSA.

La OMSA convoca a sus Miembros para: 

  • Mantener una VIGILANCIA reforzada de la influenza aviar en aves domésticas y silvestres.
  • MONITOREAR e INVESTIGAR los casos en especies no aviares, incluido el ganado vacuno y otras poblaciones ganaderas que muestren signos clínicos compatibles con la influenza aviar.
  • NOTIFICAR los casos de influenza aviar altamente patógena en todas las especies, incluidos los hospedadores inusuales, a la OMSA a través del Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS). Las secuencias genéticas del virus de la influenza aviar debe compartirse en bases de datos de acceso público.
  • PREVENIR la introducción y propagación de la enfermedad aplicando medidas estrictas de bioseguridad en las explotaciones ganaderas y empleando buenas prácticas de producción al manipular productos animales como leche cruda y carne de casos sospechosos o confirmados.
  • PROTEGER a las personas que estén en estrecho contacto o manipulen ganado u otros animales de producción enfermos y sus productos. Las personas expuestas deben tomar siempre medidas de precaución, como el uso de equipos de protección personal y la aplicación de medidas harmonizadas de inocuidad alimentaria cuando manipulen productos animales procedentes del ganado expuesto.
  • EVITAR aplicar restricciones comerciales injustificadas. Las medidas de gestión del riesgo de importación deben estar justificadas científicamente y alinearse a las normas internacionales de la OMSA.

La OMSA está plenamente comprometida a apoyar a sus Miembros para mitigar los riesgos contra el impacto de la influenza aviar. Seguiremos colaborando con nuestras redes de expertos, así como con socios públicos y privados, en particular a través de la alianza cuatripartita «Una sola salud» y el Marco Mundial para las Enfermedades Transfronterizas de los Animales (GF-TADs  ), para proporcionar actualizaciones técnicas a medida que se disponga de más información.

 

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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