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Impacto de la calidad del ensilaje en la producción de Leche

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Para comenzar, es bueno hacer memoria, ya que se merece recordar, contar a las nuevas generaciones y valorar la evolución de la conservación de forrajes de al menos los últimos 21 años en la cooperativa, dado que desde entonces tenemos una base de datos propia.

Previo al año 2000 la División Agropecuaria de COLUN de esos tiempos se puso en campaña para promover entre los cooperados el mejoramiento de la calidad de los ensilajes. Lo primero fue demostrarles la utilidad de hacer estos análisis. Luego de un muestreo laborioso y lento, las muestras debían ser enviadas para ser analizados por química húmeda al laboratorio de la Universidad Austral de Chile, Valdivia o a INIA Remehue. Hoy, en el Laboratorio Agropecuario se dispone del equipo NIRS (Agrocolun febrero 2020) y de un mejor método de muestreo. Así la Primera recomendación es: hacer análisis representativos de sus forrajes.

Para ese entonces, la oportunidad de mejora era pasar de corte directo a premarchito. Finalmente, esta técnica se tradujo en un tremendo avance que permitió mejorar sustancialmente la calidad de fermentación de los forrajes conservados al disminuir el nitrógeno amoniacal (N-NH3); lo que se tradujo en mejores consumos de materia seca (MS) por parte de las vacas y menores pérdidas de otros nutrientes solubles como azúcar y la porción soluble de la proteína disponible (PD). Actualmente valores disponibles en el análisis NIRS.

En el año 2001 se inició el concurso de ensilajes de pradera en COLUN, y podemos ver en el Cuadro 1 que costó 10 años de concurso posicionarse con buen promedio de MS (36%). Hasta el año 2010 lo que predominaba eran los ensilajes de corte directo.

El año 2011 se sumó al concurso de Ensilajes de la cooperativa, la categoría Bolos de Ensilaje dado que se encontró que ciertas diferencias merecían ser analizadas en forma independiente y el resultado se observa en el Cuadro 2. Si comparamos ese resultado con el promedio de Ensilajes 2011-2012 del Cuadro 1, podemos apreciar que sólo la MS promedio marcaba una diferencia.

En el cuadro 1 además se observa que la fibra detergente neutra (FDN) promedio bajó 4 puntos en 10 años, lo que también tiene relación con la madurez de la pradera, o sea, se tendió a cosechar más temprano, menos días de rezago, por lo tanto, hubo una tendencia a mayor porcentaje de proteína y mayor digestibilidad. Luego se tradujo en mayor aporte energético del forraje, algo así como haber subido de 2,46 a 2,67 Mcal EM/kg MS. Esa mayor digestibilidad se traduce en más consumo, mayor producción y menor costo por efecto de dilución.

Según las variedades cosechadas y las condiciones climáticas, podemos referirnos a que aproximadamente por cada 1,5 a 2 días que pasan en primavera, el FDN sube 1 punto y la digestibilidad o aprovechamiento del forraje baja.  Frente a un resultado de un ensilaje de 47% de FDN podemos decir que se atrasó entre 4 y 6 días para cosechar óptimo.

En la edición Nº 60 de Agrocolun, el Ing. Agr. Andrés Hinostroza, analiza los resultados de las muestras que han llegado a laboratorio de COLUN en los últimos 9 años (2014 al 2021) y encuentra que los valores promedios de los análisis de todas las muestras de ensilajes, clasificadas según categoría parva y bolo, no han presentado cambios sustanciales a pesar de tener más conocimientos sobre el proceso de ensilado y de disponer de mejores maquinarias.

Dado que las diferencias entre los resultados de parvas y bolos sólo son diferentes para MS, los datos se presentan promediados en el Cuadro 3.  Si comparamos el promedio de los análisis del año 2011-2012 con los del 2014-2021 vemos que el FDN bajó de 49 a 46%, lo que es un avance, ya que se bajaron 3 puntos en 3 años, en cambio, entre los promedios 2001-2005 y 2011-2012 transcurrieron 10 años para bajar de 53 a 49%.

En la misma Edición 60, se evidencia que al hacer bolos se tiende a hacer un mejor premarchitamiento, alcanzando materias secas ideales (promedio 44%). Por lo que la 2a recomendación es que con los ensilajes tipo parvas, que actualmente tienen un promedio de 34% MS, no se apuren en cosechar, de modo de acercarse a los valores ideales de esta.

A continuación, se presentan los resultados de una simulación basada en una situación real suplementando vacas con diferentes calidades de ensilajes de pradera en un sistema sin ensilaje de maíz, en época de restricción de pradera con soiling.

Entonces la pregunta es ¿qué podemos hacer? En el Cuadro 6 se presentan 4 simulaciones. Los cambios en sólidos eran menores por lo que no fue considerado un cambio en el precio de la leche en ninguno de los casos.

En el caso 3, que se presenta en el Cuadro 6, se considera la opción de seguir con el mismo ensilaje de 7% de PC y corregir con suplementación. El costo aumenta en forma importante y el margen después de pagar el concentrado baja, por lo tanto, nos queda menos dinero para pagar todos los otros costos y generar un mayor margen de ganancia.

En el caso 4 y 5 se consideró usar ensilaje de muy buena calidad. Este tipo de ensilaje ya sea de 18 o de 22% de PC, es siempre escaso, así que la idea fue usarlo como un concentrado acompañando a un ensilaje de 12% PC.  Al usar este tipo de ensilajes, el consumo de forraje aumenta, lo cual fue considerado en la simulación. En los casos 1 a 3 las vacas comían 8 kg de MS de ensilaje. Al incorporar tan solo 3 kg MS de ensilaje de bajo FDN (< 37%) se pudo aumentar 1 kg de MS de consumo y bajar el concentrado.

En el caso 4, si se pondera la proteína de suplementar 6 kg MS del ensilaje 12% PD con 3 kg del ensilaje de 18% PD se tiene un promedio ponderado de 14% de PD.  Entonces surge la siguiente pregunta: ¿Será lo mismo usar sólo un ensilaje de 14% de PD? La verdad es que el resultado que se presenta como Caso 6 resulta en menor producción de leche, mayor costo y menor margen finalmente.

Si nos detenemos en la última fila del Cuadro 5 y 6, el margen que nos deja una vaca después de pagar los suplementos, queda claro que usar ensilaje de alta calidad hace una importante diferencia. La misma simulación se hizo con vacas de menor promedio, pero con más sólidos y el margen se mantiene.

Un indicador interesante de considerar permanentemente en nuestros sistemas es la eficiencia de conversión, vale decir, cuántos litros de leche produce la vaca por cada kilo de materia seca que consume. Así podemos ver en el cuadro 5 que la menor eficiencia se presenta al usar forrajes de menor calidad.

La 3ª recomendación es: cosechar una parte de su ensilaje en alta calidad para usarlo estratégicamente solo o junto a otros ensilajes de menor digestibilidad en las épocas críticas. ¡Piense que lo que va a cosechar será un concentrado producido en su predio y se ahorrará la compra de proteína suplementaria! En la Edición 36 de Agrocolun de agosto del 2018 el Ing. Agr. Claudio Valdés presentó pautas para conservar forrajes de calidad, entre ellas cosechar entre fines de septiembre y octubre con menos de 50 días de rezago para asegurarnos ensilajes > 16% PD.

¿Ha estimado cuál es la composición nutricional promedio de todos los forrajes conservados que usa?

En el Cuadro 7 vemos el ejemplo de un predio en que todos los bolos disponibles están clasificados según su composición para definir la estrategia de uso. Es fundamental tener bien identificados los bolos o parvas y disponerlos, en el caso de los bolos, de modo que se pueda acceder a ellos en cualquier momento. Una vez conocidos los resultados tratemos de ponderar la calidad promedio para que podamos colocarnos metas de mejora. El promedio aritmético generalmente resulta mejor que el ponderado porque se cosecha más forraje maduro que forraje tierno. Incluí el % de Potasio (K) dado su impacto en la ración de las vacas preparto de modo de dejarlos marcados para esa etapa productiva. En este mismo cuadro sólo se obtuvo un 22% de la MS conservada de alta calidad. Para sistemas sin riego y sin ensilaje de maíz debemos considerar cerca de 12 bolos por vaca masa. Para sistemas con riego y ensilaje de maíz se requieren cerca de 6 bolos por vaca masa.  De ese requerimiento ojalá al menos el 40% sea de alta calidad.

Las fotos 1 y 2 son ballicas ensiladas en parva, de 22% de PD de predios lecheros diferentes. Al tocarlos se siente algo como apretar algodón, no escurren y tienen un olor agradable.

Foto 1-. Ensilaje de Ballica Tama

Foto 2-. Ensilaje de ballica Belinda

Precauciones

Con más frecuencia hemos encontrado en los últimos años ensilajes contaminados con tierra coincidiendo con análisis de más de 13 % de cenizas (Foto 3). Les recomiendo tomar las medidas de precaución para evitar esto, ya sea por el barro que acarrean los colosos y/o tractores al compactar o al recoger los bolos en potreros con mucho polvo en época de calor.  Tiene un impacto negativo en la producción de leche.

Foto 3: Ensilaje de ballica 100% hoja con tierra

Foto 4: Bolo de ballica Tama 14% PD

En la foto 4 podemos observar el resultado de un buen tamaño de picado en bolo. Este resultado además ayuda a disminuir pérdidas al comparar con bolos sin picado. Se ve a la derecha la parte de tallo con un poco de espiga y a la izquierda se ve hoja lo que coincide con el resultado del ensilaje.

La recomendación final es a dar otro paso para mejorar la composición nutricional de los ensilajes de pradera. Los ensilajes de 18 y 22% de PD con bajo FDN existen, incluso los hay de 24% de PD. Se sabe cómo y cuándo hacer, se dispone de los equipos y de los pronósticos de tiempo por lo que sólo falta decidirse, organizarse y vivir la experiencia del resultado.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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