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Ganadería: De los Drones a los Vallados Virtuales

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Primero llegaron los drones para vigilar a los rebaños cuando pastan en el monte, y ahora la ganadería de precisión sigue innovando con los vallados virtuales. Ya no será necesaria la presencia de pastores sino que los ganaderos, utilizando un teléfono móvil o una tableta, fijarán las coordenadas del recinto y a través de la emisión de una señal enviada por GPS a los collares de los animales los harán retroceder o detener.

No es ciencia ficción. Se probará en el Pirineo y Guara. «Cuando colocamos los vallados eléctricos, nadie creía que iban a funcionar, ahora son imprescindibles. Ha sido la salvación del mundo del ovino», afirma José Luis Barbanoj, presidente de la Asociación de Ganaderos de la Sierra de Guara, una de las beneficiarias de este proyecto, que da un paso más allá de ese tipo de cercados para hacer desaparecer las barreras físicas.

Está liderado por la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala y cuenta como beneficiarios con las asociaciones de ganaderos del Valle de Broto, Monte de Estós, Sierra de Guara y de Criadores de Equino Hispano-bretón. También participan la Escuela de Negocios del Pirineo, que lleva la parte tecnológica, la Universidad de Zaragoza (a través de la Facultad de Veterinaria), y el Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC. Como socio no beneficiario está el Ayuntamiento de Nueno. Entre todos forman un grupo operativo, creado a partir de una convocatoria de ayudas de la DGA con fondos del Programa de Desarrollo Rural 2014-2020, cofinanciado por Europa y la Comunidad Autónoma (al 80% y al 20%, respectivamente).

No hay precedentes en España de una iniciativa como esta, aunque sí existen vallados virtuales en Australia o Irlanda, países donde incluso se comercializan dispositivos.

Del laboratorio al campo

La innovadora idea se desarrollará a lo largo de tres años. Cuenta ya con un proyecto redactado y ahora empezará el periodo de pruebas, con un presupuesto de 200.000 euros. La primera fase se hará en los laboratorios de la Facultad de Veterinaria, para comprobar el funcionamiento de los collares en un espacio reducido. El segundo año se trasladará a unas parcelas piloto repartidas en los valles de Estós, Guara, Broto y Tena, terrenos sin riesgo para los animales donde se experimentará de una manera controlada. Y la tercera fase se desarrollará en campo abierto.

La principal ventaja es que el vallado virtual no necesita la presencia de un pastor. Permite además tener controlado el rebaño en todo momento porque indica la posición de cada res. «Los animales llevarán en un collar un dispositivo con un receptor GPS. Desde el teléfono o desde una tableta, el ganadero marcará unas coordenadas que son los límites en los que el animal puede pastorear. Si traspasa ese vallado virtual, el sistema enviará una señal en forma de un estímulo negativo para que se detenga», explica Alfonso Abecia, profesor de la Facultad de Veterinaria y miembro del Instituto de Investigación de Ciencias Ambientales de la Universidad de Zaragoza.

De momento, los aparatos que hay en el mercado emiten pequeñas descargas eléctricas, pero podría ser una vibración o un sonido (incluso grabar la voz del ganadero). Resultaría útil sobre todo para áreas remotas, de alta montaña, a las que pertenecen casi todos los socios del grupo.

Con animales grandes, como vacas o yeguas, es posible colocar dispositivos individuales. En el caso del ovino, especifica Alfonso Abecia, resulta más complicado. «Sería muy caro con 400 o 500 ovejas. Queremos ver si se podrían colocar a los líderes del rebaño, porque las ovejas son más gregarias», aclara. Los pastores lo manejarían con un móvil, un ordenador o una tableta, «e incluso dibujar el contorno de la zona». En la Facultad de Veterinaria se harán pruebas con pequeños grupos de animales para ver su respuesta a determinados estímulos, ya que los eléctricos pueden provocar estrés.

El objetivo general, según explica la entidad líder del proyecto, es facilitar la vida del dueño de una explotación, pensando en el futuro de la ganadería extensiva y en la contribución de esta a la sostenibilidad ambiental, a través de la recuperación de pastos.

Ganadería de precisión

Sergio García, gerente de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, asegura que es «una demanda de los ganaderos». «Es algo muy innovador, que queremos hacer con todo tipo de ganado porque entre los socios hay criadores de ovino, bovino y equino», añade. Drones y vallados virtuales forman parte de lo que se conoce como ganadería de precisión, para monitorizar las actividades de los animales, para ver cómo se mueven o cuándo pueden estar enfermos, y que cada día ofrece más avances.

El nexo entre ganaderos e investigadores tiene otro ejemplo en la Asociación de la Sierra de Guara, que entregará mañana el premio ‘La huella de Chapu’, en homenaje al veterinario fallecido José Luis Gracia, al Grupo de Investigación de Sistemas Agro-Silvo-Pastorales Sostenibles, formado por el CITA, la Universidad y el CTA, con el que llevan muchos años colaborando.

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