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Estrategias Nutricionales para Manipular la Proteína de la Leche

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Autor: Pedro Melendez  MV, MS, PhD. College of Veterinary Medicine. Universidad de Missouri, EEUU

El 95% de la proteína de la leche es proteína verdadera, el restante 5% es nitrógeno no proteico, principalmente nitrógeno ureico (urea). De la proteína verdadera, el 78% es “caseína”, la que se relaciona directamente con el rendimiento en la producción de quesos. Los factores nutricionales que impactan el contenido de la proteína láctea y que han recibido mayor atención durante los últimos 25 años son la relación forraje: concentrado de la dieta, la cantidad y calidad de la proteína de la dieta y la cantidad y calidad de la grasa de la dieta. No obstante, hay que diferenciar entre aquellas respuestas que afectan el % de la proteína de la leche versus aquellas que afectan la producción de kilogramos de proteína total al día (función del % de proteína y los litros totales de leche producido al día). Generalmente ocurre que los cambios dietarios que tienen un impacto positivo en la producción de leche y de proteína causan a su vez un efecto negativo en el % de proteína láctea. La meta en la mayoría de los casos es incrementar el contenido proteico de la leche mientras se mantiene o incrementa la producción de leche.

En la mayoría de los casos, reduciendo el % de forraje en la dieta incrementa tanto el % como la cantidad de proteína producida en la leche. Tanto el contenido como la calidad de la proteína dietaria también impactan la producción y el % de proteína de la leche, pero el efecto no es tan dramático como uno esperaría. La proteína que alcanza el intestino delgado de la vaca, se le denomina proteína metabolizable. Es un 80% digestible, vale decir por cada 100 g de proteína que alcanza el intestino 80% es absorbida en forma de aminoácidos (unidades estructurales de las proteínas, así como los ladrillos son los aminoácidos de una muralla). Así, la proteína metabolizable o sus aminoácidos son usados por la vaca para sintetizar sus propias proteínas para los procesos de mantención, preñez, lactancia, y crecimiento. No obstante, existen algunos aminoácidos que son limitantes y se consideran esenciales para el animal, donde encontramos los más limitantes: la LISINA y METIONINA. De este modo, algunos alimentos se clasifican según la disponibilidad de estos 2 aminoácidos. A modo de ejemplo, el maíz y sus derivados son bajos en lisina. El poroto soya y algunas proteínas animales son bajos en metionina. Es por esto, que se ha visto que la producción de leche responde positivamente a la suplementación de los aminoácidos llamados lisina y metionina, especialmente relacionado al contenido y % de proteína de la leche (caseína). Esto puede ser una gran ventaja para aquellos productores que se dedican a la elaboración de quesos y subproductos de la leche. Los aumentos en producción de leche son más evidentes durante la lactancia temprana y las respuestas son mayores cuando la proteína cruda es entre 14 y 18%. La lisina y metionina se pueden suplementar a través de insumos proteicos ricos en estos aminoácidos (harina de pescado rica en ambos aminoácidos, soya que es rica en lisina y gluten meal que es rico en metionina) o productos comerciales del tipo aditivos que contienen estos aminoácidos.

La suplementación de grasa dietaria tiene un impacto negativo sobre la proteína de la leche, por lo tanto el uso de grasa en la alimentación de la vaca lechera debe ser usada racionalmente y con precaución, sobre todo en aquellos predios dedicados a la producción de queso.

En la medida que el sistema de pago de la leche sea relacionada al contenido de los sólidos se hace fundamental el manejo nutricional y alimentario de la vaca lechera que ayude a modificar en forma positiva el contenido de sólidos de la leche.

Genética

Las características más heredables relacionadas al ganado bovino lechero son los porcentajes de proteína y grasa siendo las de menor heredabilidad las características relacionadas a la fertilidad. La heredabilidad de la grasa y la proteína de la leche en kilogramos producidos es de 0,30 respectivamente. Vale decir en términos simples, el 30% de la producción de grasa y proteína en la leche (kilogramos) se explica por la genética, y el restante 70% por el ambiente (nutrición, confort, temperatura y humedad del ambiente, etc.).

Uno de los conceptos importantes de entender cuando hablamos de selección genética es la correlación que existe entre las diferentes características. Correlación genética nos dice cómo un par de características co-varían o cambian al mismo tiempo. Cuando la correlación genética es cercana a cero significa que un grupo diferente de genes controla cada característica y la selección por una característica tendrá un mínimo efecto sobre la otra. Sin embargo, cuando la correlación genética es distinta de cero significa que un mismo grupo de genes afecta ambas características. Así, la selección por una característica va a incrementar la otra característica si la correlación es (+) o va a disminuir la otra característica si la correlación (-).

Muchas características se han combinado en índices de selección. Uno de ellos es el llamado “Mérito Neto” que fue introducido en Agosto del año 2000. Las características del “Mérito Neto” son controladas por varios genes en común, por lo tanto son características correlacionadas genéticamente. Tal correlación es la responsable de ubres más profundas o la inserción abierta de pezones frontales en vacas de mayor producción. Una respuesta correlacionada a la selección por mayor producción de leche es también responsable por el aumento en el consumo de materia seca de vacas contemporáneas comparado a vacas de hace 40 años atrás.

Los índices de “Mérito” son herramientas para seleccionar toros de razas lecheras los cuales combinan evaluaciones genéticas para producción, salud, estructuras corporales y fertilidad. Estos índices se diseñaron para mejorar el rendimiento económico de futuras vacas lecheras. Las diferencias en el sistema de precios de los productos lácteos en EEUU han resultado en la creación de 3 tipos de índices de “Mérito”. Estos son el “Mérito Neto”, “Mérito de Leche” y el “Mérito de Queso”. Los 3 índices consideran los costos de producción también como los ingresos asociados con el mejoramiento genético bajo las condiciones del índice y del mercado. Así el “Mérito Neto” se diseñó para productores que comercializan sus productos en mercados que pagan bonos por proteína. El “Mérito de Leche” se diseñó para productores que comercializan su leche en mercados donde no se paga por proteína. Finalmente el “Mérito de Queso” se diseñó para productores que comercializan su leche con plantas queseras. Los índices se expresan como el ingreso neto en el tiempo de vida del animal en dólares (ingresos menos costos) esperado para las hijas de un toro, relativo a la base genética, la cual es cero para una vaca promedio dentro de cada raza nacida en el 2000.

El énfasis en proteína, grasa y leche ha ido disminuyendo en las diferentes versiones de los índices de mérito a través del tiempo. Así la importancia relativa de proteína y grasa en conjunto para el mérito neto ha ido desde un 62% en el 2000 a un 55% en el 2003 a un 46% en el 2006. Esta disminución refleja como el valor marginal en producción adicional de leche ha disminuido relativo a los costos de mantener la salud y la fertilidad de las mismas vacas que producen leche en forma considerable. Por ejemplo, la selección para una mayor producción de leche (la cual incrementa el ingreso) también aumenta el score de células somáticas y disminuye la fertilidad, ambos incrementando los costos de mantener aquella vaca en producción. En general, el progreso genético en cada característica del “mérito neto” no es fácil de predecir, considerando solo los énfasis en porcentajes. Por ejemplo, la leche recibe “cero” énfasis en el “mérito neto” pero se espera que incremente en casi 1000 kg de leche en la población Holstein después de un periodo de 10 años. Esto se debe a que la leche, la proteína y la grasa están controlados por mucho de los mismos genes y la selección que incrementa los kilogramos de proteína y grasa, automáticamente incrementarán la producción de leche. Es por esto que si se selecciona por sólidos en base al índice de mérito neto, indirectamente la producción de leche aumentará en el tiempo. Si se selecciona por índice de queso, el impacto sobre la proteína será mayor en el tiempo. No obstante, si la nutrición y el ambiente no es el óptimo, la expresión de estas características se verán mermadas

Ambiente

La genética no expresa su óptimo si no se le da el ambiente adecuado, incluyendo la nutrición. Es por esto que otras variables medioambientales más allá del manejo alimentario son importantes de considerar. El bienestar animal es uno de los tópicos de moda hoy en día donde los aspectos de un buen alojamiento, adecuado espacio de comederos, sombra, piso, densidad animal, calidad y disponibilidad de agua por nombrar algunos juegan un rol fundamental en la máxima expresión de la producción de leche junto a la producción de sólidos. Una vaca enferma (cojera de la vaca, mastitis bovina) o una vaca con estrés (exceso de calor, ambiente de maltrato animal, etc.) o una vaca que no tiene un descanso mínimo de estar echada 10 a 12 horas en forma confortable rumiando no va a producir ni la leche ni los sólidos esperados. Es por esto que el manejo ambiental es parte fundamental para expresar la genética potencial en que el productor ha invertido. Debemos recordar que la genética, en cuanto a los sólidos, explica solo un 30% de la variación observada y el restante 70% es explicado por el manejo ambiental.

Cómo modificar la composición de la Leche

Desde los años 80 se ha establecido que manipular la composición de la leche tiene una serie de oportunidades pero también restricciones. El componente más sensible de modificar a través de la manipulación dietaria ha sido la grasa láctea. Sin embargo, es claro que el contenido de lactosa no puede ser modificada a través de la manipulación dietaria, excepto bajo condiciones extremas e inusuales de alimentación. La proteína tiene un patrón intermedio de modificación entre la grasa y la lactosa. En este contexto, entre los años 1980 y 2005 se han visto esfuerzos evidentes en tratar de modificar la composición de la leche y los mayores logros se han visto en el porcentaje de materia grasa y la composición de sus ácidos grasos.

Una serie de factores influyen la composición final de la leche los que incluyen la genética, la raza animal, el ambiente, el estado de la lactancia, el número de lactancia y la nutrición de la vaca, todos factores que trabajan en conjunto para determinar la composición final de la leche.

Proteína de la Leche

Las fracciones nitrogenadas de la leche se pueden dividir en forma general en 3 categorías: caseína, suero y nitrógeno no proteico (NNP). La caseína abarca cerca del 78% de todo el nitrógeno de la leche y es una proteína de un excelente valor biológico debido a la composición de sus aminoácidos. El nitrógeno del suero alcanza cerca del 17% y el NNP el 5%. La elaboración del queso, su estructura y maduración y su rendimiento dependen directamente del contenido de caseína de la leche y por ende, lo que se busca en la nutrición lechera es optimizar la producción de proteína de la leche, con especial énfasis en la producción de caseína o proteína verdadera.

Dentro de los factores nutricionales a mencionar que influyen el contenido de proteína de la leche están la relación forraje:concentrado, la cantidad y calidad de la proteína de la dieta y la cantidad y calidad de la grasa dietaria.

Es importante hacer la distinción entre aquellos factores que afectan el porcentaje de proteína de la leche versus de aquellos que afectan la producción bruta de proteína de la leche en kilogramos de proteína. Muchas veces ocurre que los cambios dietarios tienen un impacto positivo sobre la producción total de leche y kilogramos de proteína producidos por la vaca pero tienen un impacto negativo sobre el % de proteína de la leche. Por lo tanto, lo que se busca es incrementar el % de proteína de la leche mientras se mantiene o incrementa el nivel de producción de leche.

Relación forraje: concentrado

En la mayoría de los casos, reduciendo la proporción de forraje en la dieta de vacas lecheras incrementa tanto el contenido de proteína en % y en kilogramos. El contenido de proteína puede incrementar en 0,4% o más si la proporción de forraje en la dieta se reduce a 10% o menos en base materia seca. Debido a que una concentración mínima de forraje se requiere (no menos de un 40%) para evitar trastornos digestivos y metabólicos, reducir la relación forraje:concentrado no es un método practico que consistentemente incremente el contenido de proteína en la leche. El punto en cuestión es saber si el exceso de forraje es una causal primaria en la depresión de proteína en la leche o es debido a una disminución en el consumo total de energía cuando la dieta es muy rica en forrajes.

Al incrementar los granos de cereales en la dieta se produce una mayor cantidad de ácido propiónico en el rumen y por ende un aumento en los niveles de insulina. Además, en conjunto con un aporte de proteína de muy buena calidad se demostró un incremento en el % de proteína de la leche en un 10% y un incremento en la producción total de proteína en kilogramos en un 28%. Esto se explica porque dietas ricas en almidón y otros carbohidratos de rápida fermentación llevan a una mayor producción de ácido propiónico y proteína microbiana en el rumen, que conlleva a la vaca a producir más kilogramos de leche y de proteína láctea.

Cantidad y calidad de la proteína dietaria

A diferencia del factor relación forraje:concentrado de la dieta, los efectos de la cantidad y calidad de la proteína de la dieta sobre el contenido de la proteína de la leche ha sido extensivamente estudiado. Sin embargo, prontamente fue esclarecido qué cambios dramáticos tanto en la cantidad como en la calidad de la proteína produjo modestos cambios en el contenido de proteína de la leche.

Cantidad y tipo de Grasa

Al estudiarse las grasas como fuente de energía para la producción de leche de las vacas lecheras, también se observó que la suplementación de grasas indujo una disminución en el contenido de proteína de la leche. Como resultado, el uso de grasa como fuente de suplemento dietario tiene que ser limitado en aquellos mercados donde se paga bonificación en forma considerable por el contenido de proteína de la leche. En promedio, el contenido de proteína de la leche declina en un 0,03% por cada 100 gramos de consumo de grasas de suplemento o cerca de un 0,1 a 0,3% para los niveles más típicos de suplementación de grasas de sobrepaso. Cuando las grasas de sobrepaso son suplementadas en dietas de vacas lecheras, el % de caseína es la fracción proteica que más se afecta en forma negativa del total de los componentes proteicos de la leche. Los efectos de las grasas en la fracción proteica del suero han sido más inconsistentes y en general el nitrógeno no proteico aumenta. No obstante, debido a que las grasas de sobrepaso incrementan la producción de leche cuando son apropiadamente utilizadas, la producción total de proteína en la leche permanece constante o incluso incrementa a pesar de que el % de proteína en la leche puede declinar. Una explicación parcial a este efecto negativo que tienen las grasas de sobrepaso sobre el % de proteína de la leche es que los ácidos grasos elevados en sangre deprimen la liberación de somatotrofina (hormona de crecimiento) la cual reduce la extracción de aminoácidos de la sangre por parte de la glándula mamaria. Otra hipótesis a este efecto negativo que tiene las grasas de sobrepaso seria a que estos suplementos reducirían el flujo de sangre (7%) hacia la glándula mamaria, previniéndose así la extracción eficiente de aminoácidos desde la sangre. Sin embargo, la mayor producción en volumen de leche incrementaría debido a una menor síntesis de grasa en la glándula mamaria, un menor uso de acetato para producción de energía y por ende una mayor cantidad de glucosa disponible para la formación de lactosa (azúcar de la leche) y por ende una mayor síntesis de volumen de leche.

Perspectivas futuras

Mientras el precio de la leche esté íntimamente asociado al contenido de sus componentes, los productores deberían continuar mirando en la nutrición de su rebaño como un medio eficaz para modificar la composición de la leche a un óptimo que conlleve a un máximo retorno económico. A medida que conozcamos más sobre el genoma de la vaca lechera se irán abriendo nuevas oportunidades para manipular genéticamente el contenido de los sólidos de la leche o desarrollar líneas de vacas que produzcan un tipo de leche con una composición específica. En este contexto, la nutrición de la vaca lechera va a permanecer como un pilar fundamental en la expresión de las modificaciones genéticas potenciales. La gran oportunidad que se tiene en el horizonte a corto y mediano plazo en manipular la composición de la leche se redirigirá en usar la leche como un medio de transporte y entrega de compuestos químicos (nutracéuticos) que van a mejorar la salud humana y combatir enfermedades clínicas tales como la obesidad, intolerancia a la lactosa u osteoporosis. El perfil de ácidos grasos de la leche y su modificación estratégica va a continuar recibiendo atención en el corto plazo ya que es un reservorio único para mucho de los isómeros trans que se originan en el rumen y de muchos más por conocer. Por otro lado, incrementando ciertas proteínas específicas en la leche para mejorar la salud humana también van a ser áreas de mucha exploración científica, pero debido a que la modificación de las proteínas de la leche son menos evidentes a los cambios de la dieta a diferencia de la grasa de la leche, la manipulación del contenido de la proteína láctea a nivel de la planta procesadora y en el área de ingeniería de los alimentos va a jugar un rol fundamental.

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Atresia Coli en Bovinos

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Optimizando el uso del semen sexado

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El semen bovino se debe descongelar a 35°C durante 45 segundos. Si esta temperatura no es exacta, una descongelación inadecuada puede afectar la calidad y viabilidad del semen.


Por: JODEE SATTLER (Estados Unidos)

Durante la segunda mitad del siglo XX (aproximadamente de 1955 a 2005), el rendimiento reproductivo del ganado lechero disminuyó considerablemente. Una variedad de factores –desde una mayor producción de leche, hasta una mayor endogamia y una nutrición inferior a la óptima– pueden haber contribuido a este retroceso.

Fisiólogos reproductivos, genetistas y otros expertos colaboradores de la industria láctea, algunos de ellos fueron convocados por el Consejo de Reproducción del Ganado Lechero de los Estados Unidos (DCRC, por sus siglas en inglés) para revertir esta tendencia negativa de la reproducción.

Durante la Reunión Anual del DCRC de 2022, el Dr. Paul Fricke, profesor de reproducción de ganado lechero de la Universidad de Wisconsin y especialista en Extensión, describió la “reversión”, es decir este gran cambio que comenzó en 2002, como una «revolución en la reproducción».

«El espectacular aumento de la reproducción se ha producido durante la última década (más o menos)», decía Fricke.

Si bien la mejora de la genética, la nutrición y los protocolos de manejo ayudaron a mejorar la reproducción del ganado lechero, la adopción de programas de fertilidad, como la inseminación artificial programada (IAT) y la resincronización de la ovulación (resincronización) después de un diagnóstico de falta de preñez, jugó un papel importante en el aumento del rendimiento reproductivo. Además, combinar los programas de fertilidad con nuevas tecnologías para la detección del estro, basadas en sistemas de seguimiento de la actividad, ayudó eficazmente a lograr mejores tasas de preñez.

Estrategias que conducen al progreso reproductivo

Durante esta revolución, el rendimiento y la economía del semen sexado mejoraron. Sin embargo, el rendimiento del semen sexado todavía está por detrás del rendimiento del semen convencional. El uso de semen sexado aumenta el progreso genético en los rebaños lecheros a través de una mayor intensidad de selección de madres (Khalajzadeh et al., 2012).

Otras estrategias incluyen pruebas genómicas o de pedigrí para identificar novillas y vacas genéticamente superiores, el uso de semen sexado para inseminar novillas lecheras genéticamente superiores y vacas lactantes equilibradas para las necesidades de reemplazo (Weigel et al., 2012) y el uso de semen de bovino de carne para inseminar novillas con méritos genéticos bajos y vacas para producir terneros cruzados con mayor valor en el mercado de la carne (Ettema et al., 2017).

«Esto ha llevado a una tendencia en rápida evolución a utilizar semen Holstein sexado, semen Holstein convencional y semen de bovino de carne convencional para inseminar hembras Holstein en los Estados Unidos», decía Fricke.

Mejorar la fertilidad con semen sexado

Dado el importante papel del semen sexado para ayudar a los productores lecheros a “dimensionar correctamente” sus hatos y capitalizar la mejor genética del rebaño, Fricke centró su presentación en estrategias de manejo para mejorar la fertilidad del semen sexado en novillas no lactantes y vacas lecheras lactantes.

Fricke explicó que las novillas no responden favorablemente a los protocolos de sincronización basados ​​únicamente en GnRH y PGF2α, como Ovsynch. La “clave” es incluir un inserto de progesterona intravaginal controlado (CIDR) durante el protocolo. Esta práctica evita que las novillas muestren estro hasta que se retira el inserto CIDR, lo que aumenta la sincronía con el protocolo.

La DCRC recomienda el protocolo CIDR-Synch de 5 días (https://www.dcrcouncil.org/protocols) para novillas lecheras. Fricke observó que del 27% al 33% de las novillas presentan estro >24 horas antes de la IAT programada con el protocolo CIDR-Synch de 5 días. «Esto hace que la detección del estro durante el protocolo CIDR-Synch de 5 días sea un requisito para lograr tasas de concepción aceptables», comentó.

Lauber et al. (2021) condujeron una prueba de campo para comparar programas de manejo reproductivo para el envío de novillas Holstein a su primera inseminación con semen sexado. Los investigadores evaluaron:

  • CIDR5 (sincronización CIDR de 5 días)
  • CIDR6 (sincronización CIDR de 6 días)
  • EDAI (la PGF2α en el día 0 fue seguida por una detección de estro una vez al día [detección visual de la eliminación de tiza de la cola y otros signos] e IA)

El equipo de investigación concluyó que, aunque retrasar el retiro del dispositivo CIDR 24 horas en un protocolo CIDR-Synch de cinco días suprimió la expresión temprana del estro antes de la IAT, retrasar la eliminación del CIDR 24 horas tendía a disminuir la preñez por inseminación artificial (P/IA) en novillas inseminadas con semen sexado.

Además, el sometimiento de las novillas a un protocolo CIDR-Synch de cinco días para la primera IA tendió a aumentar el P/IA y a disminuir el costo por preñez en comparación con las novillas EDAI. Fricke explicó que la disminución del costo por embarazo se debió a la disminución de los días de alimentación. Además, esta disminución del costo cubrió con creces el costo del protocolo CIDR-Synch de 5 días y resultó en una disminución general de $17 en el costo por preñez, en comparación con las novillas inseminadas al estro, después del tratamiento con prostaglandinas.

Momento de la IA: semen sexado versus semen convencional

¿El momento óptimo de IA es diferente para el semen sexado en comparación con el semen convencional? Parece que la respuesta es «sí».

Bombardelli et al. (2016) evaluaron el uso de semen sexado en vacas lactantes con un sistema de monitoreo de actividad en vacas Jersey a IAT en función del aumento de actividad. En general, la P/IA usando semen sexado fue mayor para las vacas Jersey inseminadas entre 23 y 41 horas después del inicio de la actividad, lo cual es más tarde que el momento óptimo para el semen convencional de cuatro a 12 horas (sistema radiotelemétrico) después del inicio de la actividad de pie. (Dransfield et al., 1998) u ocho a 16 horas (sistema de monitoreo de actividad) después del inicio de la actividad (Stevenson et al., 2014).

«La inseminación posterior de vacas de alta producción utilizando semen sexado puede ser óptima para las vacas inseminadas en celo», dijo Fricke. Esto se debe a que la ovulación ocurre más tarde en relación con el inicio del estro en vacas de alta producción a medida que aumenta la producción de leche cerca del momento del estro.

Programa de fertilidad: sincronización óptima de la IA con semen sexado

¿Cuál es el momento óptimo de la IA utilizando semen sexado cuando el intervalo entre el momento de la IA y la ovulación se controla mediante un programa de fertilidad en el primer servicio? Para abordar esta cuestión, Lauber et al. (2020) sometieron a vacas primíparas a un protocolo Doble-Ovsynch para el primer servicio que incluía un segundo tratamiento con PGF2α 24 horas después del primero en la parte del protocolo de reproducción-Ovsynch como lo describen Brusveen et al. (2009).

El último tratamiento con GnRH (G2) varió entre tratamientos y IAT. Para variar el intervalo entre G2 y TAI, las vacas fueron asignadas al azar a dos tratamientos para recibir G2 16 (G2-16) o 24 (G2-24) horas antes de TAI, que se fijó en 48 horas después del segundo tratamiento con PGF2α del programa de reproducción. -Porción Ovsynch del protocolo Double-Ovsynch.

El equipo de investigación encontró que las vacas G2-24 tenían menos P/AI que las vacas G2-16 a los 34 ± 3 días (44% vs. 50%) y 80 ± 17 días (41% vs. 48%) después de la IAT. La pérdida de preñeces y la proporción de sexos fetales no difirieron entre los tratamientos. La inducción de la ovulación más temprana en relación con el IAT después de un protocolo Doble-Ovsynch disminuyó la P/AI en vacas Holstein primíparas, mientras que la pérdida de preñez y la proporción de fetos femeninos no difirieron entre los tratamientos.

Estrategia de inseminación de primer servicio

En un estudio de campo, Lauber et al. (2022) incluyeron 742 vacas Jersey en lactancia, que fueron asignadas al azar según el número de etiqueta auricular y dentro del paridad para su presentación, ya sea al primer servicio después de un protocolo Double-Ovsynch (DO) o a un protocolo para la sincronización del estro con detección del estro dos veces al día (EDAI) utilizando semen Jersey sexado.

¿Los resultados? La media de días desde PGF2α (día 24) hasta IA fue mayor para las vacas EDAI que para las DO, mientras que la proporción de vacas inseminadas fue mayor para las vacas DO que para las EDAI (100% vs. 75%). “Así, el 75% de las vacas en el tratamiento EDAI fueron detectadas en estro e inseminadas, mientras que el 25% de las vacas no fueron detectadas en estro y fueron sometidas a IAT después de un protocolo Ovsynch para el primer servicio”, informó Fricke.

En pocas palabras: este estudio encontró que las vacas Jersey lactantes sometidas a un protocolo DO para IAT en el primer servicio tenían más P/AI para semen sexado y de carne que las vacas inseminadas después de la sincronización del estro.

 

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