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COVID-19: Avances y Expectativas

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La Dra. Georgina Hernández Montes es Química Farmacobióloga egresada de la Facultad de Química de la UNAM. Actualmente es parte de la Red de Apoyo a la Investigación (RAI) de la UNAM y se ha especializado en el área de bioinformática.

Esta publicación fue revisada por el comité editorial de la Academia de Ciencias de Morelos.

En diciembre de 2019 se describieron los primeros casos de una nueva enfermedad causada por un virus que hoy conocemos como SARS-CoV-2. Inicialmente se consideró una enfermedad respiratoria similar a la influenza. Sin embargo, al acumularse más evidencia, los médicos y científicos se están dado cuenta de que es una enfermedad mucho más compleja. Actualmente ya se encuentran muy bien descritos síntomas inflamatorios, la presencia de coágulos y una peligrosa disminución de oxígeno en sangre. Estos síntomas pasan desapercibidos por los pacientes, y lo que aparentemente es una recuperación exitosa, puede resultar en complicaciones que llegan a comprometer la calidad de vida de los afectados. Este hecho, sumado a que la enfermedad es altamente contagiosa y con una tasa de mortalidad elevada, ha impedido llevar a cabo más estudios debido a la saturación de los sistemas de salud. Para el poco tiempo que llevamos de contender con esta nueva enfermedad, se han logrado grandes avances que nos permiten comprender mejor el mecanismo de infección y explicar algunos de sus síntomas.

¿Qué sabemos hasta ahora?

Cuando el virus SARS-CoV-2 ingresa al cuerpo humano, infecta a las células con la ayuda de dos proteínas que encuentran en la superficie, ACE2 y TMPRSS2. Por un lado, la proteína ACE2 (por su nombre en inglés, Angiotensin-converting enzyme 2) participa en la regulación de la presión sanguínea, al unir un péptido vasoconstrictor llamado angiotensina II y convertirlo en angiotensina que es un vasodilatador. Por otro lado, la proteína TMPRSS2 (por su nombre en inglés, Transmembrane protease, serine 2) tiene la función de cortar a otras proteínas como parte de diferentes funciones fisiológicas en el organismo. Una de las primeras observaciones que hicieron los investigadores es que las células del pulmón y del intestino de algunas personas contienen una gran cantidad de las proteínas ACE2 y TMPRSS2. Sin embargo, debido a la gran diversidad de síntomas, se dieron a la tarea de ver en qué otras partes del cuerpo se encontraban este tipo de células. Gracias a la base de datos generada por el Human Cell Atlas (https://www.humancellatlas.org/), varios grupos de investigación se dieron cuenta que estas proteínas, también se encuentran en las células epiteliales del corazón, la vejiga, el páncreas, riñón, la nariz, en el ojo y el cerebro. Incluso hubo un reporte que describe cómo se habían encontrado partículas de virus en el endotelio vascular, una capa delgada de células que recubren los vasos sanguíneos de varios órganos del cuerpo (Figura 1). Estas observaciones han llevado a los investigadores a afirmar que el virus no causa una neumonía común, sino que es en realidad causa una enfermedad nueva que apenas está siendo comprendida. En la medida en la que podamos comprender la forma en la que el virus causa la enfermedad, más fácil será que se tengamos un tratamiento o una vacuna que sean seguros y efectivos.

Figura 1. Esquema donde se observa la existencia de las proteínas ACE2 y TMPRSS2 en diferentes células de tejidos en el cuerpo humano. Se observa que al menos se encuentra una de estas dos proteínas en varios tipos celulares. Tomada de: https://www.the-scientist.com/news-opinion/receptors-for-sars-cov-2-present-in-wide-variety-of-human-cells-67496

¿Qué tan cerca estamos de una vacuna?

Actualmente hay más de 90 proyectos de vacunas contra el SARS-CoV-2 que están siendo desarrollados por diferentes grupos de investigación tanto en empresas como en universidades de todo el mundo (Figura 2). Al menos seis grupos ya han comenzado a inyectar formulaciones en voluntarios en ensayos de seguridad; otros han comenzado a probar en animales. Si bien todas buscan exponer al cuerpo a un antígeno que no causará enfermedad, para provocar una respuesta inmune que puede bloquear o matar el virus, no todas las vacunas están hechas con la misma tecnología, ni utilizan el mismo componente biológico como antígeno.

Figura 2. Representación del número y tipo de vacunas en proceso de desarrollo a nivel mundial. Figura modificada de https://www.nature.com/articles/d41586-020-01221-y

Esencialmente se están desarrollando 4 tipos de vacunas con enfoques diferentes:

  • Virus atenuados: Estos virus son el resultado de infectar animales varias veces hasta que se obtiene una variante del virus con mutaciones que hacen que ya no pueda causar la enfermedad. O bien, se pueden tratar con algún compuesto químico para “debilitarlos” y volverlos no infecciosos.
  • Vectores virales: Son fragmentos de la información genética del virus a estudiar, y que son insertados en otro virus artificial que no causa ninguna enfermedad.
  • Fragmentos de ácidos nucleicos: Pueden ser ADN y ARN que contienen información genética del virus pero que se introducen desnudos dentro de la célula hospedera.
  • Proteínas o antígenos: Se introduce dentro de la célula una parte o subunidad de alguna proteína que se localice en la cápside del virus para que esta sea reconocida por el sistema inmune o bien se expresa la proteína en una partícula vitral sin material genético (Figura 3).

Figura 3. Representación de los tipos de vacunas que se están desarrollando. a) vacunas basadas en virus, b) vacunas basadas en vectores virales, c) vacunas basadas en ácidos nucleicos y d) vacunas basadas en proteínas. https://www.nature.com/articles/d41586-020-01221-y

El camino para obtener una vacuna

Ahora bien, no solo nos enfrentamos al reto de encontrar la vacuna eficaz, sino que hay que pasar ciertos controles que se denominan fases y que nos permitan asegurar que la vacuna sea segura, pues no queremos que cause más daño de lo que causa la enfermedad. Antes de iniciar cualquier estudio en humanos, se debe demostrar que la vacuna o fármaco que se está probando es seguro en animales, a esta etapa se le conoce como ensayo preclínico. Aquí se prueban factores como la mejor vía de administración y efectos de la vacuna. Una vez que se supera esta etapa se inician los estudios en humanos.

Si todo sale bien en la etapa anterior, se realiza la fase 1 que es la prueba de seguridad. En este paso, la vacuna candidata se prueba en un pequeño grupo de entre 20 y 100 voluntarios sanos, las diferentes dosis para crear la respuesta inmune más fuerte usando la dosis más baja sin efectos secundarios graves.

Una vez que todo funcionó bien y se haya decidido por una dosis y una formulación, pasará a la fase 2, que indicará qué tan bien funciona la vacuna en las personas que están destinadas a obtenerla y se evalúan los efectos secundarios. Esta vez, cientos de personas reciben la vacuna. Esta cohorte o grupo de personas, debe incluir individuos de diferentes edades y estados de salud.

Luego, en la fase 3, se les administra la vacuna a miles de personas. Esta suele ser la fase más larga porque se le administra la vacuna a un grupo de personas que probablemente ya corren el riesgo de infección por el virus y se compara cómo evolucionan las personas que fueron vacunadas respecto a las que no y se recolectan datos estadísticos acerca de la efectividad y qué tan segura es la vacuna.

Después de que la vacuna pasa las tres fases de prueba, se inician los trámites ante la OMS y las agencias gubernamentales para su aprobación e iniciar el proceso de fabricación y distribución. Normalmente este proceso lleva alrededor de 5-15 años, pero en el caso del COVID-19 y dada la severidad y el impacto económico que está teniendo alrededor del mundo, se están diseñando estrategias de fabricación y distribución, que permitan producir alrededor de 7 billones de dosis.

¿Y qué hay de los tratamientos?

La otra estrategia para contender con la enfermedad, es encontrar un buen tratamiento que permita que las personas que contraigan el virus cursen la enfermedad con síntomas mínimos y se asegure su supervivencia. En estrategia se cuenta con dos modalidades, el tratamiento con agentes biológicos y el tratamiento con fármacos o compuestos químicos.

Con respecto a los agentes biológicos, uno de los tratamientos que está siendo probado en el uso de plasma de pacientes convalecientes administrar plasma de un paciente recuperado a un paciente enfermo. Este tratamiento tiene la limitación de que los pacientes recuperados solo pueden donar una cantidad limitada de sangre. Es por ello que se está trabajando en la estrategia de anticuerpos monoclonales y que consiste en seleccionar los mejores anticuerpos y clonarlos para producir miles de copias que pueden ser administradas a los pacientes enfermos.

Para los tratamientos basados en fármacos se han planteado 2 estrategias: la primera es hacer uso de la inteligencia artificial (IA) y la segunda tiene que ver con el reposicionamiento de fármacos que ya se han utilizado en otras enfermedades.

En la primera estrategia hay investigadores que desarrollan algoritmos para hacer simulaciones de pruebas entre las proteínas de la superficie del virus y pequeñas moléculas que pudieran bloquear su unión con los receptores de las células humanas. Si bien estos algoritmos sumados a las computadoras de alto rendimiento son muy potentes, la cantidad de moléculas a ensayar es también abrumadora. La cantidad de moléculas a probar es del orden de un billón y la información biológica útil para alimentar a estos algoritmos se genera lentamente, lo que retrasa el descubrimiento de nuevos fármacos.

Otro enfoque que también utiliza IA combina esta estrategia con la medicina de redes. Esta disciplina busca comprender las interacciones genéticas y proteicas en el cuerpo y genera una red donde conecta esta información con los medicamentos ya existentes y su relación con las enfermedades conocidas. Los investigadores buscan la relación e interacción entre los genes y las proteínas involucrados en el COVID-19. Usando la técnica de redes, buscan las asociaciones para encontrar medicamentos existentes que podrían reutilizarse. A la fecha, se cuenta con una lista de 81 medicamentos aprobados que ahora están probando en el laboratorio para ver si los interrumpen o no la infección por el SARs-CoV-2 y cómo podrían hacerlo. Algunos de los medicamentos, como el ritonavir, lopinavir y cloroquina, ya se están probando en ensayos clínicos con COVID-19.

A pesar de todos estos esfuerzos, hasta ahora el único fármaco aprobado por la FDA es el remdesivir, aunque su efecto es más bien modesto. Los estudios clínicos demuestran que el antiviral redujo la duración de los síntomas de 15 a 11 días y se propone que puede ayudar a la recuperación. Posiblemente este fármaco ayudaría a evitar que las personas tengan que ser tratadas en cuidados intensivos. Sin embargo, los ensayos no dieron ninguna indicación clara de si puede prevenir las muertes por coronavirus. Este fármaco es un antiviral que originalmente se propuso como tratamiento contra el ébola, una enfermedad que produce hemorragias y que afectó principalmente a países en África. Su mecanismo de acción es interferir con la capacidad de replicarse del virus.

Esta es una de las preguntas que más hace la ciudadanía a las autoridades y la respuesta no es sencilla. En realidad, depende de cuando tengamos la vacuna o un tratamiento, pero aun con estas herramientas tendríamos que esperar que al menos el 70% de la población tenga inmunidad para poder regresar a la normalidad. Mientras tanto tendremos que seguir utilizando estrategias como la sana distancia, el lavado de manos y quizá valga la pena utilizar algunas estrategias de monitoreo de casos sospechosos y confirmados a través de los teléfonos inteligentes para prevenir una nueva oleada de brotes. Finalmente es importante mencionar que a pesar de los recortes que ha sufrido la ciencia en México desde hace años, contamos con una plantilla de científicos de muy alto nivel que están participando en todas y cada una de las estrategias antes mencionadas, a la par de los grupos a nivel mundial. Es por ello que invitamos a la sociedad no solo a seguir apoyando a la ciencia, sino a beneficiarse de ella siguiendo las recomendaciones de los expertos y aprovechando la difusión del conocimiento que se hace constantemente.

Esta columna se prepara y edita semana con semana, en conjunto con investigadores morelenses convencidos del valor del conocimiento científico para el desarrollo social y económico de Morelos. Desde la Academia de Ciencias de Morelos externamos nuestra preocupación por el vacío que genera la extinción de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología dentro del ecosistema de innovación estatal que se debilita sin la participación del Gobierno del Estado.

Fuente: Academia de Ciencias de Morelos

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Optimizando el uso del semen sexado

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El semen bovino se debe descongelar a 35°C durante 45 segundos. Si esta temperatura no es exacta, una descongelación inadecuada puede afectar la calidad y viabilidad del semen.


Por: JODEE SATTLER (Estados Unidos)

Durante la segunda mitad del siglo XX (aproximadamente de 1955 a 2005), el rendimiento reproductivo del ganado lechero disminuyó considerablemente. Una variedad de factores –desde una mayor producción de leche, hasta una mayor endogamia y una nutrición inferior a la óptima– pueden haber contribuido a este retroceso.

Fisiólogos reproductivos, genetistas y otros expertos colaboradores de la industria láctea, algunos de ellos fueron convocados por el Consejo de Reproducción del Ganado Lechero de los Estados Unidos (DCRC, por sus siglas en inglés) para revertir esta tendencia negativa de la reproducción.

Durante la Reunión Anual del DCRC de 2022, el Dr. Paul Fricke, profesor de reproducción de ganado lechero de la Universidad de Wisconsin y especialista en Extensión, describió la “reversión”, es decir este gran cambio que comenzó en 2002, como una «revolución en la reproducción».

«El espectacular aumento de la reproducción se ha producido durante la última década (más o menos)», decía Fricke.

Si bien la mejora de la genética, la nutrición y los protocolos de manejo ayudaron a mejorar la reproducción del ganado lechero, la adopción de programas de fertilidad, como la inseminación artificial programada (IAT) y la resincronización de la ovulación (resincronización) después de un diagnóstico de falta de preñez, jugó un papel importante en el aumento del rendimiento reproductivo. Además, combinar los programas de fertilidad con nuevas tecnologías para la detección del estro, basadas en sistemas de seguimiento de la actividad, ayudó eficazmente a lograr mejores tasas de preñez.

Estrategias que conducen al progreso reproductivo

Durante esta revolución, el rendimiento y la economía del semen sexado mejoraron. Sin embargo, el rendimiento del semen sexado todavía está por detrás del rendimiento del semen convencional. El uso de semen sexado aumenta el progreso genético en los rebaños lecheros a través de una mayor intensidad de selección de madres (Khalajzadeh et al., 2012).

Otras estrategias incluyen pruebas genómicas o de pedigrí para identificar novillas y vacas genéticamente superiores, el uso de semen sexado para inseminar novillas lecheras genéticamente superiores y vacas lactantes equilibradas para las necesidades de reemplazo (Weigel et al., 2012) y el uso de semen de bovino de carne para inseminar novillas con méritos genéticos bajos y vacas para producir terneros cruzados con mayor valor en el mercado de la carne (Ettema et al., 2017).

«Esto ha llevado a una tendencia en rápida evolución a utilizar semen Holstein sexado, semen Holstein convencional y semen de bovino de carne convencional para inseminar hembras Holstein en los Estados Unidos», decía Fricke.

Mejorar la fertilidad con semen sexado

Dado el importante papel del semen sexado para ayudar a los productores lecheros a “dimensionar correctamente” sus hatos y capitalizar la mejor genética del rebaño, Fricke centró su presentación en estrategias de manejo para mejorar la fertilidad del semen sexado en novillas no lactantes y vacas lecheras lactantes.

Fricke explicó que las novillas no responden favorablemente a los protocolos de sincronización basados ​​únicamente en GnRH y PGF2α, como Ovsynch. La “clave” es incluir un inserto de progesterona intravaginal controlado (CIDR) durante el protocolo. Esta práctica evita que las novillas muestren estro hasta que se retira el inserto CIDR, lo que aumenta la sincronía con el protocolo.

La DCRC recomienda el protocolo CIDR-Synch de 5 días (https://www.dcrcouncil.org/protocols) para novillas lecheras. Fricke observó que del 27% al 33% de las novillas presentan estro >24 horas antes de la IAT programada con el protocolo CIDR-Synch de 5 días. «Esto hace que la detección del estro durante el protocolo CIDR-Synch de 5 días sea un requisito para lograr tasas de concepción aceptables», comentó.

Lauber et al. (2021) condujeron una prueba de campo para comparar programas de manejo reproductivo para el envío de novillas Holstein a su primera inseminación con semen sexado. Los investigadores evaluaron:

  • CIDR5 (sincronización CIDR de 5 días)
  • CIDR6 (sincronización CIDR de 6 días)
  • EDAI (la PGF2α en el día 0 fue seguida por una detección de estro una vez al día [detección visual de la eliminación de tiza de la cola y otros signos] e IA)

El equipo de investigación concluyó que, aunque retrasar el retiro del dispositivo CIDR 24 horas en un protocolo CIDR-Synch de cinco días suprimió la expresión temprana del estro antes de la IAT, retrasar la eliminación del CIDR 24 horas tendía a disminuir la preñez por inseminación artificial (P/IA) en novillas inseminadas con semen sexado.

Además, el sometimiento de las novillas a un protocolo CIDR-Synch de cinco días para la primera IA tendió a aumentar el P/IA y a disminuir el costo por preñez en comparación con las novillas EDAI. Fricke explicó que la disminución del costo por embarazo se debió a la disminución de los días de alimentación. Además, esta disminución del costo cubrió con creces el costo del protocolo CIDR-Synch de 5 días y resultó en una disminución general de $17 en el costo por preñez, en comparación con las novillas inseminadas al estro, después del tratamiento con prostaglandinas.

Momento de la IA: semen sexado versus semen convencional

¿El momento óptimo de IA es diferente para el semen sexado en comparación con el semen convencional? Parece que la respuesta es «sí».

Bombardelli et al. (2016) evaluaron el uso de semen sexado en vacas lactantes con un sistema de monitoreo de actividad en vacas Jersey a IAT en función del aumento de actividad. En general, la P/IA usando semen sexado fue mayor para las vacas Jersey inseminadas entre 23 y 41 horas después del inicio de la actividad, lo cual es más tarde que el momento óptimo para el semen convencional de cuatro a 12 horas (sistema radiotelemétrico) después del inicio de la actividad de pie. (Dransfield et al., 1998) u ocho a 16 horas (sistema de monitoreo de actividad) después del inicio de la actividad (Stevenson et al., 2014).

«La inseminación posterior de vacas de alta producción utilizando semen sexado puede ser óptima para las vacas inseminadas en celo», dijo Fricke. Esto se debe a que la ovulación ocurre más tarde en relación con el inicio del estro en vacas de alta producción a medida que aumenta la producción de leche cerca del momento del estro.

Programa de fertilidad: sincronización óptima de la IA con semen sexado

¿Cuál es el momento óptimo de la IA utilizando semen sexado cuando el intervalo entre el momento de la IA y la ovulación se controla mediante un programa de fertilidad en el primer servicio? Para abordar esta cuestión, Lauber et al. (2020) sometieron a vacas primíparas a un protocolo Doble-Ovsynch para el primer servicio que incluía un segundo tratamiento con PGF2α 24 horas después del primero en la parte del protocolo de reproducción-Ovsynch como lo describen Brusveen et al. (2009).

El último tratamiento con GnRH (G2) varió entre tratamientos y IAT. Para variar el intervalo entre G2 y TAI, las vacas fueron asignadas al azar a dos tratamientos para recibir G2 16 (G2-16) o 24 (G2-24) horas antes de TAI, que se fijó en 48 horas después del segundo tratamiento con PGF2α del programa de reproducción. -Porción Ovsynch del protocolo Double-Ovsynch.

El equipo de investigación encontró que las vacas G2-24 tenían menos P/AI que las vacas G2-16 a los 34 ± 3 días (44% vs. 50%) y 80 ± 17 días (41% vs. 48%) después de la IAT. La pérdida de preñeces y la proporción de sexos fetales no difirieron entre los tratamientos. La inducción de la ovulación más temprana en relación con el IAT después de un protocolo Doble-Ovsynch disminuyó la P/AI en vacas Holstein primíparas, mientras que la pérdida de preñez y la proporción de fetos femeninos no difirieron entre los tratamientos.

Estrategia de inseminación de primer servicio

En un estudio de campo, Lauber et al. (2022) incluyeron 742 vacas Jersey en lactancia, que fueron asignadas al azar según el número de etiqueta auricular y dentro del paridad para su presentación, ya sea al primer servicio después de un protocolo Double-Ovsynch (DO) o a un protocolo para la sincronización del estro con detección del estro dos veces al día (EDAI) utilizando semen Jersey sexado.

¿Los resultados? La media de días desde PGF2α (día 24) hasta IA fue mayor para las vacas EDAI que para las DO, mientras que la proporción de vacas inseminadas fue mayor para las vacas DO que para las EDAI (100% vs. 75%). “Así, el 75% de las vacas en el tratamiento EDAI fueron detectadas en estro e inseminadas, mientras que el 25% de las vacas no fueron detectadas en estro y fueron sometidas a IAT después de un protocolo Ovsynch para el primer servicio”, informó Fricke.

En pocas palabras: este estudio encontró que las vacas Jersey lactantes sometidas a un protocolo DO para IAT en el primer servicio tenían más P/AI para semen sexado y de carne que las vacas inseminadas después de la sincronización del estro.

 

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