En la localidad salteña La Candelaria, en el límite con la provincia de Tucumán (norte de Argentina), nunca se habló tanto de la ley de Lavoisier, sintetizada con la popular expresión “nada se pierde, todo se transforma”.
Y es que se acaba de inaugurar el primer biodigestor de la Argentina instalado en un matadero municipal, aplicado a la industria, que permitirá procesar todos los residuos para generar biogás y biofertilizantes. De este modo, será posible intesificar la productividad, el asociativismo y reducir la contaminación ambiental.
La iniciativa fue hecha posible gracias al apoyo del INTA y la interacción público-privada con las empresas Constructora Norberto Odebrecht, IBS Córdoba y BTU. En la presentación, participaron el gobernador provincial, Juan Manuel Urtubey, el intendente comunal, Julio Romano, representantes de las empresas involucradas y el especialista Alejandro Saavedra, dreferente del proyecto de valor agregado en origen el INTA Justiniano Posse –Córdoba–, quien acompañó todo el desarrollo. También estuvieron presentes Viviana Failde –asistente regional de Planificación–, Alfredo Mollinedo –asistente de Vinculacion– y los técnicos de INTA Haide Lackner –de Rosario de la Frontera–, Gustavo Chavarri y Luis Giagante –de Metán–.
El biodigestor, de 30 metros cúbicos de seis metros de altura y tres de diámetro, permitirá aumentar la capacidad de faena y la producción mediante la transformación de los residuos en biogás, que será almacenado en un gasómetro de membrana para garantizar su disponibilidad al momento de utilizarse en el mismo establecimiento, principalmente para obtener agua caliente que se aplicará en el bienestar de los operarios y la limpieza de los animales.
“A partir de este proyecto –indicó el intendente comunal– podrían instalarse equipos de similares características en escuelas rurales de toda la región”, lo cual disminuiría “considerablemente el consumo de leña reduciendo los altísimos niveles de deforestación que existen en la región”. En la misma línea, el director del INTA Salta expresó: “Esta obra es un gran adelanto para toda la región y posicionará al frigorífico La Candelaria como un modelo eficiente de intensificación productiva, con una gestión adecuada de los residuos, clave en la cadena sustentable del agregado de valor”, dijo De Simone.
Por su parte, Saavedra destacó que “el biogás aparece como solución a un problema y se transforma en una oportunidad”. De hecho, al intensificar la producción de carne, cerdo y pollo, se incrementa la generación de efluentes. Si no están debidamente tratados, estancados en grandes piletas abiertas y colapsadas, estos desechos “generan olores muy desagradables y afectan a localidades cercanas”.
En ese sentido, el especialista del INTA Justiniano Posse puntualizó que esta tecnología significa una alternativa de solución al impacto ambiental de los efluentes y a la obtención de energía: “Está en el productor dejar de ver a los efluentes como un problema y comenzar a verlos como una gran oportunidad”.
Todo se Transforma
Un biodigestor es un contenedor cerrado, hermético e impermeable. Mediante el almacenamiento de material orgánico –excrementos de animales, desechos y restos de alimento– se genera una fermentación anaeróbica que deriva en la producción de biogas y biofertilizantes.
El biodigestor, de 30 metros cúbicos, seis metros de altura y tres de diámetro, permitirá aumentar la capacidad de faena y la producción.
La reutilización de los efluentes actualmente desechados es importante para recomponer el sistema productivo y amortiguar los costos. José María Méndez, técnico del proyecto de eficiencia de cosecha, postcosecha de granos y agroindustria en origen (Precop II) del INTA Totoras –Santa Fe–, señaló que el gas metano –gas obtenido mediante el tratamiento anaeróbico en la biodigestión– es una fuente de energía para calefaccionar y dar electricidad.
De acuerdo con Méndez, “esta tecnología es económica y todo productor puede implementarla”. En el caso de la producción de cerdos, en promedio, los costos de la implementación equivalen al 10% por madre.
El residuo orgánico que se descarga del biodigestor es un lodo-líquido con propiedades fertilizantes que contiene nitrógeno, potasio, fósforo y otros micronutrientes esenciales para las plantas. “Esto lo convierte en un valioso abono orgánico de fácil aplicación, prácticamente libre de olores y patógenos, que además favorece la capacidad de retención del agua”, expresó Méndez.
Fuente: INTA
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