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En Colombia se registra la mayor caida en el consumo de carne en 9 años producto de la Pandemia

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Este año, el consumo de carne per cápita ha tenido su mayor caída en nueve años pues, según la ONG Internacional Sinergia Animal, los consumidores están optando por dietas más sustentables y saludables en tiempos de pandemia.

El consumo de carne cayó un 3% desde el año pasado, lo cual representa la reducción más grande al menos desde el 2000, según la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations).

La agencia de las Naciones Unidas reporta que las dificultades económicas relacionadas a la covid-19, sumadas a las trabas logísticas como las restricciones de transporte y una radical disminución de la demanda del sector de restaurantes han llevado a esta caída en la demanda global.

Otro factor clave son los recortes de presupuesto en la industria de envasado de carnes, que se ha convertido rápidamente en uno de los puntos con más casos de contagios del virus en varios países del mundo.

Los casos de fiebre porcina africana en Asia también contribuyeron a esta disminución, que ha llevado al sacrificio de un cuarto de los cerdos del mundo. En Colombia, la crisis de la covid-19 está afectando el sector ganadero y el país está prediciendo una caída en el consumo de carne, especialmente vacuna, como establece Actualidad Ganadera.

De otra parte, mientras el consumo de carne está bajando, en algunos países como Estados Unidos la demanda por productos basados en plantas ha incrementado en un 53%.

«Además de las razones logísticas, la pandemia también ha llevado a muchas personas a cuestionar sus hábitos alimenticios. Reportes de las Naciones Unidas sugieren fuertemente que nuevas pandemias, similares a esta, o incluso más serias, podrían volver a ocurrir si no transformamos nuestro sistema alimentario”, explica Katherin Torres, coordinadora de Campañas de Sinergia Animal.

Aun cuando el origen de la covid-19 no ha sido comprobado, se sospecha que su propagación ocurrió de forma directa desde animales salvajes a humanos. Pero en términos de riesgos de nuevas pandemias, los animales mantenidos en grandes granjas industriales son también considerados un peligro latente.

De acuerdo con las Naciones Unidas, 75% de los patógenos que surgieron en la última década se originaron en animales y en represas, mientras que la irrigación y las granjas industriales están relacionadas con un 25% de enfermedades infecciosas en humanos.

La organización destaca el vínculo entre los virus y el consumo de carne: según su Programa para el Medio Ambiente (PNUMA), animales como vacas, cerdos y pollos pueden propagar enfermedades pues son criados comúnmente en “condiciones menos que ideales” para lograr mayores niveles de producción.

Además, son genéticamente muy similares, lo que los hace también más vulnerables a infecciones en comparación con las poblaciones genéticamente diversas. Para agravar la situación, la mayoría de los animales explotados en la industria alimentaria están en granjas industriales, instalaciones que confinan miles de animales juntos y no permiten la distancia física entre ellos.

La intensificación de la producción animal está causando deforestación, cambio climático, pérdida de biodiversidad y vincula a los animales -y las enfermedades que portan- con los seres humanos.

Todos estos factores agravan la propagación de nuevos brotes, por lo que podrían provocar futuras pandemias. Al mismo tiempo, el aumento de contagios por coronavirus en mataderos y plantas procesadoras ubicadas en Estados Unidos, Brasil y Alemania han puesto en evidencia la gran contaminación de los trabajadores en la industria cárnica.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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