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La Trazabilidad, el Orgullo de la Ganadería Uruguaya

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Un proyecto creado tras una emergencia sanitaria se convirtió en una gran innovación y una poderosa herramienta de sanidad agropecuaria, cuyo modelo es destacado por el IICA. 

Uruguay tiene alrededor de 11 millones de cabezas de ganado, todas identificadas con lengüetas o caravanas en sus orejas.

En las planicies uruguayas, los pinos y los eucaliptos alimentan la industria maderera y la lana de los corderos abriga una fuente de ingresos para sus criadores, pero son las más de 11 millones de cabezas de ganado las que reinan y las que reflejan –literalmente– el orgullo de un país por ser uno de los mayores exportadores de carne bovina del mundo.

Las orejas de estos animales brillan al sol y reflejan la marca de la casa: una lengüeta incrustada en estas partes del cuerpo identifica a cada animal con un número irrepetible, un sistema que hace a Uruguay el único país del planeta con trazabilidad completa del ganado, trazabilidad que se inicia en el campo, pasa por toda la industria y termina en el plato de los consumidores.

En Uruguay, la ganadería de carne y su exportación es una actividad histórica, pero el sistema de trazabilidad completa es un logro reciente, alcanzado tras la presencia de la fiebre aftosa en el Cono Sur entre los años 2000 y 2001. “Un proyecto nacido de una emergencia sanitaria se transformó en un proyecto innovador”, explicó María Nela González, directora del Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG), una dependencia del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca uruguayo (MGAP).

La trazabilidad completa del ganado bovino facilitaría la detección de eventuales brotes de enfermedades y contener a tiempo posibles contagios. “Este sistema nos permite, con un número, saber dónde está un animal, a quién pertenece y con cuáles otros animales más está. Desde el punto de vista epidemiológico, es una herramienta brutal”, dijo González.

“El sistema de innovación uruguayo es ejemplar porque involucra al Estado y a los productores en partes iguales. En la industria ganadera su impacto es fundamental pues se utilizan las tecnologías de información y comunicación para agregar valor, la trazabilidad aumenta la credibilidad del sector y es una herramienta para abrir mercados”, consideró Antonio Donizeti, Representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en el país.

Mientras la trazabilidad de los animales en campo surgió para cumplir los requisitos de exportación de carne de alta calidad a la Unión Europea, la trazabilidad en la industria fue desarrollada en esta nación por voluntad propia. “Se calcula que por cada dólar invertido en innovación, Uruguay recibe US$20 de ganancia comercial. Las lecciones aprendidas es posible trasladarlas a otros países, una transferencia que el IICA puede promover”, añadió Donizeti.

La experiencia de Uruguay en trazabilidad bovina, publicación coordinada por la Oficina del IICA en este país, destaca el modelo, el cual fue además de las innovaciones en agricultura que más llamó la atención de investigadores reunidos en Punta del Este, a finales del 2012, durante la Segunda Conferencia Mundial sobre Investigación Agrícola para el Desarrollo (GCARD2).

Del Papel al Registro Electrónico 

Cuando la fiebre aftosa ingresó a Uruguay se difundió por todo el país y se cerraron los mercados de la carne, recuerda María Nela González. Las exportaciones pudieron renovarse tras una vacunación masiva del ganado y una campaña de fortalecimiento institucional.

“Rápidamente, el Ministerio se organizó y procedió a revisar 30 años de antecedentes históricos de los productores, documentos que estaban en papel. Al año siguiente, se empezó un proceso de trazabilidad individual en bovinos, voluntario, donde los productores compraban los dispositivos”, expresó la directora del SNIG.

En efecto, en el 2003 Uruguay comenzó a utilizar un sistema electrónico para trazar al menos el 10% del rodeo, un plan piloto exitoso que en 16 meses se transformó en un proyecto de alcance nacional, obligatorio y para todo el ganado.

“El Estado decidió financiar todo el proyecto, lo que hace único al SNIG, pues se adoptó como un bien público, patrimonio de todos los uruguayos”, agregó González.

En setiembre del 2006, por ley, comenzó a regir la obligatoriedad de la trazabilidad individual del ganado, un objetivo que se cumplió en junio del 2011. “Se hizo mucha capacitación a los productores y seguimos con esta tarea, pues tenemos un universo heterogéneo, el que tiene tres vacas, 30, 300 o 30.000 está en el proyecto”, afirmó la funcionaria.

Incluyendo el sector lechero, Uruguay tiene unos 45.000 ganaderos, 25% de los cuales son productores familiares. Además, el 80% de los bovinos pertenece al 20% de los productores.

Siguiendo la Pista del Ganado

La distribución de las lengüetas para el ganado (en Uruguay se les llama “caravanas”, una es electrónica y la otra es para identificación visual) es una responsabilidad estatal y se hace por correo. Los ganaderos del país tienen un número de registro, único, ligado al catastro rural, lo que permite conocer en tiempo real dónde está localizado cada productor.

Cuando un finquero necesita identificar nuevos terneros, solicita por Internet o vía telefónica las caravanas, que recibe en máximo 24 horas, junto con un formulario que ya tiene impresos su nombre, razón social y número de las caravanas. El productor solo tiene que agregar el sexo, raza y edad de los animales, más la fecha de colocación de las lengüetas en sus orejas, y devolver por correo los papeles al SNIG, donde se escanea el formulario y se incluye la información en el sistema electrónico.

Por otro lado, en los frigoríficos o plantas industriales, los subproductos obtenidos de los animales son etiquetados con código de barras, lo que permite relacionarlos con el hato del que provienen. Esta identificación llega prácticamente hasta el punto de venta.

“Es una ventaja comparativa tener toda la información procesada en tiempo real y conocer todo el proceso de campo e industria. Los compradores pueden venir y ver la calidad de los productos, su certificación y el manejo de residuos biológicos”, dijo González.

Hoy, la carne uruguaya tiene precios mayores que la de competidores directos como Australia, Brasil y Argentina y se exporta a más de 100 mercados. En el 2012, según la agencia de comercio exterior Uruguay XXI, con datos de la Dirección Nacional de Aduanas, el país exportó 249.925 toneladas netas de carne bovina congelada y fresca, 12,37% más que en el año anterior. Las ventas del 2012 equivalieron a US$1.402 millones, US$103 millones más que en el 2011.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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