Por: Carlos Alberto Estefan Upegui, gerente general de Analac – Colombia
La presencia de fiebre aftosa en Colombia, asociada con el contrabando de ganado desde Venezuela según identificación del virus proveniente de ese país, tal como conceptuó PANAFTOSA, no puede llevarnos a hablar propiamente de un «virus venezolano», denominación que no aplicaría científicamente en esta situación.
Resulta pertinente aclarar que si bien los análisis filogenéticos del virus dieron lugar a establecer su procedencia, los animales infectados, aún sea que el virus aislado provenga de allá, se supone en principio tendrían que haber respondido a la protección que desarrolla el ganado vacunado contra el mismo serotipo infectante nuestro.
Entiéndase que la protección de la vacuna es alta y en Venezuela se aplica el mismo biológico suministrado por los laboratorios colombianos. Al manifestar que se trata de un «virus venezolano», pareciera insinuarse que se trata de uno diferente, lo cual debe quedar muy claro pues la vacuna para un determinado serotipo no confiere protección cruzada contra otros serotipos; y por supuesto, de ser un virus distinto estaríamos frente a una amenaza mucho mayor.
Creemos más bien, que los bovinos se enfermaron por no contar con la inmunidad requerida, como consecuencia de no haber sido vacunados o por la inadecuada manipulación del biológico.
Entre tanto, siendo un virus con características similares al que se presenta en Colombia, es decir serotipo O y cepa O1 Campos, su introducción al país podría obedecer más bien a fallas de vigilancia epidemiológica, pues como lo dijo el profesor Jorge Luis Zambrano del Departamento de Salud Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia: «(…) un país declarado “libre” de fiebre aftosa, debe mantener un riguroso programa de diagnóstico, control y Vigilancia Epidemiológica, ya que dicho estatus no significa que la enfermedad haya sido erradicada, sino que el riesgo de presentación aunque bajo, está presente.»
Entonces, a quienes les corresponde esa labor tienen la palabra, pues la Vigilancia Epidemiológica, además de ser uno de los requisitos de la Organización Mundial de Sanidad Animal, OIE para mantener el estatus de país libre de fiebre aftosa, se trata de una estrategia esencial para realizar el seguimiento y evaluación permanente de las acciones requeridas, y así contrarrestar en forma temprana el riesgo de un posible reingreso de la enfermedad, mediante un plan de contingencia que permita un despliegue rápido y eficaz frente al primer animal positivo a fiebre aftosa detectado, pudiéndose contener y evitar la diseminación a otras regiones.
De igual forma, debe revisarse qué sucedió en la franja limítrofe donde se creó en el año 2010 la Zona de Alta Vigilancia (ZAV) para la prevención de la fiebre aftosa en los municipios de frontera con Venezuela; y también analizar las consecuencias de haber suspendió la vacunación en el mes pasado de mayo pasado en varios lugares del país argumentando problemas de invierno, incluidos nada menos que La Dorada y Yacopí.
Bien por el Plan de Choque anunciado el pasado viernes por el señor Ministro de Agricultura, para erradicar el brote existente y proteger la seguridad sanitaria del país; sin embargo, hubiese sido mejor «prevenir y no tener que lamentar”.
Acerca de Analac
La Asociación Nacional de Productores de Leche de Colombia – ANALAC, lleva 60 años de trabajo al servicio de los productores de leche del país y ha persistido permanente en la necesidad de implementación de una Política Nacional Lechera que permita a los productores mejorar en productividad y competitividad, para lo cual ha optado por que se garantice un esquema de precios justos y condiciones de ecuánimes para los productores de leche de Colombia y la adopción de medidas gremiales y oficiales orientadas a resolver sus problemas sin importar niveles de producción, razas ganaderas, o sistemas de explotación. El gremio ha prestado a sus asociados servicios adicionales, brindando para ellos capacitaciones, asesorándolos en la elaboración de sus planes de negocios y asistiéndolos en sus hatos lecheros.
Sus primeros comités regionales fueron Antioquia, Occidente, Barranquilla y Boyacá, las cuales se encargaban de promover la organización y agremiación de los productores de leche regionales; ha tenido presencia en todas las cuencas lecheras del país, representando y defendiendo el interés general de sus afiliados, en la gran mayoría pequeños productores de regiones como Putumayo, Nariño, Cauca, Tolima, Huila, Eje Cafetero, Boyacá, Cundinamarca, Cesar-Guajira, Córdoba y Bolívar.
Analac representa a un número considerable de productores del país. En la asociación tienen la misma importancia los grandes, medianos y pequeños productores. La Misión del gremio es unir y representar a los productores de leche del país mediante el apoyo, fomento y defensa de sus intereses, contribuyendo a la sostenibilidad y mejoramiento de su calidad de vida de los productores del país.
En 2018 ANALAC proyecta ser reconocido como el gremio líder de los productores de leche en Colombia bajo un esquema incluyente, participativo y asociativo, mediante la innovación de servicios, consolidando la competitividad y sostenibilidad de la actividad lechera.
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