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Venezolanos comen menos de 3 kilos de carne al año

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Pese a que la carne en Venezuela es la más barata del continente, el bajo poder adquisitivo de sus habitantes hace que sea imposible adquirirla.

La carne de res ya no forma parte del menú habitual y ha convertido a la nación suramericana en la que menos proteína animal consume en esta zona del mundo. De acuerdo con El Diario, el bajo poder adquisitivo de los trabajadores y la caída en la producción ganadera son factores determinantes a la hora de explicar la crisis que ha llevado a los venezolanos a comer menos carne que en el resto de suramérica y de las naciones africanas.

De acuerdo con los datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Venezuela durante el año 2020, las personas consumieron, en promedio, 3 kilos de carne al año.

Para el 2015, según datos aportados por la Federación de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), las personas disminuyeron el consumo de carne a 14 kilos; mientras que en 2016 los números cayeron a 7 kilos por persona.

Esta tendencia hacia la baja se mantuvo durante los años 2017, 2018, 2019 y 2020, hasta alcanzar los 3 kilos per cápita.

Estas estadísticas evidencian la crisis en el sector alimenticio; en especial cuando en países africanos como Nigeria, Etiopía o Ruanda sus habitantes comen alrededor de 9 kilos de carne al año.

Una de las razones para esta caída se debe a que la producción ganadera en Venezuela atraviesa su momento más difícil. Las precarias condiciones con la que deben lidiar los productores ha llevado a la industria a depender de carne importada.

Armando Chacín, presidente de Fedenaga, le explicó a un medio venezolano que hay muy poco ganado en Venezuela. Se estima que en el país hay 7 millones de cabezas de ganado, lo que representa una disminución del 48 % en comparación con el año 2015, cuando el país contaba con unos 17 millones de cabezas de ganado.

“Si el poder adquisitivo del venezolano aumentara de la noche a la mañana el país se quedaría sin carne. En estos momentos hay mercancía en las carnicerías porque las personas no tienen cómo pagar. Si los ingresos de la nación fuesen medianamente decentes, habría una escasez muy grande porque Venezuela tan solo se produce para alimentar a 30 % de la población”, señaló Chacín.

La carne más barata de América

Venezuela está sumida desde hace 40 meses en un proceso de hiperinflación; sin embargo, hay productos como la carne que son más baratos que en cualquier otro país del continente. De acuerdo con los datos recaudados por el equipo periodístico de cotejo.info, el ganado en pie (a puerta de finca) se paga en USD 0.90 el kilo; monto muy inferior al de Colombia, nación vecina que ha tasado el ganado en pie en $5.300, lo que se traduce en USD 1,50.

En las carnicerías de Venezuela un kilo de carne ronda los USD 4 pero en Argentina el mismo producto está en 700 pesos argentinos, es decir unos USD 7,86.

En Brasil, otra nación productora, el kilo de carne cuesta 29,70 reales lo que se traduce en USD 5,4.

A pesar de ello en las carnicerías venezolanas se reinventan para poder sobrellevar la crisis porque la mayoría de personas consume trastes, vísceras o huesos debido a los bajos ingresos.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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