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Región de Ecuador Vende 50 000 Litros de Leche a Venezuela

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Curiosamente, lo que más les preocupa a los ganaderos del Carchi (Ecuador) es que aumente la producción de leche. Esta provincia genera 300 000 litros diarios, asegura Ana Ruiz, encargada de manejar el excedente en Carchi.

En los últimos meses creció la producción en 34 000 litros diarios. “Eso hizo tambalear el precio oficial de USD 0,39 el litro y puso en riesgo la actividad”.

Según Edwin España, director del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Magap), el problema se derivó por el aumento de los pequeños hatos ganaderos y por productos lácteos que ingresaron del exterior.

“Sea como sea, los más afectados siempre resultamos los pequeños productores”. Así piensa Yuri Montenegro, de la asociación de productores de leche Altas Cumbres, del cantón Montúfar, quien cree que el mercado se achica cada vez más.

El ganadero señala como prueba que mientras la industria le compraba a su asociación 8 000 litros diarios hace cuatro años, ahora adquieren apenas 3 500. Mientras tanto, se ven obligados a vender el excedente a los productores de queso, que pagan máximo USD 0,25.

Sin embargo, algunos productores han encontrado salida a las pérdidas por el exceso de producción. Desde mediados de octubre, los 10 000 litros diarios del excedente de leche que produce el Carchi se envían a la planta de la Industria Andina S.A. (Leansa), ubicada en Sangolquí, provincia de Pichincha.

No son los únicos beneficiados. “En total Leansa adquiere 50 000 litros del excedente de leche que proviene de Carchi, Azuay, Cañar y el noroccidente de Pichincha. El producto se procesa como leche ultrapasteurizada y se envía a Venezuela, en donde se comercializa bajo la marca Agarra”, dice Ruiz.

Este nuevo mercado para la leche ecuatoriana responde a un convenio del Gobierno con los pequeños y medianos productores. Lamentablemente, el acuerdo con Leansa, para canalizar la sobreproducción de leche, concluye en diciembre.

Por esta razón los productores plantearán a la subsecretaria de Fomento Ganadero, Margoth Hernández, que se extienda el plazo, por lo menos, hasta abril del próximo año.

“Los ganaderos necesitamos soluciones a largo plazo. No sé qué haremos cuando concluya el convenio de recepción del excedente. Talvez nos toque vender a los intermediarios”, explica Washington Cerón, de la asociación San Francisco Línea Roja, del cantón Montúfar.

Hasta que se cumpla el plazo, nueve asociaciones de lecheros seguirán enviando la leche a Leansa, la cual se recoge en la planta de acopio que dispone la asociación Altas Cumbres.

La infraestructura incluye tres tinas con capacidad de 20 000 litros y un laboratorio. Gracias a ello el sitio se convirtió en el centro de almacenamiento temporal de la leche exportable.

Los productores buscan alternativas para poner en marcha una vez que termine el plazo. La más firme es producir quesos maduros para la exportación. La idea cuenta con el apoyo del Ministerio de la Producción, que les ofreció realizar un estudio.

 

Fuente: El Comercio

 

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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