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¿Qué Grano de Cereal es Recomendable para el Ganado?

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Conozca la composición de los granos de maíz, sorgo, cebada, avena y trigo, que tienen similitudes desde el punto de vista energético (almidón) y diferencias en niveles proteicos.

Aníbal Fernández Meyer, doctor en Ciencias Veterinarias de la Universidad Agraria de La Habana y nutricionista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Argentina, afirmó que al grano de maíz se le considera como el mejor grano de cereal.

No obstante, añadió en los últimos años, el uso de otros granos ha permitido obtener resultados productivos y económicos sobresalientes, lo que amerita una evaluación.

Similitudes

El experto precisó que hay un gran parecido entre los cinco granos respecto a los niveles de almidón o harina, es decir, el aporte energético que hacen al organismo. De mayor a menor por su contenido de almidón, irían así: maíz, sorgo, trigo, cebada y avena.

También influye el tamaño de los granos sobre su contenido energético. Por ejemplo, los granos de tamaño grande de maíz, sorgo y trigo tienen entre 700 a 750 g de almidón por kg. En cambio, los de tamaño pequeño (como el grano de maíz punta de espiga), se reducen a 550-600 g/kg.

Entre tanto, el grano de cebada grande tiene entre 600-650 g/kg y el pequeño entre 380-450 g/kg. El de menor contenido de almidón es el de avena, que varía entre 400 a 500 g/kg, con el cual, a pesar de generar menos energía, se han obtenido resultados “espectaculares”.

Diferencias

Las diferencias se encuentran en los niveles y características de sus proteínas. Los niveles de proteína bruta (PB) del grano de maíz son los menores de todos los granos y varía entre 7-10 %.

Esto también depende del tamaño del grano: mientras más grande, el nivel de PB es menor. Por ejemplo, un grano de maíz grande de la base de la espiga puede tener entre 7 y 8 % de PB con 70-75 % de almidón, y uno en la punta de la misma espiga, entre 8-10 % PB con 60-65 % de almidón.

Esto mismo ocurre con el resto de los granos. La PB del grano de sorgo puede variar entre 10-12 %, la cebada entre 9 al 15 %, la avena entre 10-13 % y el trigo entre 10 al 14 %, siempre el primer número es del grano grande y el segundo del pequeño.

También difieren en el tipo de proteínas. La principal proteína del grano de maíz es la zeína, que deja pasar el agua o jugos digestivos. Por eso, si se pone en remojo unas horas, el grano se ablanda.

En el grano de sorgo, las 2 proteínas que más abundan son la prolamina y glutelina, siendo ambas son insolubles en agua o jugos digestivos generando una especie de barrera, por eso el grano se debe tratar mecánicamente (moler o partir) antes de ser consumido para aprovechar sus almidones y proteínas.

Las proteínas del maíz y sorgo se degradan en el rumen entre 65-75 %, llegando intactas al intestino delgado (duodeno) y donde entre 25-35 % son aprovechadas. Por otro lado, las proteínas del trigo, cebada y avena se degradan en rumen entre 90-95 % llegando a duodeno solo un 5-10 %.

Fernández concluye que la decisión de usar uno u otro grano de cereal debe tomarse en función de varios factores, algunos intrínsecos al grano, pero en general de acuerdo con la realidad del mercado, como precio, disponibilidad y de oportunidades de negocios que se pueden presentar.

“De algo estamos seguros es que se pueden obtener excelentes resultados productivos y económicos con cualquiera de los granos de cereal, siempre y cuando se balanceé bien la dieta, en función del tipo de animal, los objetivos de ganancia de peso o producción de leche y de la calidad y cantidad de los otros alimentos disponibles”, remató.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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