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Mensaje de Texto de una Vaca: «Estoy en Celo»

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Qué pensaría si le dijéramos que las vacas escocesas van a contar con lo último en tecnología, por lo que a partir de ahora podrán decirles a sus dueños, con mensajes directos a su celular, si están enfermas, de parto o… si están listas para aparearse.

Por muy sorprendente que parezca, se trata de un proyecto muy ambicioso en el que investigadores escoceses llevan cuatro años trabajando y que ahora ha recibido el espaldarazo del gobierno británico a través de un fondo de US$2.9 millones.

Con este dinero sus propulsores pretenden colocar a las vacas británicas unos collares equipados con la misma tecnología que las consolas Wii, lo que permitirá a los granjeros el controlar comportamientos poco usuales.

Ciclos Fértiles

La «tecnología de texto para vacas» resulta de un proyecto conjunto que tiene como fin dar solución a uno de los principales desafíos de los granjeros británicos; rentabilizar sus granjas en un contexto de crisis.

[fresh_alert color=»green»]»Tuvimos una clienta que a pesar de estar muy lejos de la granja consultó los datos desde su iPhone, notando que una de las vacas estaba en celo. Esa misma tarde la estaban inseminando». Ivan Andonovic, profesor de Comunicación e Inteligencia Artificial[/fresh_alert]

«Pensamos que sería de interés para los granjeros diseñar una tecnología que les alertara cuando las vacas tienen temperatura», explicó a BBC Mundo Ivan Andonovic, profesor de comunicación e inteligencia artificial de la Universidad de Strathclyde, en Escocia.

Andonovic se refiere a la temperatura corporal que las vacas alcanzan cuando están listas para ser inseminadas.

Conocer el momento exacto es clave para los granjeros, ya que las vacas necesitan embarazarse para producir leche. Si esto falla puede suponer unos dos meses sin producción.

Pero estimar la temperatura interna del animal no es fácil, por lo que los investigadores a cargo del proyecto decidieron desarrollar un sistema basado en su comportamiento, que cambia cuando están en ese estado.

Tecnologia Wii

Así fue como fabricaron un collar con un acelerómetro incorporado, el mismo mecanismo que emplean las consolas Wii para detectar los movimientos de las manos de los usuarios.

Pero en este caso lo que el collar detecta es el movimiento de la cabeza de la res.

«Con él podemos mapear la posición de la cabeza de la vaca en 3D», aclaró Andonovic.

El collar tiene también un programa informático que permite registrar, durante los primeros tres días, el comportamiento normal de la vaca. De este modo es capaz de detectar posteriores comportamientos «anormales».

Si algo inusual sucede, los datos se envían por vía inhalámbrica a un computador central en la ciudad escocesa de Glasgow y de ahí pueden ser consultados por los granjeros allá donde estén, ya sea desde sus computadores o sus teléfonos inteligentes.

«Tuvimos una clienta que a pesar de estar muy lejos de la granja consultó los datos desde su iPhone, notando que una de las vacas estaba en celo. Esa misma tarde la estaban inseminando», dijo Andonovic.

A futuro

Foto. A futuro se espera que el collar pueda detectar si la vaca está enferma o de parto

Sólo para validar su resultado en vacas de todas partes del globo, el dispositivo se probó en animales de varios países, como China, Nueva Zelanda, Alemania e Irlanda.

A día de hoy unas 100 granjas en Reino Unido, y algunas en Alemania ya usan esta tecnología.

Sus promotores aseguran que las proyecciones para una tecnología semejante son muy amplias, teniendo en cuenta que apuntan a un mercado global de millones de vacas.

«En América Latina Brasil tiene muchas cabezas de ganado. No puedes manejar fácilmente semejante número de vacas», dijo Andonovic.

Aunque por el momento sólo sirven para detectar los ciclos fértiles de las vacas, la idea a futuro es invertir los fondos otorgados por la Mesa de Tecnología Estratégica de Reino Unido en el desarrollo de un programa que permita a estos collares detectar también si éstas están enfermas o si van a dar a luz.

«Nuestro fin último es incluso indicar estados de la enfermedad desde el mismo collar».

Proyecto Conjunto

Otro dato curioso de este proyecto es que en él han participado tanto granjeros, como empresarios, expertos en telecomunicaciones y científicos.

Esto es porque se trata de un trabajo conjunto entre la línea de supermercados Morrisons, la Universidad de Strathclyde, el Colegio de Agricultura de Escocia (SAC), así como las empresas NMR, Harbro, Well Cow y Embedded Technology Solutions, quienes decidieron aunar fuerzas para crear esta tecnología y ponerla a prueba en la Granja Morrissons, ubicada en terrenos de propiedad del príncipe Charles de Inglaterra.

«En 2009 construimos la Granja Morrisons como experimentación para desarrollar una granja moderna y probar nuevas tecnologías», explicó a BBC Mundo Louise Welsh, Directora de Agricultura de la compañía.

«Pero la idea es compartir las lecciones aprendidas con toda la comunidad de agricultores», apuntó.

«Estas granjas pueden ayudar a los granjeros a manejar sus negocios más eficientemente y también darles la oportunidad de obtener más beneficios económicos».

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Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

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Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

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