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Mejorando la eficiencia alimentaria en ganado lechero

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Ciertamente la genética es la principal razón en el incremento de la producción de leche en los últimos años, pero la correcta nutrición y manejo son críticos para alcanzar el potencial productivo de la vaca. Las intervenciones en la nutrición y en el manejo de los ingredientes pueden mejorar el uso de recursos en nuestro hato, incrementando la sustentabilidad tanto económica como ambiental.

Las industrias de acuicultura, avicultura, ganadería y la porcicultura han utilizado la eficiencia alimentaria (tasa de conversión alimenticia) como punto de referencia para calcular la rentabilidad del negocio. Pero en la industria lechera, a diferencia de las mencionadas anteriormente, la eficiencia alimentaria no es utilizada con la misma importancia. Podemos definir esta como los kilos de leche (leche corregida a 3.5% de grasa) producida por cada kilo de materia seca consumida. Un “enfoque tradicional” es que conforme la vaca consuma mayor cantidad de alimento para soportar una producción de leche más alta, nuestras ganancias se incrementaran debido a una mayor cantidad de leche producida. Pero, ¿Qué tan cierto puede ser esto con respecto a la eficiencia alimentaria?

Principales factores que influyen en la eficiencia alimentaria:

Forrajes

La calidad de forrajes es uno de los factores que más influyen en nuestra eficiencia alimentaria. Esto se debe a que forman gran parte de la fracción digestible de la dieta en vacas lactantes. A sí mismo el forraje es uno de los ingredientes con mayor variación en digestibilidad y composición de nutrientes. Uno de los factores en la dieta que debe recibir más atención es la digestibilidad de la fibra. Proveer fibra con una mayor digestibilidad incrementa la concentración de energía digestible (DE) en la dieta, lo que también le permite consumir una mayor cantidad total de alimento por día, ambos casos pueden resultar en una mayor cantidad de leche producida (VandeHaar & St-Pierre, 2010).

Etapa de Lactancia

Este factor depende principalmente de los Días en Leche (DEL). Estos influyen en la eficiencia alimentaria ya que al principio de la lactancia las vacas pierden peso para utilizar la energía en producción de leche. Esto aumenta de manera “artificial” la eficiencia alimentaria cuando se calcula únicamente por consumo de materia seca y producción de leche. Una eficiencia alimentaria alta (>2.0) en etapa temprana puede indicar un problema de que las vacas están perdiendo mucho peso, lo que nos puede llevar a tener problemas de salud. Por otro lado, vacas en etapa avanzada tendrán una eficiencia alimentaria reducida ya que necesitan ganar peso para la siguiente lactancia (Heinrichs & Ishler, 2016).

Número de Lactancia

El número de lactancia afecta la eficiencia alimentaria, ya que las vacas en primera lactancia están aún creciendo, y una porción de la energía que es consumida se utiliza para soportar el crecimiento. Después de que las vacas llegan una etapa de madurez, ya no requieren energía para crecimiento, por lo que se destinar a mantenimiento, producción de leche y reproducción.

Requerimientos del mantenimiento

Estos requerimientos se ven afectados por diferentes factores. Por ejemplo, una vaca en pastoreo tendrá una mayor demanda de energía comparada con una vaca alimentada por una ración totalmente mezclada en corrales. Otros factores que influyen pueden ser el tamaño corporal. La temperatura o la temporada del año, y el estrés. A mayor estrés, la vaca necesitara más energía para poder termo regularse.

Confort de la vaca

Este va relacionado con el punto anterior. Muchos factores pueden causarle un estrés a la vaca. Ejemplos comunes son: estrés calórico, frio, asilamiento de corrales, enfermedades, espacio de comederos y bebederos, manejo de camas y/o control de mosca. Hay soluciones que nos permiten quitar este problema. Un ejemplo son los baños para los animales para reducir el estrés calórico. Aunque se ha demostrado que funcionan, normalmente la inversión suele ser elevada.

Aditivos

Hoy en día podemos encontrar diferentes tipos de aditivos en el mercado. Muchas veces es difícil decidir cuál de estos utilizar para que en verdad puedan traernos un beneficio, especialmente en cuanto retornos sobre la inversión. La mayoría de estos tienen investigación y resultados que los sustentan. Pero, ¿cómo podemos escoger los más adecuados? Michael F. Hutjens en su artículo “Feed Additives; Which, When and Why” nos ayuda a tener una idea más clara de cómo tomar una buena decisión y sugiere que evaluemos cualquier aditivo con “Las 4 R´s para productores” y “Las 7 R´s para nutricionistas” (Hutjens, Feed Additives: Which, When, and Why).

Las 4 R´s para productores son:

Respuesta: debemos esperar cambios en el desempeño al utilizar algún aditivo. Ejemplos como incremento en producción, mejora en la integridad del rumen, mejorar la digestibilidad de la fibra, reducir los efectos del estrés calórico, ente otros.

• Retorno: se debe de reflejar nuestra inversión al incluir el aditivo en la dieta. El costo del aditivo por todas las vacas debe ser capaz de cubrirse con las vacas que mejor nos respondan al añadirlo en la dieta.

• Investigación: Para poder medir y evaluar los resultados esperados, es necesario que el aditivo tenga suficiente información obtenida a partir de pruebas de investigación. La mayoría de estos cuentan con el respaldo de universidades o de centros de investigación que nos pueden dar información sobre el uso adecuado de estos, para obtener los mejores resultados posibles.

• Resultados: Los resultados obtenidos a partir de investigación o a partir de testimonios de otros productores, nos pueden dar la seguridad de que el producto funciona. Mientras más información se tenga podremos predecir cuales resultados podemos esperar y evaluar de manera adecuada un posible retorno sobre la inversión.

Las 7 R´s para los nutricionistas (son las primeras 4 ya mencionadas más las siguientes 3):

• Contabilidad: Aquí el nutricionista debe enfocarse en que tan predecible pueden ser los resultados, el número de estudios o el número de casos de éxito, todo esto con el fin de minimizar el riesgo de no obtener un costo-beneficio de la ración.

• Repetitividad: Siempre es ideal basarse en resultados estadísticamente significativos. Esto con el fin de que, al momento de replicar la prueba al usar algún aditivo en campo, podamos minimizar el riesgo de no obtener los resultados deseados.

• Relatividad: Se debe evaluar siempre la posibilidad de si podemos reemplazar o no el beneficio del aditivo ya sea por manejo, mejor calidad de alimento, método de alimentación o incluso algún otro producto.

El problema principal al evaluar los aditivos, es que podemos caer en el síndrome de “este también”. Existen diferentes situaciones en donde aplica estén concepto. La primera “el mismo producto”. Puede haber un producto ya en el mercado con resultados, pruebas y suficiente información por lo cual ya se ha estado utilizando, pero puede salir uno nuevo que su estructura o composición química es idéntica, por lo que puede reemplazar al primero. El segundo “un producto similar”. Estos productos funcionan de una manera similar, pero no idéntica. En este caso podemos asegurarnos de que el producto funciona solamente si se han hecho pruebas con este y no que se base en el producto similar, ya que, al no ser idénticos, los resultados pueden variar. Y el ultimo es “un producto general”. Estos son productos que dicen desarrollar una misma función, pero al no ser idénticos no podemos esperar con certeza que obtendremos lo mismos resultados.

La eficiencia alimentaria puede verse afectada por diferentes factores. Algunos de estos influyen más que otros, pero solo en algunos podemos intervenir, tales como calidad de forrajes, confort de la vaca y con aditivos. La etapa y el número de lactancia y los requerimientos del animal, son factores que quedan implícitos y que no pueden cambiarse, pero si se puede obtener un beneficio extra con el manejo adecuado. Evaluar las posibles opciones para mejorar nuestra rentabilidad del establo, es trabajo tanto del productor como del nutricionista. Pequeñas modificaciones en la nutrición o en la alimentación, pueden representar grandes resultados en producción y rentabilidad.

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Optimizando el uso del semen sexado

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El semen bovino se debe descongelar a 35°C durante 45 segundos. Si esta temperatura no es exacta, una descongelación inadecuada puede afectar la calidad y viabilidad del semen.


Por: JODEE SATTLER (Estados Unidos)

Durante la segunda mitad del siglo XX (aproximadamente de 1955 a 2005), el rendimiento reproductivo del ganado lechero disminuyó considerablemente. Una variedad de factores –desde una mayor producción de leche, hasta una mayor endogamia y una nutrición inferior a la óptima– pueden haber contribuido a este retroceso.

Fisiólogos reproductivos, genetistas y otros expertos colaboradores de la industria láctea, algunos de ellos fueron convocados por el Consejo de Reproducción del Ganado Lechero de los Estados Unidos (DCRC, por sus siglas en inglés) para revertir esta tendencia negativa de la reproducción.

Durante la Reunión Anual del DCRC de 2022, el Dr. Paul Fricke, profesor de reproducción de ganado lechero de la Universidad de Wisconsin y especialista en Extensión, describió la “reversión”, es decir este gran cambio que comenzó en 2002, como una «revolución en la reproducción».

«El espectacular aumento de la reproducción se ha producido durante la última década (más o menos)», decía Fricke.

Si bien la mejora de la genética, la nutrición y los protocolos de manejo ayudaron a mejorar la reproducción del ganado lechero, la adopción de programas de fertilidad, como la inseminación artificial programada (IAT) y la resincronización de la ovulación (resincronización) después de un diagnóstico de falta de preñez, jugó un papel importante en el aumento del rendimiento reproductivo. Además, combinar los programas de fertilidad con nuevas tecnologías para la detección del estro, basadas en sistemas de seguimiento de la actividad, ayudó eficazmente a lograr mejores tasas de preñez.

Estrategias que conducen al progreso reproductivo

Durante esta revolución, el rendimiento y la economía del semen sexado mejoraron. Sin embargo, el rendimiento del semen sexado todavía está por detrás del rendimiento del semen convencional. El uso de semen sexado aumenta el progreso genético en los rebaños lecheros a través de una mayor intensidad de selección de madres (Khalajzadeh et al., 2012).

Otras estrategias incluyen pruebas genómicas o de pedigrí para identificar novillas y vacas genéticamente superiores, el uso de semen sexado para inseminar novillas lecheras genéticamente superiores y vacas lactantes equilibradas para las necesidades de reemplazo (Weigel et al., 2012) y el uso de semen de bovino de carne para inseminar novillas con méritos genéticos bajos y vacas para producir terneros cruzados con mayor valor en el mercado de la carne (Ettema et al., 2017).

«Esto ha llevado a una tendencia en rápida evolución a utilizar semen Holstein sexado, semen Holstein convencional y semen de bovino de carne convencional para inseminar hembras Holstein en los Estados Unidos», decía Fricke.

Mejorar la fertilidad con semen sexado

Dado el importante papel del semen sexado para ayudar a los productores lecheros a “dimensionar correctamente” sus hatos y capitalizar la mejor genética del rebaño, Fricke centró su presentación en estrategias de manejo para mejorar la fertilidad del semen sexado en novillas no lactantes y vacas lecheras lactantes.

Fricke explicó que las novillas no responden favorablemente a los protocolos de sincronización basados ​​únicamente en GnRH y PGF2α, como Ovsynch. La “clave” es incluir un inserto de progesterona intravaginal controlado (CIDR) durante el protocolo. Esta práctica evita que las novillas muestren estro hasta que se retira el inserto CIDR, lo que aumenta la sincronía con el protocolo.

La DCRC recomienda el protocolo CIDR-Synch de 5 días (https://www.dcrcouncil.org/protocols) para novillas lecheras. Fricke observó que del 27% al 33% de las novillas presentan estro >24 horas antes de la IAT programada con el protocolo CIDR-Synch de 5 días. «Esto hace que la detección del estro durante el protocolo CIDR-Synch de 5 días sea un requisito para lograr tasas de concepción aceptables», comentó.

Lauber et al. (2021) condujeron una prueba de campo para comparar programas de manejo reproductivo para el envío de novillas Holstein a su primera inseminación con semen sexado. Los investigadores evaluaron:

  • CIDR5 (sincronización CIDR de 5 días)
  • CIDR6 (sincronización CIDR de 6 días)
  • EDAI (la PGF2α en el día 0 fue seguida por una detección de estro una vez al día [detección visual de la eliminación de tiza de la cola y otros signos] e IA)

El equipo de investigación concluyó que, aunque retrasar el retiro del dispositivo CIDR 24 horas en un protocolo CIDR-Synch de cinco días suprimió la expresión temprana del estro antes de la IAT, retrasar la eliminación del CIDR 24 horas tendía a disminuir la preñez por inseminación artificial (P/IA) en novillas inseminadas con semen sexado.

Además, el sometimiento de las novillas a un protocolo CIDR-Synch de cinco días para la primera IA tendió a aumentar el P/IA y a disminuir el costo por preñez en comparación con las novillas EDAI. Fricke explicó que la disminución del costo por embarazo se debió a la disminución de los días de alimentación. Además, esta disminución del costo cubrió con creces el costo del protocolo CIDR-Synch de 5 días y resultó en una disminución general de $17 en el costo por preñez, en comparación con las novillas inseminadas al estro, después del tratamiento con prostaglandinas.

Momento de la IA: semen sexado versus semen convencional

¿El momento óptimo de IA es diferente para el semen sexado en comparación con el semen convencional? Parece que la respuesta es «sí».

Bombardelli et al. (2016) evaluaron el uso de semen sexado en vacas lactantes con un sistema de monitoreo de actividad en vacas Jersey a IAT en función del aumento de actividad. En general, la P/IA usando semen sexado fue mayor para las vacas Jersey inseminadas entre 23 y 41 horas después del inicio de la actividad, lo cual es más tarde que el momento óptimo para el semen convencional de cuatro a 12 horas (sistema radiotelemétrico) después del inicio de la actividad de pie. (Dransfield et al., 1998) u ocho a 16 horas (sistema de monitoreo de actividad) después del inicio de la actividad (Stevenson et al., 2014).

«La inseminación posterior de vacas de alta producción utilizando semen sexado puede ser óptima para las vacas inseminadas en celo», dijo Fricke. Esto se debe a que la ovulación ocurre más tarde en relación con el inicio del estro en vacas de alta producción a medida que aumenta la producción de leche cerca del momento del estro.

Programa de fertilidad: sincronización óptima de la IA con semen sexado

¿Cuál es el momento óptimo de la IA utilizando semen sexado cuando el intervalo entre el momento de la IA y la ovulación se controla mediante un programa de fertilidad en el primer servicio? Para abordar esta cuestión, Lauber et al. (2020) sometieron a vacas primíparas a un protocolo Doble-Ovsynch para el primer servicio que incluía un segundo tratamiento con PGF2α 24 horas después del primero en la parte del protocolo de reproducción-Ovsynch como lo describen Brusveen et al. (2009).

El último tratamiento con GnRH (G2) varió entre tratamientos y IAT. Para variar el intervalo entre G2 y TAI, las vacas fueron asignadas al azar a dos tratamientos para recibir G2 16 (G2-16) o 24 (G2-24) horas antes de TAI, que se fijó en 48 horas después del segundo tratamiento con PGF2α del programa de reproducción. -Porción Ovsynch del protocolo Double-Ovsynch.

El equipo de investigación encontró que las vacas G2-24 tenían menos P/AI que las vacas G2-16 a los 34 ± 3 días (44% vs. 50%) y 80 ± 17 días (41% vs. 48%) después de la IAT. La pérdida de preñeces y la proporción de sexos fetales no difirieron entre los tratamientos. La inducción de la ovulación más temprana en relación con el IAT después de un protocolo Doble-Ovsynch disminuyó la P/AI en vacas Holstein primíparas, mientras que la pérdida de preñez y la proporción de fetos femeninos no difirieron entre los tratamientos.

Estrategia de inseminación de primer servicio

En un estudio de campo, Lauber et al. (2022) incluyeron 742 vacas Jersey en lactancia, que fueron asignadas al azar según el número de etiqueta auricular y dentro del paridad para su presentación, ya sea al primer servicio después de un protocolo Double-Ovsynch (DO) o a un protocolo para la sincronización del estro con detección del estro dos veces al día (EDAI) utilizando semen Jersey sexado.

¿Los resultados? La media de días desde PGF2α (día 24) hasta IA fue mayor para las vacas EDAI que para las DO, mientras que la proporción de vacas inseminadas fue mayor para las vacas DO que para las EDAI (100% vs. 75%). “Así, el 75% de las vacas en el tratamiento EDAI fueron detectadas en estro e inseminadas, mientras que el 25% de las vacas no fueron detectadas en estro y fueron sometidas a IAT después de un protocolo Ovsynch para el primer servicio”, informó Fricke.

En pocas palabras: este estudio encontró que las vacas Jersey lactantes sometidas a un protocolo DO para IAT en el primer servicio tenían más P/AI para semen sexado y de carne que las vacas inseminadas después de la sincronización del estro.

 

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