El uso de semen bovino congelado y sexado es una realidad en todo el mundo. En Uruguay, se emplea como en la mayoría de países en producción lechera, donde los productores son muy afines a la aplicación de esta tecnología.
El Área de Biotecnología de la Reproducción de la Facultad de Veterinaria de Montevideo (Uruguay), junto a otras instituciones y la profesión veterinaria, tienen en mente crear un centro de sexado de semen bovino congelado, donde los productores puedan llevar sus toros de élite y generar genética nacional; hoy todo el semen sexado que ingresa es importado y procede de los grandes centros de toros del mundo. Son grandes empresas que manejan miles de dosis y eso justifica la inversión en una máquina (flujocitómetro) que es la que se utiliza para sexar.
El proyecto uruguayo está en plena instrumentación y la única restricción está dada en el costo del flujocitómetro, barrera que podría sortearse con el aporte de las instituciones participantes en el proyecto e incluso posibles aportes privados. Ese es el camino que se apunta a recorrer.
REVOLUCIÓN
«El semen sexado es la única revolución predecible en la producción bovina», aseguró la principal investigadora del Área de Biotecnología de la Reproducción de la Facultad de Veterinaria, Clara Larocca.
El equipo que lidera logró hace unos años el primer ternero de Sudamérica nacido a partir de fertilización in vitro (en una probeta dentro de un laboratorio), mostrando que Uruguay puede levantar las restricciones y apostar a más, porque hay técnicos de primer nivel.
«Empezamos a hacer un estudio de cómo podía impactar en el Uruguay la aplicación de ese semen sexado a los costos que llegan las dosis al Uruguay y llegamos a la conclusión de que era de sumo interés en la producción lechera, fundamentalmente. No sólo nosotros llegamos a esa conclusión, los productores lo empezaron a aplicar antes que nosotros», explicó la investigadora.
Las barreras que enfrenta hoy el semen bovino congelado y sexado son, por un lado el costo (las dosis que llegan a Uruguay valen entre US$ 30 y US$ 90, dependiendo del toro donante), pero ese valor lleva consigo un indicador de la fertilidad probada en el centro de origen. La otra restricción es el rumor o la creencia de que preña menos que el semen bovino congelado convencional.
En ese sentido, Larocca explicó que un trabajo técnico realizado por el área en la que trabaja, donde se midió el efecto de la congelación y descongelación sobre los espermatozoides, permite asegurar que «el semen sexado se comporta prácticamente igual que el no sexado. Que las insuficiencias más que nada, provienen del manejo. Es más delicado en el manejo y depende mucho del centro de origen. Hemos probado distintos toros y la fertilidad es diferente».
La experta de Facultad de Veterinaria aseguró que curiosamente ve «más receptivos a los productores en el uso de semen bovino sexado que a los propios técnicos». Por eso insistió en que «hay que convencer a los técnicos que efectivamente hay que usar semen sexado» porque tiene ventajas, pero «hay que hacer pruebas previas para ver las características del semen que se va usar», añadió.
El trabajo desarrollado por la Facultad de Veterinaria demostró que no hay pérdidas de fertilidad en el uso de semen sexado, «siempre y cuando se cumplan las normas, descongelándose e inseminando al animal correctamente», dijo Larocca. Ese material genético asegura un 90% de confiabilidad en el sexo del ternero y eso es fundamental para un productor lechero o para un cabañero de dedicado a la producción de ganado de carne.
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