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La Leche de Oveja es Más Saludable y Rentable para el Ganadero

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Foto_leche_ ovejas

El Instituto de Ganadería de Montaña (IGM), centro mixto del CSIC y la Universidad de León – España, trabaja en la mejora de las propiedades saludables de la leche de oveja, objetivo que ha conseguido a través de la introducción en la dieta de los animales de aceites vegetales y de pescado y microalgas marinas. Sin embargo, esta innovación reduce el porcentaje de grasa láctea, decisivo para el precio que obtiene el ganadero por la leche. Ahora, una nueva investigación analiza miles de genes de las ovejas con el propósito de encontrar las claves que permitan compaginar los dos aspectos, salud y rentabilidad.

La idea con la que trabaja el área de Nutrición de Rumiantes del IGM es que, dada la alta incidencia de enfermedades cardiovasculares y metabólicas que tienen su origen en una dieta inadecuada, es necesario desarrollar alimentos potencialmente beneficiosos para la salud. La leche y sus derivados lo son pero aún podrían aumentar sus propiedades. Para conseguirlo, “hemos realizado un buen número de trabajos para mejorar el valor nutricional de la grasa láctea, de forma natural y efectiva, mediante cambios en la alimentación del ganado”, explica a DiCYT la investigadora Pilar de Frutos.

Una vía ha sido mejorar la dieta de las ovejas lecheras con aceites vegetales ricos en ácidos grasos insaturados, por ejemplo, aceite de girasol, de oliva o de lino. Así aumenta el contenido de algunos compuestos bioactivos en la leche, sobre todo del ácido linoleico conjugado (CLA). Los científicos han comprobado que de esta forma también disminuye la cantidad de algunos ácidos grasos saturados potencialmente más negativos para los consumidores.

Por otra parte, también han incorporado a la dieta una pequeña cantidad de lípidos de origen marino, como microalgas y aceite de pescado, que dan los mismos resultados que los aceites vegetales y, además, incrementan el contenido de ácidos grasos poliinsaturados n-3, conocidos como omega-3.

De esta manera, la leche de oveja se convierte en un alimento funcional, es decir, orientado específicamente a la mejora de la salud, y su sabor no cambia. Sin embargo, “se produce el síndrome de depresión de la grasa láctea”, comenta la experta, lo cual es un problema para la aplicación práctica de estos suplementos en la dieta de las ovejas, ya que “el precio de la leche lo determina su porcentaje de sólidos, básicamente, grasa, proteína y lactosa”.

Ahora, los investigadores tratan de resolver el problema, que varía mucho entre unas ovejas y otras aunque sigan la misma dieta. Por eso, han realizado un estudio de nutrigenómica en colaboración con el Departamento de Producción Animal de la Universidad de León. Los resultados han sido publicados en la prestigiosa revista científica Scientific Reports y aportan información muy relevante.

Alimentación y genes

 “La alimentación puede causar cambios o represión en la expresión de determinados genes que intervienen en la síntesis de grasa en la glándula mamaria”, explica Pilar de Frutos. Por eso, la investigación trató de averiguar cómo les afectaba la dieta, en concreto, la adición de una pequeña cantidad de aceite de pescado.

Para ello, se utilizó una técnica de secuenciación masiva que permitió analizar más de 14.000 genes en cada muestra. “Es la primera vez que se usa esta metodología de nueva generación en el estudio del síndrome de depresión de la grasa láctea y la mejora de la composición de ácidos grasos de la leche”, destaca.

Información valiosa

En el estudio se incluyeron cuatro ovejas que recibían la dieta enriquecida y otras cuatro que recibían la dieta control, es decir, sin el aceite, y los análisis se realizaron en el Centro Nacional de Análisis Genómico. Al tratarse de un estudio tan novedoso, se ha publicado en una revista de alto impacto y “está generando una información de gran valía que contribuirá a entender y controlar el síndrome de depresión de la grasa”, afirma la investigadora del IGM.

“Actualmente continuamos con esta línea y estamos investigando qué explica la diferente respuesta individual de las ovejas”, destaca. Demostrada la utilidad de la suplementación de la dieta con lípidos de origen marino para mejorar el carácter saludable de los ácidos grasos de la leche, la caída del porcentaje de grasa es el principal escollo pendiente para pensar en su aplicación práctica, pero el estudio de los factores genéticos puede hacer posible una solución.

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Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

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Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

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