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La Carne de Cabra y su Potencial Gastronómico

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Desde el INTA Santa Rosa –Mendoza– Argentina, impulsan la mejora del estado corporal de los capones y hembras adultas, animales con poca difusión comercial, para obtener un producto con valor agregado. Una alternativa válida para los productores familiares de la región.

 En manos de los productores familiares, la actividad caprina se ubica entre las más destacadas de los departamentos Santa Rosa y La Paz, Mendoza. Mientras el chivito mamón lidera la demanda entre los consumidores, la cabra adulta de descarte es un animal de menor difusión comercial.

Bajo el nombre de “Sabores del Secano” y junto con la Secretaría de Agricultura Familiar, la Dirección General de Escuelas y la Municipalidad de Santa Rosa, técnicos del INTA Santa Rosa impulsaron la promoción del consumo de carne de cabras adultas y la posicionaron como un producto gastronómico diferenciado de calidad.

Para Belén Camacho –extensionista del INTA Santa Rosa–, “la gastronomía es uno de los ejes del fortalecimiento del territorio”. En este sentido, la técnica aseguró que “de la mano de los saberes locales y la innovación, es posible lograr platos destacados con otras categorías de animales menos escogidos por los consumidores”.

Así, la carne de cabra adulta y capón tomó protagonismo, al tiempo que reveló su potencial gastronómico y de agregado de valor para los productores familiares de la región.

“Cabra braseada en sándwich” fue la propuesta gastronómica que presentó el chef Emmanuel Matellanes del reconocido restaurante María Paz de General San Martín, Mendoza, en la Fiesta Departamental de la Vendimia y en el XV Encuentro de las Naciones. El plato tuvo gran repercusión entre los consumidores asistentes a las degustaciones.

Los resultados preliminares muestran una notoria mejora en los pesos finales de las cabras, como así también de su condición corporal y aspecto general como pelaje y desempeño.

A mejor alimentación, mayor calidad de carne

Para afianzar el potencial gastronómico de la carne de cabra, fue necesario mejorar el estado corporal de los animales, a partir de perfeccionar la estrategia de suplementación. “Mediante la incorporación de la tecnología de suplementación con maíz y alimento balanceado, optimizamos el aporte de nutrientes ofrecidos por el campo natural”, detalló Camacho.

Si bien el ensayo aún está en marcha, los resultados preliminares muestran una notoria mejora en los pesos finales de las cabras, como así también de su condición corporal y aspecto general como pelaje y desempeño. Además, se observó una recuperación de la curva de lactancia y una mejora sustancial en el aspecto y peso de los chivitos.

Junto con la Secretaría de Agricultura Familiar Coordinación y Desarrollo Territorial y la Municipalidad de Santa Rosa, se trabajó en la concientización de los productores sobre la importancia de mejorar la condición corporal de las cabras y se los capacitó para la toma de datos y pesaje de los animales a fin de observar y analizar los resultados obtenidos.

La experiencia de suplementación comenzó en septiembre de 2017 y se evaluaron tres tratamientos: uno testigo con el tapiz vegetal, otro con 500 gramos de maíz partido que se sumó al tapiz vegetal y un tercer caso con 500 gramos de alimento balanceado comercial –13 % de proteína bruta– sumado al tapiz vegetal.

Para cada tratamiento se utilizaron dos animales por repetición: hembras de edades similares, algunas de ellas con cría al pie y dando de mamar y otras con cría al pie a las que se les había cortado la lactancia, probablemente por falta de nutrientes. Todas fueron desparasitadas y recibieron un suplemento vitamínico mineral.

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La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

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La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

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