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Frisona Milchschaf y Finnish Landrace: Razas Ovinas Prolíficas de Alto Impacto

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En la empresa agropecuaria de hoy es más imprescindible que nunca medir bien las variables que determinan el éxito o el fracaso. En definitiva, gestionar bien es contar con la información necesaria, para analizarla y tomar decisiones al respecto. 

La inclusión de razas prolíficas como Frisona Milchschaf y Finnish Landrace en sistemas productivos ovinos donde la carne cobra mayor importancia en los ingresos del rubro es de alto impacto, es decir puede modificar marcadamente la rentabilidad y hacerlo y/o mantenerlo competitivo frente a otras opciones productivas.

Las variables productivas que se afectan por la incorporación de este nuevo material genético son prolificidad, precocidad sexual y producción de leche.

Prolificidad. Finnish Landrace principalmente, pero también Frisona Milchschaf, son consideradas razas prolíficas en función del número de óvulos que producen en cada ovulación.

Ovejas Finnish puras se ubican entre 200% a 250% de parición.

Precocidad sexual. Ante igualdad de condiciones ambientales (alimentación, sanidad, manejo), las razas Finnish y Milchschaf llegan antes a la pubertad que otras razas.

A nivel productivo es posible encarnerar la totalidad de las corderas a partir de los seis a siete meses de edad.

Producción de leche. Especialmente Frisona Milchschaf ha sido seleccionada por más de 500 años por producción de leche y es una de las razas más utilizadas en los sistemas de producción de leche ovina.

La prolificidad y la precocidad sexual que tiene la especie ovina se observa nítidamente en estas razas, lo que permite elevar considerablemente el potencial reproductivo de la majada existente en el país.

Por su parte, la extraordinaria habilidad lechera que presenta la Milchschaf -junto al carácter maternal de ambas razas- permite, con otras medidas de manejo muy importantes, capitalizar la mayor parte de ese potencial y transformarlo en más kilos de cordero producidos.

Potenciando al Corriedale Maternal 

Una de las opciones que presenta la raza mayoritaria del país para incrementar su potencial productivo es su utilización como base maternal, a partir del cruzamiento con razas prolíficas como Milchschaf y/o Finnish.

En sistemas productivos donde la carne es relevante, es de alto impacto físico y económico la mejora de las variables reproductivas.

Parte de la información generada por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) fue presentada en el seminario técnico organizado en agosto de 2011 en el LATU por la Sociedad de Criadores de Corriedale, bajo el nombre «La producción ovina en los próximos años. Aporte del Corriedale como raza materna».

El Ing. Agr. Andrés Ganzábal, del INIA, destacó que la cruza Milchschaf-Corriedale mejoró de 45% a 55% la tasa ovulatoria frente al Corriedale puro, mientras que en el caso de la cruza Finnish-Corriedale el incremento se ubicó entre 60% y 70%.

Como la Milchschaf aporta mayor producción de leche que la Finnish, en términos de kilos destetados de cordero el resultado de ambas cruzas fue similar y marcó un adicional de 9 a 10 kg extra de cordero por oveja encarnerada.

Parte de la información generada por el INIA integró un FPTA ejecutado por Central Lanera Uruguaya en predios comerciales de socios de la cooperativa en el período 2007-2010, dando como resultado la obtención de reproductores 50% Finn – 50% Milchschaf para ser utilizados en la difusión de esta genética en la majada nacional.

El otro dato de alto impacto es la mayor precocidad sexual que presentan ambas cruzas frente al testigo Corriedale puro. En este caso el INIA no presentó datos concretos del impacto de esta variable en forma aislada. Vale la pena repasar uno de los tantos trabajos que a nivel internacional miden el impacto concreto de esta variable.

En un análisis conjunto de las variables que afectan la eficiencia de un sistema de cría («Survival and performance of multiple lambs», setiembre de 2009, Meat and Wool New Zealand) se destaca que 65% del alimento consumido en un ciclo completo es para la oveja de cría y las corderas de reemplazo, por lo que el impacto más grande vendrá por tener el mayor número de vientres en producción.

Con precios y coeficientes locales, se estimó que encarnerar o no el total de las corderas puede afectar 15% del ingreso neto del predio, mientras que otras medidas –como retrasar el refugo de ovejas de cinco a seis años o incrementar la ecografía de 160% a 180% de preñez– lo afectarían entre 6% y 4%, respectivamente.

Finalmente, el INIA presentó el impacto global (físico y económico) que tiene incluir esta tecnología en sistemas productivos de pequeño a mediano porte (50 a 100 há) con 90% del área mejorada.

La producción de carne por hectárea prácticamente se duplica en un sistema de cruzamiento con carneros de razas terminales por ovejas Corriedale maternales (cruzas Finn y/o Milchschaf) frente a un ciclo completo Corriedale puro.

En el ejemplo presentado por Ganzábal, la producción de carne pasa de 190 a 374 kg/há y explica 80% de los ingresos del predio, lo que genera una «entrada familiar» de 887 U$S/há frente a 420 U$S/há (a precios de agosto de 11).

Genética Disponible

El establecimiento comercial GranMolino está ubicado en Ruta 1 km 45,5, cercano a la ciudad de Libertad, departamento de San José. Consiste en un sistema agrícola-ganadero con 135 hectáreas en rotación, que integran una fase de pasturas con cuatro años de alfalfa, seguidos por una fase agrícola de cuatro años de duración, con alternancia de maíz y soja, y verdeos invernales entre medio (avena y/o raigrás).

La producción de la Cabaña Milfinnes se complementa con un sistema de ciclo completo basado en el vigor híbrido maternal y terminal proveniente del cruzamiento de tres razas seleccionadas para la producción de carne. La majada F1 Milchschaf x Finnish es cruzada por carneros terminales Poll Dorset (tasa de crecimiento y calidad de carne).

El plantel PPC Milchschaf tatuado asciende a 230 hembras y es uno de los más importantes del país. Su origen genético es INIA Las Brujas. El objetivo físico de producción es una extracción del 100% del stock total, lo que significa, como ejemplo, producir 60 kg de cordero por hembra de 60 kg de peso promedio.

La majada-objetivo se ubica en torno a 1.000-1.200 vientres, con una producción anual de 1.800 corderos. La producción del ejercicio 2011 se realizó sobre 600 madres (total de vientres, entre ellas 200 corderas dl) y se señalaron 137% de corderos/as. El año 2010 terminó con 126% de señalada y una extracción expresada en kilos de 78% del stock total.

Fuente: Agencias

 

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El valor del queso artesanal como emblema gastronómico: la experiencia uruguaya

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Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

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Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

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