Varios integrantes de la Unión Europea, analizan elevar las exigencias ambientales a la importación agrícola, así como exigir un etiquetado que asegure condiciones de bienestar animal para las carnes que importen.

La creciente preocupación por la sustentabilidad en el mundo ha llevado a que muchos países replanteen los acuerdos comerciales que sostienen. Eso significa que exportarle a países europeos será cada vez más difícil.

El interés por elevar las exigencias de sostenibilidad surge de una preocupación del sector comercial español, que considera que hay falta de reciprocidad y desigualdad entre sus competidores. En ese marco, representantes de la Comisión Europea (CE) y del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (Mincotur) se reunieron para analizar los acuerdos comerciales con terceros países.

Ambos funcionarios advirtieron que restricciones muy duras podrían tener efectos negativos en países como España que requiere “suministros” de otras naciones. Afirmaron que es peligrosa la tendencia de fomentar “solo la producción local”, puesto que un comercio competitivo agroalimentario debe combinar “lo local, lo internacional y lo regional”.

El otro eje del debate, relacionado a la implementación de un etiquetado sobre bienestar animal, viene de la mano del creciente interés por darle mayor competitividad a los productos europeos, frente a los de terceros países, además de mantener informados a los consumidores.

Una de las principales preocupaciones gira en torno a el transporte de ganado vivo, que muchas veces implica largos viajes para los animales. Este tema se instaló fuertemente en agenda luego de que el año pasado se hundiera el Gulf Livestock con 6.000 cabezas de ganado y 41 tripulantes a bordo. (Informe: En menos de un mes se renuevan cupos de leche en polvo de Estados Unidos y la Unión Europea)

Entre los países adherentes a la iniciativa del etiquetado está España, quien lo respaldó en caso de ser voluntario; Francia, que consideró que “es un factor de futuro” que permitirá a los europeos “crear valor, diferenciándose de otras forma de cría que se aplican fuera de la UE”; e Italia que opinó que el bienestar animal “tiene que ser una prioridad en la agenda” y abogó por “penalizar los comportamientos que no respeten los principios fundamentales de trato”.