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Estudios sobre la Seguridad Alimentaria Enfocan en Tipos de E. coli Menos Conocidos

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La Microbióloga Pina M. Fratamico y sus colaboradores han desarrollado nuevas pruebas genéticas basadas en la reacción en cadena de la polimerasa para ayudar a identificar y detectar seis importantes especies de E. coli que son parientes cercanos de E. coli O157:H7, mostrado aquí en una imagen amplificada 16.000 veces respecto a su tamaño original.

Casi todos saben de Escherichia coli O157:H7, el cual es el culpable de muchos de los brotes mayores de las enfermedades alimentarias en EE.UU. Pero los investigadores de la seguridad alimentaria también tienen preocupaciones sobre tipos de E. coli menos conocidos.

Esto es según microbióloga y líder de investigación Pina M. Fratamico con el Servicio de Investigación Agrícola (ARS). Investigadores tales como Fratamico, juntos con oficiales de la seguridad alimentaria, oficiales de la salud pública, y los productores de alimentos en EE.UU. y en otros países quieren aprender más sobre estos patógenos menos estudiados.

Durante los últimos pocos años, los especialistas de la seguridad alimentaria han comenzado a llamar a seis de estas especies «los seis grandes,» específicamente E. coli O26, O45, O103, O111, O121 y O145.

Fratamico y sus colegas están determinando «quién es quién» entre estos patógenos relacionados para facilitar la identificación y detección rápida y fiable de los microbios. Los investigadores lo hacen descubriendo pistas importantes en la composición genética de los microbios.

Fratamico y sus colegas en el ARS, los universitarios y el sector de alimentos han desarrollado pruebas genéticas basadas en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para cada uno de los «seis grandes». Con más desarrollo, estas pruebas podrían llegar a ser juegos fáciles de utilizar para las agencias reguladoras y otros. Por ejemplo, los productores de alimentos podrían usar tales juegos para evaluar la calidad de sus productos, y las agencias de la salud pública podrían utilizarlos en el procesamiento de especímenes que vienen de los enfermos hospitalizados con las enfermedades alimentarias.

Un análisis de los resultados de las pruebas podría ayudar a los investigadores a determinar si ciertas cepas de las especies de los «seis grandes» de E. coli causan más enfermedades que E. coli O157:H7, y por qué.

Fratamico trabaja en la Unidad de Investigación de la Caracterización Molecular de Patógenos Alimentarios en el Centro de Investigación de la Región Oriental mantenido por el ARS en Wyndmoor, Pensilvania. ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés), y estas investigaciones apoyan la prioridad del USDA de aumentar la seguridad alimentaria.

Fratamico colaboró en estas investigaciones con Chin-Yi Chen, Yanhong Liu, Terence P. Strobaugh, Junior y Xianghe Yan en Wyndmoor; Connie E. Briggs, anteriormente con el ARS, y otros investigadores. Sus hallazgos han sido publicados en ‘Applied and Environmental Microbiology’ (la Microbiología Aplicada y Ambiental), ‘Canadian Journal of Microbiology’ (Revista Canadiense de Microbiología) y otras revistas científicas.

 

Fuente: ARS

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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