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Estrés de Calor: La Importancia de Tener «Vacas Frescas»

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Los hatos lecheros están expuestos durante el verano (también en parte de la primavera) a condiciones de elevadas temperaturas y humedad relativa, que producen un efecto negativo sobre la rentabilidad del negocio ganadero por aspectos como la disminución del consumo de materia seca y la correspondiente caída de producción lechera.

En este marco, el proyecto argentino INTA Lechero lanzó la campaña “Menos estrés, más plata”, con el objetivo de aportar a la toma de conciencia sobre la importancia del manejo del estrés calórico en los sistemas lecheros argentinos, ya que las olas de calor impactan sobre el consumo, la nutrición, la fertilidad y la producción.

Los animales estresados sufren una disminución del consumo de materia seca de entre el 10% y el 20%, dependiendo de la duración del estrés calórico. También cae la tasa de concepción y existe el peligro de que mueran embriones y, además, se registran mermas de producción de entre 10% y 25%, en condiciones de alto estrés térmico, y 40% en situaciones extremas.

La vaca, como todo animal homeotermo, debe mantener su temperatura corporal dentro de un intervalo muy acotado. En la vaca lechera, para que el conjunto de funciones fisiológicas y reacciones metabólicas se desarrollen en forma óptima, el rango normal de temperatura corporal se debe ubicar en los 38º.

La temperaturas que alcanzan los rodeos lecheros pueden dividirse en calor metabólico, que es generado por el animal, y el aporte ambiental, que comprende la radiación solar directa, por convección (intercambio con el aire) y por conducción (intercambio con el suelo).

Ante un aumento de la temperatura ambiente, la vaca trata inicialmente de incrementar la eliminación de calor por vasodilatación subcutánea y evaporación de agua a nivel respiratorio. Si esto no fuera suficiente, continúa minimizando sus desplazamientos y, por último, disminuyendo la ingestión de alimentos (menos generación de calor metabólico).

A partir de una cierta temperatura ambiente, la vaca no podrá mantener más su homeostasis.

La edad del animal y el peso es uno de los factores que influyen en la susceptibilidad al calor. Los terneros y animales jóvenes son mucho más sensibles que los adultos; por otra parte, los niveles de producción de leche también son importantes.

En las vacas de alta producción, la temperatura a partir de la cual se pierde la homeostasis es más baja que en vacas de menor potencial. Las que más producen generan más calor interno, por el mayor consumo de alimentos. Asimismo, las vacas en ordeñe son más susceptibles al estrés calórico que las vacas secas, debido al mayor calor metabólico generado durante la lactancia.

Por otra parte, las razas y cruzas que sólo son seleccionadas por producción de leche muestran una menor adaptación a las altas temperaturas.

Además, la humedad ambiental juega un papel determinante en la capacidad de la vaca para disipar calor. Así, cuanto mayor sea la humedad relativa, menor será la capacidad para disipar calor.

El animal muestra determinados síntomas cuando se encuentra estresado. Entre ellos manifiesta aumento del ritmo respiratorio (más de 80 pulsaciones por minuto), incremento de la temperatura corporal (mayor a 39º), respiración rápida con la boca abierta, la lengua cuelga de la boca, excesiva salivación, disminución de la rumia, descenso de la actividad corporal, incremento de la ingesta de agua y reducción del consumo de materia seca.

Comprender las causas ayuda a entender las consecuencias y encontrar las soluciones. Así, ajustando el manejo, se puede morigerar el estrés animal dado por el ambiente y atenuar las caídas en la producción de leche.

Fuente: Agencias

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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