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Esquila con tecnología de identificación electrónica aplicada al manejo ovino

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Se trata de un sistema digital seguro, hasta tres veces más rápido que el registro manual, permite la trazabilidad de información y es clave en la toma de decisiones. El INTA Bariloche promueve esta tecnología –aplicada en la última campaña– que registra datos para un mejor manejo ganadero.

La incorporación de nuevas tecnologías vinculadas a la identificación electrónica de animales agiliza la captura de datos y tiene múltiples beneficios para el manejo ganadero. Esto ayuda a la toma de decisiones en tiempo real para conocer la condición corporal, peso u otros aspectos asociados al manejo de la alimentación, la sanidad, la reproducción o la esquila. Un equipo del INTA Bariloche utiliza este procedimiento, en el que la velocidad de registro de peso de vellón y peso de los animales es tres veces más rápido y seguro un 33 % del tiempo respecto del registro de forma tradicional con planillas.

La identificación por radiofrecuencia RFID, del inglés Radio Frequency Identification es un sistema inalámbrico de dos componentes, etiqueta y lector. Las etiquetas son chips incrustados en caravanas que utilizan ondas de radio para comunicar su identidad u otra información a un lector cercano.

Nicolás Giovannini –especialista en mejoramiento genético animal del INTA Bariloche explicó que “este lector tiene la capacidad de almacenar información vinculada al animal, por ejemplo, la condición corporal, el registro de un tratamiento sanitario, o alguna otra observación. Al mismo tiempo puede enviar por Bluetooth la lectura del RFID actual a otro equipo como ser un indicador de pesaje, una computadora portátil o smartphone”.

Las tareas de esquila se realizan anualmente en septiembre, pero esta tecnología permite trabajar con eficiencia en los momentos importantes del ciclo productivo ovino, parición, señalada, destete, calendario sanitario, entre otros.

“Los beneficios para los trabajadores que realizan la esquila de forma manual son numerosos: menor tiempo de trabajo en manga y más eficiente, menor manipulación de animales promoviéndose el bienestar animal, mayor precisión de la información al evitarse gran cantidad de errores humanos involuntarios al trabajar con planillas, y la posibilidad de disponer de la información recolectada en tiempo real y tomar decisiones en el momento”, detalló Giovannini.

Y agregó que “antes de contar con estos equipos había entre un 5-10 % de error humano involuntario cantado de caravanas, registros a mano, o errores de tipeo–“con esta tecnología el error se reduce a 0 %”.

El procedimiento para registrar el peso de vellón y tomar la muestra de lana en animales que poseen RFID es el siguiente:

Previo al ingreso de los animales a la esquila, se realiza una marca con tiza en la zona media del costillar derecho.

Al entrar a la playa de esquila, con un lector de caravanas electrónicas, se registra el RFID. Al mismo tiempo, el lector envía una señal por Bluetooth a una impresora portátil y se imprime al instante la tarjeta con el número de la caravana y un código de barras asociado al RFID. Esta tarjeta se deposita en la zona correspondiente al esquilador que trabaja con la oveja que ingresó.

Al terminar la esquila del animal, el playero recoge el vellón junto con la tarjeta y los deposita en la balanza de vellones. Con un lector de código de barras conectado al indicador de la balanza se registra electrónicamente el código actual y en la balanza queda asociado el peso de vellón a ese código único correspondiente a la caravana RFID.

Se retira el vellón de la balanza junto con la tarjeta rumbo a la mesa de desborde donde se despliega el vellón, se busca la zona tizada y se toma la muestra de unos 100 gramos de lana. Esta muestra se coloca en una bolsa plástica individual, junto a la tarjeta identificadora impresa, para enviar al laboratorio luego de la esquila.

Finalmente, en una computadora por medio de una planilla de cálculos o por software específico se une la información recolectada por el indicador de peso y la procesada por el laboratorio, y se completan los registros de lana del animal.

Otro dato importante al esquilar es el registro del peso corporal —deslanado— y la condición corporal de cada animal. Para ello, se trabaja en la manga, con una jaula colocada sobre unas barras de pesaje conectadas al mismo indicador de peso que se utilizó en el pesaje de vellones. En este caso, con el lector de caravanas RFID se registra el animal a pesar y esa información es enviada al instante al indicador de pesaje para su registro.

Giovannini señaló que “este indicador permite visualizar en tiempo real el promedio, máximos y mínimos del peso, u otra característica que se esté registrando. Además, se puede visualizar el peso, condición corporal, edad o ganancia de peso individual desde el último registro que se tenga del animal”.

Asimismo, se pueden configurar alertas, previo a la sesión de trabajo, que nos avisan con una señal sonora y visual cuando pasa un animal buscado para realizar la tarea específica.

“Son equipos e insumos que se consiguen con facilidad en el mercado y los costos son variables, si son de industria nacional o importados, y a las características técnicas de los mismos. Como indicativo, un equipo inicial, compuesto de un bastón de lectura importado con excelentes prestaciones tiene un costo aproximado de 2500 dólares y el costo de cada caravana –que utiliza el animal de por vida- unos 2 dólares”, indicó Giovannini.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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