¿La ganadería puede revertir el calentamiento global? Esta es la tesis de un equipo de investigación de la Universidad de Davis en California (Estados Unidos), cuya propuesta “Repensar el metano” busca explicar las diferencias que existen entre las emisiones del ganado y las de otros sectores como el transporte y la industria.
Al contrario de lo que proyectan los activistas, la cría de ganado no es parte del problema del calentamiento global, sino parte de la solución, según los estudios del Centro CLEAR de la UC Davis.
Las ideas propuestas por los opositores a la cría de animales son que el ganado produce más gases de efecto invernadero que el transporte.
El director del centro, el profesor Frank Mitloehner, cuestionó las conclusiones de la FAO, que en 2006 afirmó que el sector ganadero es responsable del 18 % de las emisiones de GEI medidas en CO2, una participación superior a la del transporte.
Según él, las emisiones CO2 no deberían compararse entre los dos sectores. En primer lugar, para el caso de la ganadería se ha utilizado todo el ciclo de vida, mientras que en el caso del transporte solo se han tenido en cuenta las emisiones de CO2.
Pero eso no es todo: el principal gas emitido por el ganado es el metano, que tiene un potencial de calentamiento global 28 veces superior al del CO2.
Sin embargo, la ganadería tiene un ciclo de vida que incluye el reciclaje de este metano, lo que no ocurre en la industria del transporte. Además, a diferencia del CO2 que puede permanecer cientos o miles de años en la atmósfera, el metano emitido por vacas solo dura 12 años.
Como resultado de su corta vida útil, el metano solo calienta la atmósfera durante esos 12 años, razón por la cual se considera un contaminante climático de corta duración (SLCP). Después de ese tiempo, del 80 al 89 % se elimina por hidroxilación.
En esta medida, es posible que la cantidad que se emite sea igual a la que se destruye. Por ejemplo, si un ganado emite la misma cantidad de metano durante 12 años, está contribuyendo al calentamiento durante esos 12 años. Pero luego la misma cantidad que se emite es la misma que se destruye por oxidación, por lo que el calentamiento es neutro.
Aun así, cabe señalar que el metano adicional fuera de ese equilibrio (antes de alcanzarlo o emitiendo más), calienta 28 veces más que el CO2, por lo que es importante no aumentar las emisiones de metano.
Lo más importante es que el metano biogénico emitido por el ganado comienza como CO2 que ya está en la atmósfera, en tanto que los gases de combustibles fósiles son extraídos de la profundidad de la tierra, donde han estado por millones de años, y expulsados a la atmósfera.
Así pues, en la industria del transporte, el petróleo se extrae del suelo y se emite dióxido sin retorno al suelo, por lo cual CO2 se acumula constantemente en la atmósfera. En cambio, el metano se transforma en CO2 que es absorbido por las plantas que alimentarán a los animales.
Al aumentar la productividad de los animales y recuperar el metano producido por ellos, es posible hacer que capturen más carbono en el suelo que emiten equivalentes de CO2 al aire en forma de metano. Por tanto, pueden ayudar a revertir el efecto del calentamiento global.
Según Mitloehner, si realmente queremos encontrar soluciones climáticas, necesitamos comprender con precisión cómo varios gases de efecto invernadero realmente calientan el planeta, porque no entender esta interacción podría conducirnos a perder oportunidades para reducir el calentamiento global.
En general, sostuvo que vale la pena reducir las emisiones de metano biogénico de la agricultura animal, ya que puede ganar tiempo para que la comunidad global desarrolle soluciones que detengan el cambio climático.
No obstante, debemos considerar cómo el metano y otros gases de efecto invernadero realmente calientan el planeta si queremos tener efectos duraderos. De lo contrario, podríamos terminar con un planeta más cálido.