Noticias Internacionales

Descifran el genoma de una gramínea forrajera muy extendida en Sudamérica

Publicado

en

(215 lecturas vistas)

COMPARTIR

El grupo de Desarrollo Reproductivo de Plantas (DREP), del Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario en Argentina (IICAR, CONICET-UNR), en colaboración con investigadores franceses e italianos, logró descifrar el genoma completo del pasto horqueta (Paspalum notatum Flüggé var. Saurae), una gramínea nativa de gran importancia económica para las regiones tropicales y subtropicales de Sudamérica, debido a su buena calidad y oferta forrajera.

Paspalum notatum es una especie capaz de formar semillas tanto por sexualidad -biparentales- como por apomixis -clones de la planta madre-. El trabajo, publicado en Scientific Data del grupo Nature, es clave para mejorar molecularmente esta forrajera nativa e identificar los genes que regulan su reproducción, facilitando el uso de este conocimiento en programas de mejoramiento vegetal de vanguardia, aplicable también en especies de importancia agronómica, como los cereales.

El material vegetal utilizado para el estudio fue colectado en las cercanías de la ciudad de Cayastá, Provincia de Santa Fe, en la región considerada centro del origen de la especie. La investigación abre las puertas para la identificación de numerosos genes de interés agronómico -entre ellos, los que controlan la formación de semillas por vía sexual y asexual en las gramíneas- y posee una amplia aplicación potencial en el mejoramiento vegetal de grandes cultivos como el maíz o el arroz.

Al respecto, el director del IICAR, investigador del CONICET, y coautor del artículo, Juan Pablo A. Ortiz, señala: “Es importante destacar que las especies del género Paspalum constituyen recursos forrajeros valiosos para las regiones tropicales y subtropicales de Sudamérica, y muchos de los genes identificados en este trabajo son de interés para la agronomía, como la tolerancia al estrés biótico y abiótico, la resistencia a enfermedades y la producción de biomasa”.

La importancia de la apomixis

“La apomixis representa una oportunidad única que nos ofrece la naturaleza para acelerar la generación de variedades híbridas adaptadas a ambientes diversos”, explica Ortiz. “Creo que un aspecto central de nuestro trabajo es la continuidad a lo largo del tiempo, el haber logrado una investigación básica ordenada durante casi treinta años, en el marco de colaboraciones nacionales e internacionales sólidas”. El investigador asevera que esto les permitió contar con información sobre el modo de reproducción y la genética de la especie, que es central a la hora de identificar los mecanismos que controlan la formación de semillas para aplicarlos al mejoramiento de plantas.

Se cree que la sexualidad y la apomixis son mecanismos reproductivos ancestrales, que han evolucionado en forma paralela en los distintos grupos de vegetales hasta desembocar en una diversidad de mecanismos y posibilidades de expresión. Sin embargo, la investigación sobre la formación asexual de las semillas se ha enfocado hasta el momento en un número limitado de especies. Al respecto, Silvina Pessino, directora del Grupo DREP y también coautora del trabajo, afirma: “En varias poblaciones naturales de plantas, estos tipos de desarrollos reproductivos se mantienen en equilibrio, para posibilitar tanto la aparición de variabilidad (por la vía sexual) como la propagación eficaz de los individuos más adaptados (por apomixis)”. Es un balance delicado, expresa, y detalla que en Paspalum notatum se logra confinando la sexualidad a individuos con dos juegos de cromosomas -esto es diploides-; mientras que la apomixis se da en los que presentan juegos múltiples -poliploides-.

Pessino sostiene que los programas de mejoramiento deben respetar ese fino equilibrio natural, para que las especies mejoradas puedan conservar y aumentar toda su riqueza genética. “Conocer en profundidad cómo se regulan los dos mecanismos naturales de formación de semillas permitirá aumentar la cantidad de alimentos producidos a nivel mundial, cuidando y preservando a la vez la naturaleza y complejidad de los ecosistemas”.

Un tesoro buscado durante décadas

“Iniciamos nuestro trabajo en los ‘90 cuando caracterizamos decenas de plantas de Paspalum notatum, hasta encontrar las mejores para desarrollar poblaciones que permitan estudiar la herencia de la apomixis”, recuerda Ortiz. Esos primeros estudios revelaron cuál es la región del genoma responsable de la formación de semillas clonales. “Ahora que logramos secuenciar de manera completa ese mismo genoma, contamos con información detallada sobre todos los genes que se ubican dentro de esa región”, explica el científico.

Por último, los investigadores dan cuenta de la importancia de la apomixis en el mejoramiento de cultivos: “Obtener un híbrido agronómicamente superior suele requerir más de diez años de trabajo, porque deben desarrollarse líneas parentales puras, que al cruzarse generen descendientes con características especiales”, expresa Ortiz. “Además, la semilla de ese híbrido debe recrearse año tras año, haciendo nuevos cruzamientos entre los parentales. Todo esto involucra un esfuerzo enorme, y una inversión económica importante, lo que restringe la producción de híbridos a unos pocos cultivos y eleva el precio de las semillas”, agrega Pessino. En este sentido, los investigadores explican que si se cruza una planta madre que se reproduce por sexualidad con un dador de polen apomíctico (capaz de formar semillas maternas), parte de los híbridos formados presentarán rasgos deseables para la agronomía y heredarán de su padre la capacidad de generar semillas clonales. Esto hace que la obtención de los materiales mejorados se de en un solo paso, sin necesidad de utilizar líneas puras ni de recrear las cruzas cada año. Así, el costo de las semillas se reduce dramáticamente y se acelera el proceso de selección permitiendo que los programas de mejoramiento se enfoquen en múltiples requerimientos específicos de cada región geográfica.

¿Cómo se le conoce a este paso en los países de América?

Zacate común, pasto bahía, bahía, frente de toro, cañamazo, grama dulce, horqueta, kavaju, remolino, trencilla, yerba vasey, lengua de vaca (Venezuela), pasto horqueta (Argentina), macana (Colombia), grama negra (Bolivia), pasto kavaju (Paraguay), saca cebo (Cuba)

 

Leer más
Click para comentar

Deja un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Noticias Internacionales

El valor del queso artesanal como emblema gastronómico: la experiencia uruguaya

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Noticias Internacionales

Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

Publicado

en

COMPARTIR

Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

Leer más

Noticias Internacionales

Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos 2025

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Tendencia