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Consumidores se Preocupan más por Seguridad Alimentaria y Medio Ambiente ante Pandemia de covid-19

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En el Perú, la tasa de recolección de envases post consumo respecto a las ventas anuales, pasó de 8% en 2019 a 9,37% en 2020 a pesar de la pandemia.

Tetra Pak presentó los hallazgos de su estudio de investigación global “Índice de Tetra Pak 2020”, en asociación con Ipsos, el cual muestra que la seguridad alimentaria es un problema importante para la sociedad, según más de dos tercios de los encuestados.

La misma cantidad de encuestados cree que COVID-19 es una «amenaza real». Al mismo tiempo, la preocupación por el medio ambiente sigue siendo sorprendentemente poderosa, lo que apunta hacia un dilema en la mente de los consumidores, mientras intentan equilibrar las prioridades críticas de la existencia humana a través de alimentos seguros y la sostenibilidad del planeta en el que vivimos.

El Índice de Tetra Pak, en su decimotercera edición, ha visto un aumento del 10% en la preocupación mundial por la seguridad alimentaria y los suministros alimentarios futuros, ahora en un 40%, en comparación con el 30% de 2019. Además, más del 50% de los consumidores no solo creen que mejorar la seguridad alimentaria es responsabilidad de los fabricantes, lo ven como el problema número uno que las empresas deben abordar ahora y en el futuro. Según la investigación, la salud está profundamente relacionada con los problemas de seguridad e higiene de los alimentos: dos tercios de los consumidores dicen que estar saludable es ser seguro y el 60% de los consumidores en todo el mundo dicen que les preocupa que los alimentos que compran sean higiénicos y seguros.

Cuando se les pregunta qué es clave para ellos en el envase, los consumidores indican que garantizar la seguridad alimentaria es su objetivo principal. También expresan su preocupación por las innovaciones medioambientales en los envases que afectan la seguridad alimentaria, aunque la mayoría de los encuestados indica «utilizar envases sostenibles» como uno de los principales problemas que las marcas de alimentos y bebidas deben abordar, hoy y mañana.

Adolfo Orive, Presidente y CEO de Tetra Pak, comenta: “La pandemia de COVID-19 ha interrumpido el statu quo, ha acelerado las tendencias y ha creado un nuevo panorama de necesidades y oportunidades de los consumidores para que las empresas puedan aprovechar. En particular, la industria debe abordar el creciente dilema en torno a la seguridad alimentaria y el medio ambiente, avanzando hacia el doble objetivo de satisfacer la necesidad humana de alimentos, al tiempo que protege el ecosistema de nuestro planeta. Aquí es donde el envasado de alimentos puede desempeñar un papel importante para lograr la armonía. Trabajando en estrecha colaboración con nuestros clientes y partes interesadas, ya estamos en el camino para crear el envase de alimentos sostenible definitivo: un envase de cartón que se fabrique únicamente con materiales renovables o reciclados de origen responsable y es totalmente reciclable y carbono neutro, lo que permite la distribución ambiente y cumplir con los requisitos de seguridad alimentaria. Vemos esto como un paso crítico en la construcción de un futuro sostenible para la próxima generación, especialmente después del COVID-19”.

El Índice Tetra Pak 2020 también destaca cómo el desperdicio de alimentos está aumentando en la agenda y esto ahora es visto como una preocupación por más de tres cuartos de los encuestados. El impacto de COVID-19 en las cadenas de suministro ha acelerado la conciencia sobre el desperdicio de alimentos como un problema urgente. Existe la posibilidad de que este sentimiento crezca en el futuro, a medida que el mundo se esfuerza por alimentar a su creciente población. Los consumidores citan la reducción del desperdicio de alimentos como el problema ambiental número uno en el que pueden influir y una de las tres principales prioridades para los fabricantes. Pero el etiquetado confuso es una barrera que ofrece a las marcas la oportunidad de comunicarse mejor.

Dan Esty, profesor de Hillhouse en la Universidad de Yale, comenta: «El índice Tetra Pak de este año destaca las inquietudes sociales y de los consumidores emergentes que vemos cada vez más, reflejadas en la investigación académica. Con una población mundial en crecimiento que requerirá hasta un 70% más de alimentos para 2050, en un momento en que la biodiversidad, el cambio climático y la seguridad alimentaria son cada vez más urgentes, existe una necesidad urgente de cambio. Por lo tanto, iniciativas audaces como las adoptadas por Tetra Pak para repensar el futuro envasado de alimentos son la necesidad del momento».

Tetra Pak en el Perú

Si bien el tema de medio ambiente ocupa el segundo lugar de las preocupaciones en los consumidores a nivel global por el COVID-19, todavía está sustancialmente por delante de todo lo demás. 67% de los encuestados cree que nos dirigimos hacia un desastre ambiental a menos que cambiemos nuestros hábitos diarios rápidamente.

En el Perú, hay un gran interés por tomar acciones contra esta problemática para mitigar un mayor impacto ambiental principalmente a través del reciclaje. En 2020 se recolectaron 48 millones de envases post consumo de Tetra Pak en el país, un millón más que el año anterior.

La tasa de recolección respecto a las ventas anuales, pasó de 8% en 2019 a 9,37% en 2020, pese a la complicada coyuntura de pandemia que paralizó la cadena de reciclaje casi todo el primer semestre del año.

Dicho incremento fue el resultado de un trabajo de acercamiento directo a los proveedores mayoristas de Industrias del Papel y mejora del precio de UBC, así como a microempresas de reciclaje identificadas a través de un proyecto de prospección desarrollado en conjunto con la Asociación Recíclame. Asimismo, se ampliaron los contenedores de reciclaje en Lima a través de campañas sinérgicas con supermercados y a través de nuevas alianzas con ONG´s como ReciclaPe.

ACERCA DE TETRA PAK

Tetra Pak es una empresa líder mundial en soluciones de envasado y procesamiento de alimentos. Trabajando en estrecha colaboración con nuestros clientes y proveedores, ofrecemos productos seguros, innovadores y ecológicos que cada día satisfacen las necesidades de cientos de millones de personas en más de 160 países. Con más de 25.000 empleados en todo el mundo, creemos en el liderazgo industrial responsable y en un enfoque empresarial sostenible.

Nuestra promesa, «PROTEGE LO BUENO™», refleja nuestra visión de comprometernos a hacer que los alimentos sean seguros y estén disponibles en todas partes.

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El valor del queso artesanal como emblema gastronómico: la experiencia uruguaya

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Un estudio revela el impacto del fuego en los suelos de los Andes peruanos

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Los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego.

En septiembre de 2018, un incendio arrasó casi dos mil hectáreas de matorral en el volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los andes peruanos. A diferencia de los ecosistemas mediterráneos, donde la vegetación ha desarrollado estrategias para resistir el fuego, los suelos volcánicos de Arequipa, una de las regiones más secas del mundo, no están adaptados al fuego. Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), de España, y de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en Perú, ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada, a 3.700 metros de altitud, para comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación por incendio.

Los resultados, publicados en la revista Spanish Journal of Soil Science, indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de la vegetación y el suelo y la erosión han causado una grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo. “Los Andes peruanos no están preparados para los incendios”, advierte Jorge Mataix Solera, catedrático de la UMH y experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados. Mataix recalca que, si bien el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil. Además, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos degradativos, reduciendo por ejemplo el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua debido al tipo de materia orgánica que, junto con su alto contenido de arena, es un fenómeno que persiste tras el incendio. Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, ésta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo. “Mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados como los mediterráneos poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos, muy jóvenes y arenosos, tras la pérdida de materia orgánica en el incendio pierden la capacidad de retener agua” explica la investigadora de la UMH Minerva García Carmona. “Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles”, declara la experta, “y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio”.

El estudio se centró en dos especies nativas con un papel clave en el ecosistema: Berberis lutea, conocida como ‘palo amarillo del Perú’, y Parastrephia quadrangularis, llamada ‘Tola’. Los investigadores analizaron si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante. Descubrieron que en las zonas dominadas por el palo amarillo la degradación fue más severa. “Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo”, aclara García.

El equipo de investigadores de la UMH conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica con la presencia del fuego que ha llevado a desarrollar múltiples estrategias de resistencia y resiliencia. Ahora, sus descubrimientos en el volcán Pichu Pichu reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación.

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 mm anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año. De manera que la región de Arequipa se considera un ‘desierto frío’ -las temperaturas van de los 4 a los 18 grados centígrados- y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua crucial para las áreas adyacentes. “Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales”, señala el profesor de la UMH. A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales (Polylepis), cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la UNSA Lunsden Coaguila explica que “no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud”. En el estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha sido crucial la colaboración de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras. “También, hemos contado con el apoyo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa”, relata el experto.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024. “En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático”, afirma el investigador de la UMH.

Mataix opina que, cuanto más sepamos, más podremos ayudar a diseñar estrategias de prevención y de tratamiento postincendio que ayuden a mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada. “Es tan necesario en Perú como en España”, concluye el experto, “aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes”.

 

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