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Forrajes: Cómo Planificar su Conservación

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El monitoreo y balance minucioso de las reservas son factores clave para los sistemas de producción intensivos de alta producción y rentabilidad. El análisis de especialistas del INTA en el marco de las jornadas de forrajes conservados. 

La tecnología permite determinar qué factores definen la eficiencia y rentabilidad de los sistemas ganaderos. El análisis de los forrajes y su correcta conservación aseguran el aporte energético óptimo según cada rodeo y carga animal. Éste tema, entre otros, será presentado en la 3ª Jornada Nacional de Forrajes Conservados, del 28 al 30 de marzo, en el INTA Manfredi –Córdoba–, con entrada gratuita y la participación de especialistas destacados del país y del exterior.

“Es necesario planificar y evaluar los resultados posibles frente a cambios en los factores de producción”, indicó Marcelo De León, coordinador del proyecto nacional de Forrajes Conservados. Un análisis cuantitativo es clave cuando se habla de productividad y eficiencia de transformación de los alimentos en productos.

“Es sumamente importante dejar de considerar al maíz y al sorgo como una reserva forrajera de uso ocasional y convertirlos en elementos estratégicos en la planificación de los sistemas de producción intensivos de alta producción y rentabilidad”, dijo De León.

El que guarda siempre tiene

La ganadería intensiva en la Argentina se desarrolla mediante el aporte de cultivos forrajeros producidos sobre todo en el verano. El déficit hídrico registrado en ese momento provoca efectos inmediatos de gran impacto tanto en la calidad de los forrajes como en el perfil nutricional de los animales que lo consumen.

Miriam Gallardo, especialista en forrajes conservados del INTA Castelar –Buenos Aires– explicó que esta situación afecta severamente la productividad del sistema para la temporada otoño-invernal. En este sentido es indispensable “el monitoreo, análisis y balance minucioso de la cantidad y calidad de los henos y ensilajes efectivamente disponibles”.

Los forrajes destinados a la conservación que más se utilizan son el maíz y el sorgo. Los buenos ensilajes de planta entera se realizan con panojas y/o espigas cuyos granos se encuentran en estado intermedio de madurez (granos pastosos) y los tallos y las hojas aún están turgentes, activas y con color verde.

“Los ensilajes de mayor valor nutritivo se logran con plantas que poseen de 35 a 37% de materia seca total (MS) al momento del corte”, dijo Gallardo, quien además agregó: “El contenido de MS es la variable de mayor impacto, por lo que todo factor que lo modifique alterará la calidad tanto durante el período de fermentación como al momento del suministro”.

De acuerdo con los especialistas del INTA, en las plantas bajo estrés hídrico con follaje seco y tallos con alta humedad, es necesario plantear estrategias de precisión en el corte y picado para lograr que el forraje no se deteriore durante su conservación.

Entre las estrategias recomendadas están: levantar la plataforma de corte de la picadora al menos a 25 centímetros del nivel de terreno y ajustar la máquina para lograr una longitud teórica de corte menor a dos centímetros. “El ajuste y las correcciones para un corte adecuado deberán realizarse en el mismo momento del picado”, aseguró Gallardo.

La evaluación de los materiales mediante un análisis en el laboratorio es una práctica indispensable para obtener dietas equilibradas. Además, con la información apropiada el productor “podrá planificar la adquisición y utilización de alimentos adicionales como concentrados energéticos, proteicos y fibra extra”, indicó la técnica del INTA Castelar.

Fuente: Agencias

 

 

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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