El Silobolsa es un implemento agrícola para el acopio de granos (cereales y oleaginosas) que consiste en una amplia bolsa plástica donde almacenar la cosecha hasta que sea necesario transportarla para su comercialización.
Es una innovación productiva aparecida en la década del 90 que permite al productor rural almacenar los granos en su propio campo, reduciendo de ese modo la incertidumbre y los riesgos de no poder contar con un lugar adecuado de acopio y transporte, antes de la comercialización. De este modo el productor puede retener la cosecha a bajo costo, mejorando su posición ante la cadena de comercialización.
Permite almacenar por un periodo de hasta 2 años, tanto granos secos (soja, maíz, trigo, girasol, etc) como granos húmedos (maíz, sorgo, avena, cebada, etc.) y materiales de picado fino (maíz, sorgo, alfalfa, verdeos invernales, etc.).
El Silo bolsa es una bolsa plástica blanca, de tres capas y filtro de rayos ultravioletas. El tamaño más común es de entre 60-75 metros de largo, por 2,75 m. La cantidad de grano a embolsar varía de acuerdo a la densidad volumétrica del grano tiene la capacidad de contener 200 toneladas de trigo, maíz, soja. Para el embolsado se utiliza una máquina embutidora, de funcionamiento muy sencillo.
En los últimos años, la utilización de los silobolsas como medio de almacenamiento de granos trajo una solución a la producción agrícola.
Vale destacar los distintos actores que intervienen en el proceso. Grano, insectos, hongos y otros microorganismos respiran, consumiendo componentes del grano y O2 del medio ambiente, y liberando al medio ambiente intersticial CO2, agua y calor.
La concentración de oxígeno y dióxido de carbono es el resultado de la respiración y de la tasa de intercambio de gas con el exterior. En grano seco suele darse una concentración de O2 de entre 10 y 18%, mientras que la de CO2 es de 3 a 10%. En grano húmedo disminuye de 2 a 5% en O2 y el CO2 aumenta de 15 a 25%. Para obtener beneficios se necesita menos de 4% de O2 para limitar la actividad macrobiológica, o más del 20% de CO2, esto último relacionado a limitar a los insectos. Esto dependerá del nivel de hermeticidad (perforaciones, mal sellado), la húmedad del grano (cuanto más húmedo, más rápido alcanza ese nivel), la temperatura del grano, y de acuerdo en donde estemos ubicados.
¿Cuál es el límite para que no se eche a perder?
Cuando la temperatura de grano supera los 18/20 grados es una situación que se complica mucho porque es el límite de desarrollo de insectos. Empiezan a estar activos y, además, los hongos entran en el rango óptimo de desarrollo.
Consideraciones a tener en cuenta antes y durante el embolsado:
- Sobre el terreno tiene que ser alto, nivelado, con cerco perimetral y una ligera pendiente para evitar anegamientos y riesgo de roturas.
- Se recomienda mantenerlo lejos de las malezas y rastrojos, de las cortinas de árboles y ser preventivo con los roedores y animales peludos.
- El sellado es determinante. Los problemas comunes, además de las bolsas anegadas o rotas por malezas o animales, suelen ser los cierres deficientes. Tiene que estar herméticamente cerrada y para eso es que tiene que estar bien sellada.
- Un mal cierre de la bolsa o una rotura pueden causar la estratificación de humedad y en consecuencia el deterioro del contenido.
El silobolsa no es un invento argentino. El sistema de embolsado se desarrolló desde los años 70 en Estados Unidos y Europa con el fin de conservar forrajes para la alimentación animal. Lo que en la Argentina sí se hizo fue una adaptación del sistema, con una interacción público-privada mediante.
En 2014, la Argentina fue el país donde se vendieron más bolsas para guardar granos secos, con 230.000 unidades. Le siguieron Estados Unidos, con 90.000, y Brasil, con 50.000, entre otros países. Este año se estima que se comercializarán en la Argentina más de 300.000 bolsas.
Actualmente existen establos en Perú que están implementando la innovación de Los Silobolsas.