Muchos animales secretan líquidos por la piel para contribuir con la supervivencia de sus crías. Es conocido que algunas larvas de peces ingieren pequeñas cantidades de mucosa nutritiva que producen los adultos.
Los pingüinos emperadores, las palomas y flamingos producen “leche”, que en realidad es una secreción rica en grasas, producidas a través de la piel del buche en los para dar a sus pollos. Pero ninguna de estas secreciones es tan compleja, balanceada en nutrientes, altamente digerible y puede ser producida por tanto tiempo como la leche que caracteriza al grupo de los mamíferos.
La leche puede ser secretada por años como en el caso de los grandes primates, ballenas dentadas y elefantes, o puede durar solamente pocos días como en algunas especies de focas, durante los cuales duplican su tamaño. La cantidad también varía entre las especies, una ballena azul puede producir 220 kilogramos de leche al día, con el aporte de energía, principalmente por la cantidad de grasas, suficiente para alimentar a 200 personas durante todo un año. En contraparte, una musaraña ni siquiera llega a un mililitro en una semana.
La leche de todas las especies de mamíferos tiene los cuatro mismos componentes básicos, agua, proteínas, grasa y azúcares. Adicionalmente, tiene un bajo contenido de calcio y fósforo. Como ejemplos, la leche de los humanos contiene una alta concentración de lactosa (uno de los azúcares) con 7%, 87% agua, 1% proteínas, 4% grasa y 0’2% minerales. En comparación con la vaca, que es la que más conocemos es de 4% lactosa, 88% agua, 3% proteínas, 3% grasa y 0’7% minerales. Cada uno de los cuatro componentes varía entre especies y necesidades de crecimiento de las crías. Por ejemplo, la grasa varía desde 1% en un rinoceronte hasta 60% en algunas focas.
¿Por qué son diferentes los componentes de la leche entre las especies? Uno de los factores que influye en la composición es el lugar en el que viven. La leche de los mamíferos marinos (ballenas, delfines, focas, entro otros) tiene una alta concentración de grasa y proteína y poca de lactosa. La grasa es altamente energética y también es aislante, lo que les ayuda a soportar los climas extremos en los que por lo general viven.
También el origen de la alimentación tiene efecto en la composición de la leche, el panda gigante consume grandes cantidades de bambú, alimento poco nutritivo y de difícil digestión, por lo que el aporte de energía en la leche es muy bajo. En contraparte, los insectívoros producen una leche con altas concentraciones de proteínas que les ayuda a preparar su metabolismo para digerir y nutrirse de insectos. En el caso de los marsupiales las crías son neonatos atriciales (nacen ciegos, con poco o sin pelo y muy poca movilidad) se albergan en el marsupio y necesitan una leche que les brinde un gran aporte energético y de calcio importantes para poder crecer rápidamente. El contenido de la leche acompaña al crecimiento de las crías, por lo que varía con el tiempo, es decir, la cantidad y proporción de componentes no es el mismo al inicio de la lactancia que al final, el periodo más estable es a la mitad. Las variaciones dependen de los requerimientos de la cría y del desgate de la madre en sus reservas de grasa y en su alimentación durante la lactancia.
La leche contiene caseína, junto con el calcio y fósforo, crean aglomeraciones llamadas micelios y son las que le brindan su característico color blanco, incrementado los tonos de amarillo en función del contenido de grasa. La caseína se origina de una familia de proteínas que se les asocia con la mineralización de tejido o para regular la fijación de calcio, lo que permite el proceso de osificación de los cartílagos y la constitución de huesos más sólidos.
El origen de la leche se considera que fue hace aproximadamente 310 millones de años, los sinápsidos (antecesores de los mamíferos) producían una secreción que servía para brindar humectación a los huevos que incubaban. Con el tiempo y a modo de adaptación evolutiva, en este líquido se incrementaron las concentraciones de caseína y calcio. Las crías comenzaron a consumirlo de manera periódica y la secreción se convirtió en protoláctea, que contribuía a la nutrición de los neonatos. Empezó una mayor dependencia de los neonatos en la secreción y su continua utilización incrementó el volumen de producción, a través de los años el líquido se hizo más complejo hasta llegar a ser lo que conocemos hoy como leche. Con estos cambios evolutivos, ya no era necesario que los neonatos tuvieran bolsa de vitelo (yema del huevo) para alimentarse, así que se eliminó la reproducción por huevo, dando origen a la reproducción vivípara y se originaron los mamíferos. En el caso de los ornitorrincos y edquinas, todavía se reproducen por huevos y beben un líquido lechoso que drena de la madre.
Uno de los componentes principales de la leche: la caseína, además de las proteínas, grasa y minerales, existieron antes que los mamíferos, así que podemos decir que la leche fue antes que los mamíferos.