Noticias Internacionales

Las Vacas & El Ciclo Biogénico del Metano

Publicado

en

(958 lecturas vistas)

COMPARTIR

Cuando se dice que el ganado es el gran responsable del calentamiento global, no se tiene en cuenta que el metano que emite es un gas inestable, cuyo papel está exagerado por la inexactitud de los sistemas de medición.

El metano producido por las vacas lecheras y por todos los rumiantes en general, es un gas de corta vida que forma parte del ciclo natural del carbono. Comen pasto y eructan metano, que no se queda en la atmósfera mucho tiempo, pasados unos 10 o 12 años se convierte en CO2 biogénico climáticamente neutro, que se fija en los vegetales a través de la fotosíntesis, cumpliendo así el ciclo natural del carbono.

La actividad ganadera no añade carbono adicional a la atmósfera. El impacto ambiental del metano biogénico es anulado al cabo de un tiempo, mientras los combustibles fósiles liberan un CO2 nuevo a la atmósfera que no pertenece a ningún ciclo y permanece apilándose por un lapso de mil años.

Hace unos días me indignaba con un artículo que mencionaba que la producción de lácteos representa el 3% del total de las emisiones globales, más que todo el sector de la aviación; y el metano que originan las vacas tiene poco que ver con el procedente de los combustibles fósiles. No es correcto comparar las emisiones del transporte con las del ganado.

¿Dónde se origina la confusión? Resulta que 1 molécula de metano equivale a 28 moléculas de dióxido de carbono, en términos de su capacidad de calentar.  Esta métrica es la más difundida y la que más daño le ha hecho a la ganadería. Pero ¿De qué metano estamos hablando? No es todo lo mismo.

Llevamos 100 años extrayendo carbono acumulado 8 km bajo tierra, que no forma parte de ningún ciclo, sólo se acumula, y eso es lo que el planeta está siendo incapaz de soportar. Ese es el daño antropogénico, si se quiere, bien distinto del ciclo biogénico, que es la transformación por un ser vivo de un compuesto en otro, que vuelve a la atmósfera y a ser absorbido por las plantas, se recicla. Esta distinción es fundamental y está científicamente comprobada, pero en tiempos en que una historia de influencer tiene más peso que un papel científico, y apela a la sensibilidad de un público muy permeable, se genera tal impacto que termina empujando a la agenda ambiental mundial.

Esto no significa que no haya que trabajar en la reducción de emisiones, ya que al controlarlas estaríamos contribuyendo a enfriar el planeta con ellas, las vacas, como abanderadas de la causa ¿Y cómo? Los sistemas pastoriles son potenciales secuestradores de carbono, además cuánto mejor nutrido está el ganado y más balanceada sea su dieta emitirá menos CH4. Esto hace que los sistemas confinados/intensivos emitan hasta un 30% menos. Se mejora la calidad de la alimentación aportando mayor digestibilidad, propiciando mayor consumo y resultando en una mayor producción de leche, con menor emisión

Y tu ¿Ya tomaste tu vaso de leche hoy?

Leer más
Click para comentar

Deja un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Noticias Internacionales

La OMSA y la FAO instan a sus miembros a erradicar la Peste de los Pequeños Rumiantes

Publicado

en

COMPARTIR

La peste de los pequeños rumiantes (PPR), es una enfermedad devastadora que causa importantes pérdidas económicas y animales. Con tasas de morbilidad y mortalidad que pueden alcanzar el 100 % en poblaciones no expuestas previamente, esta enfermedad vírica altamente contagiosa representa una grave amenaza para ovejas, cabras y ciertas especies de rumiantes silvestres.

Más allá de su impacto en la sanidad animal, las pérdidas económicas asociadas a la PPR ascienden a unos 2.100 millones de dólares estadounidenses al año. Desde su identificación en 1942, la PPR se ha propagado a más de 70 países en África, Asia, Oriente Medio y Europa del Este, arraigándose en muchas regiones y representando una seria amenaza para los medios de vida y las economías frágiles. Esta enfermedad socava los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en zonas donde más de 330 millones de personas, principalmente pequeños agricultores y comunidades de subsistencia, dependen de los pequeños rumiantes.

Aún se requiere más trabajo para lograr la erradicación

La exitosa erradicación de la peste bovina en 2011, que demostró el poder de la colaboración y los esfuerzos concertados para proteger la sanidad animal y los medios de vida humanos, motivó a la comunidad veterinaria mundial a designar la PPR como la siguiente enfermedad prioritaria a erradicar, junto con la rabia transmitida por perros. En 2015, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron la Estrategia Global de Control y Erradicación de la PPR (PPR GCES, por sus siglas en inglés)  , con el ambicioso objetivo de erradicar la enfermedad para 2030.

Durante los 10 años transcurridos desde el lanzamiento de la estrategia PPR GCES, se han logrado avances significativos. Entre las iniciativas se incluyen la implementación del Proyecto Regional de Apoyo al Pastoralismo en el Sahel (PRAPS)  , varios proyectos financiados por la Unión Europea, proyectos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE. UU. (DTRA), y el lanzamiento del Programa Panafricano para la Erradicación de la PPR y el Control de Otras Enfermedades Prioritarias de los Pequeños Rumiantes  . Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

La propagación continua de la PPR hacia nuevas regiones y su arraigo en áreas endémicas, agravados por el acceso limitado a servicios veterinarios en comunidades marginadas, siguen siendo grandes desafíos para su eliminación. Superar estos obstáculos es esencial para lograr la erradicación de la PPR, proteger los medios de vida y reforzar la seguridad alimentaria de algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Es imperativo mantener un esfuerzo global sostenido y coordinado para garantizar el éxito de la estrategia PPR GCES y fortalecer la resiliencia de las comunidades que dependen de los pequeños rumiantes.

Un compromiso con la colaboración global

Los pequeños rumiantes suelen ser el recurso más importante, y en algunos casos el único, del que dependen ciertas poblaciones vulnerables para sobrevivir. La erradicación de la PPR abriría oportunidades económicas tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al crecimiento y la estabilidad. Las ovejas y las cabras desempeñan un papel esencial en la vida de muchos agricultores, especialmente mujeres y jóvenes, quienes a menudo están subrepresentados en los espacios públicos y de toma de decisiones.

Desde el inicio de la estrategia PPR GCES, ha quedado claro que los brotes pueden gestionarse y que se puede desarrollar una inmunidad colectiva mediante el establecimiento de mecanismos nacionales de financiación para actividades clave de prevención de enfermedades animales, la promulgación de políticas y normativas favorables, la inversión en la producción de vacunas y diagnósticos para la PPR, y la concienciación y formación sobre tecnologías de prevención y control.

Para tener éxito, los esfuerzos de erradicación deben seguir una estrategia bien diseñada y coordinada, respaldada por una infraestructura sólida y la inversión en el personal veterinario. Estos esfuerzos deben priorizarse y reconocerse como un bien público internacional mediante un compromiso político firme y la movilización de recursos. La OMSA y la FAO instan a sus Miembros a seguir comprometidos con la inversión en enfoques.

¿Qué es la peste se pequeños rumiantes?

La peste de pequeños rumiantes (PPR) es una enfermedad vírica causada por un morbilivirus estrechamente relacionado con el virus de la peste bovina que afecta a caprinos y ovinos y a algunos parientes silvestres de pequeños rumiantes domésticos, así como a los camellos. Se identificó por primera vez en Côte d’Ivoire en 1942.

Se caracteriza por tasas de morbilidad y mortalidad significativas, y tiene un alto impacto económico   en zonas de África, Oriente Medio y Asia, donde los pequeños rumiantes contribuyen a garantizar la subsistencia.

Los animales afectados presentan una fiebre alta y depresión, junto con secreciones en los ojos y las fosas nasales. Los animales no pueden comer, ya que la boca se cubre de dolorosas llagas erosivas y sufren de neumonía y diarrea graves, que llevan, con frecuencia, a la muerte.

Leer más

Noticias Internacionales

Movimiento de animales de una región a otra: la experiencia colombiana con trazabilidad y sanidad

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Noticias Internacionales

Descubren cómo la alfalfa sobrevive a suelos salinos

Publicado

en

COMPARTIR

Leer más

Tendencia