Un artículo trata de demostrar que no hay evidencias suficientes para afirmar que reducir la ganadería intensiva disminuirá el riesgo de futuras pandemias.
A raíz de la COVID-19, muchos políticos y activistas han señalado que las granjas industriales modernas, donde los animales están muy concentrados, son focos potenciales de futuras pandemias causadas por enfermedades zoonóticas. Sin embargo, en un artículo publicado recientemente, un equipo de científicos asegura que no hay evidencias suficientes para concluir qué forma de ganadería tiene menos riesgo, y, en cambio, afirma “que sí existen evidencias que demuestran que alejarnos de la ganadería intensiva podría aumentar el riesgo de pandemias”.
Por este motivo, piden que se realice una investigación exhaustiva antes de cambiar las políticas o de incentivar un tipo particular de ganadería. «Se culpa a la ganadería de alto rendimiento o intensiva de las pandemias, pero quienes piden alejarse de la ganadería intensiva a menudo no consideran el contrapunto: el riesgo pandémico real de la ganadería menos intensiva y, en particular, las consecuencias de esta para el uso de la tierra», declaran los autores.
“Las granjas de bajo rendimiento necesitan mucha más tierra para producir la misma cantidad de alimentos en comparación con las granjas de alto rendimiento. Un cambio generalizado a la ganadería de bajo rendimiento daría como resultado la destrucción y perturbación de vastas áreas de hábitats naturales. Esto aumenta el riesgo de propagación viral al perturbar la vida silvestre, que bien podría albergar el próximo virus pandémico, y al aumentar el contacto de los animales con los humanos», añaden.
Según estos investigadores, la creciente demanda de productos ganaderos ha causado una pérdida dramática de hábitat, lo que significa que “ahora estamos cultivando en lugares donde el ganado y las personas están en contacto frecuente con la vida silvestre”. Este contacto con la vida silvestre –cada vez más perturbada, estresada e infectada– hace que sea más probable que los virus zoonóticos se propaguen a las personas o al ganado.
«Si tuviéramos que cambiar del sistema actual a uno basado en la ganadería extensiva, necesitaríamos mucha más tierra para satisfacer la demanda. Esto podría aumentar el contacto entre las personas, el ganado y la vida silvestre, que podría albergar el próximo virus pandémico», inciden.
Los investigadores subrayan que actualmente es imposible determinar qué tipos de granjas tienen menos riesgo en general. La COVID-19 ha demostrado el enorme impacto potencial de las enfermedades zoonóticas, y este estudio destaca que se necesita más investigación con carácter urgente para identificar cómo minimizar el riesgo de otra pandemia», concluyen.