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Es Posible Triplicar la Producción Lechera por Hectárea

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Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe en Argentina (UNL), estudian cómo se podría mejorar el sistema lechero, hoy y de aquí a una o dos décadas, optimizando variables como la cantidad de vacas por hectárea, la alimentación, la infraestructura y la cruza de razas.

Luego de un ensayo que duró dos años, investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) demostraron que es posible triplicar la producción de leche por hectárea, en relación al promedio nacional, con alta carga animal de vacas cruza Holando y Jersey, alta alimentación, pero manteniendo un sistema simple.

El trabajo, que desafió el sistema de producción de leche argentino, se hizo junto al Inta Rafaela y en colaboración con investigadores de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda).

Se trata de un proyecto que comenzó en 2007 y que, en principio, trataba de responder a la pregunta sobre qué sucede con los sistemas lecheros cuando se incrementa la cantidad de vacas por hectárea, lo que se conoce como “carga animal”, un aspecto de la producción que no se había cuantificado en Argentina.

Según Javier Baudracco, investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la UNL, dividieron un tambo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Rafaela en tres minitambos, cada uno con distintas cantidades de animales por hectárea: uno con carga baja (1,6 vacas por Ha); un segundo con carga media (2,1 por Ha); y un tercero con carga alta (2,6 por Ha). Allí llevaron adelante mediciones estrictas sobre producción, calidad y persistencia de las pasturas; producción de leche y peso de los animales; duración de la lactancia, calidad de la leche y otras variables generales. Además el ensayo tuvo la particularidad de que se hizo con animales producto de la cruza de Jersey y Holando.

Cruzas

Baudracco contó que en los dos años del estudio con la cruza de esas dos razas en promedio se obtuvieron producciones de alrededor de 23 litros diarios de leche por vaca (aproximadamente 7 mil litros por lactancia), cifra superior al promedio nacional.

Por otra parte, Baudracco precisó que la leche en Argentina tiene un promedio de aproximadamente 3,3 por ciento de proteína y 3,6 de grasa, pero cuando se cruza la Holando con la genética Jersey los valores se incrementan: “Obtuvimos leche con más de 4 por ciento de grasa y 3,6 de proteína, lo cual tiene un impacto muy positivo cuando la leche se paga en función de sólidos”, resaltó.

Resultados económicos

Baudracco comentó que al incrementar la cantidad de animales por hectárea, pero manteniendo una buena alimentación por vaca lograron un efecto positivo sobre el sistema, porque permitió que una proporción mayor de la pastura se transforme en leche.

De acuerdo con el especialista, la clave de esos buenos promedios reside en la producción y utilización de mucho forraje, sumado a la adición de muchos alimentos concentrados por hectárea. “El resultado económico de incrementar la carga animal fue muy positivo. Sin embargo, ese incremento específico de la carga animal no es una receta para aplicar en cualquier lugar, sino que se debe hacer una adecuación al contexto”, aclaró.

“Estos resultados experimentales coinciden con el análisis de información de más de 300 tambos que llevamos adelante desde la Facultad, y nos indican que es posible intensificar los sistemas pastoriles, dejando a las vacas en pastoreo, en un ambiente más limpio y natural, aumentando la cantidad de animales y de alimentos, para llegar a muy buenos resultados productivos y económicos”, sintetizó.

Sistemas lecheros armoniosos

Baudracco comentó que muchas veces existe desarmonía en aspectos tales como el tipo de vaca y el ambiente, o entre la infraestructura y el tipo de animales que se usan, entre otros: “Queremos cambiar la concepción de que para producir sólo hay que tener animales de alto mérito genético y mucho alimento. No es suficiente con eso”.

El desafío consiste entonces en diseñar sistemas lecheros simples, rentables, social y ambientalmente sustentables, que permitan disfrutar de la actividad, con el personal trabajando cómodamente y con vacas que conviertan alimentos en leche en forma eficiente y rentable. “Se debe tener claro que el éxito del negocio lechero se basa en trabajar armoniosamente sobre los cuatro factores básicos para producir leche: alimentos, animales, infraestructura y gente. Si sólo nos enfocamos en la alimentación y la producción individual, corremos el riesgo de que ‘la vaca’ nos tape ‘el sistema’, así como el árbol puede taparnos el bosque”, finalizó.

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Girolando, la mejor alternativa para la producción lechera en climas cálidos

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Con una producción promedio de 5.000 litros de leche durante 305 días bajo el calor del clima tropical, estas terneras presentan una mayor resistencia y adaptación al entorno, lo que aumenta sus tasas de supervivencia. Estas cualidades las destacan en un país donde la cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %. Las terneras Girolando pueden producir en promedio 5.000 litros de leche durante 305 días en climas cálidos. Fotos: Felipe Argoty, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira.

En Colombia la producción lechera afronta una crisis marcada por los altos costos tanto de los insumos importados utilizados por la industria como de los alimentos concentrados para el ganado, además de factores como la tendencia al bajo consumo en el mercado y el encarecimiento de las tierras en zonas tradicionales de ganadería, entre otros, situación que ha obligado a los productores a buscar nuevas alternativas que permitan mantener la rentabilidad del negocio y reducir las pérdidas.

Foto. La cría de terneras enfrenta tasas de mortalidad de hasta el 25 %

Cerca del 80 % de la producción de leche proviene de animales con composición genuina en su genética, escenario en el que resaltan las terneras Girolando, una raza que toma y supera lo mejor del cruzamiento entre la productividad de la Holstein y la rusticidad de la Gyr, lo que les permite adaptarse a altas temperaturas, ser más tolerantes a parásitos y poderse pastorear en condiciones adversas, características que las convierten en la mejor opción para climas tropicales como los de Tolima, Valle del Cauca, Magdalena Medio y los Llanos Orientales y la Costa Caribe, en donde han demostrado un rendimiento superior.

En la industria lechera la etapa más crítica es la cría de las terneras, ya que es cuando los animales dependen de una adecuada alimentación y cuidados especiales para asegurar su supervivencia y óptimo desarrollo. Además de ser costosa, esta fase se asocia con altos índices de mortalidad, en particular por problemas de nutrición.

Ante este problema, durante su Maestría en Ciencias Agrarias en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, el zootecnista Luis Felipe Argoty López evaluó mediante tres experimentos alternativas para mejorar la rentabilidad durante la cría, con dietas menos costosas pero con el aporte nutricional necesario para evitar problemas de crecimiento y desarrollo, clave en la crianza de reemplazo, cuando preparan a las terneras para que se conviertan en futuras vacas lecheras que renueven el hato y mantengan la productividad del sistema.

Foto. En Colombia cerca del 50 % de la producción de leche proviene de cruces de toros y cebús.

El Estudio

En la investigación se analizó el crecimiento y desarrollo ruminal (ingesta de alimento sólido) de 19 terneras Girolando F1 con edades entre 14 y 22 meses, en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias, municipio de Guacarí (Valle del Cauca).

Para el trabajo se hicieron 3 grupos de animales con sendos tratamientos. A los del primer grupo (grupo control) se le suministraron 4 litros de leche al día, repartidas en dos tomas, y concentrado comercial; al segundo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento experimental; y al tercer grupo, 4 L de leche distribuidos en tres tomas, más consumo de alimento comercial. A todos los tratamientos se les suministró pasto pangola y agua a voluntad.

Sobre el alimento experimental, el investigador explica que “hicimos ajustes dentro de la proteína, la pusimos un poco más disponible dentro de la dieta de las terneras, usamos soya, maíz, algunos cereales, premezclas, un promotor de crecimiento ruminal y lo que utilizan todos los alimentos concentrados, porque el reto era hacer un concentrado experimental similar en composición al comercial, pero con algunas mejoras”.

Foto. El estudio se realizó con 19 terneras en el corregimiento de Santa Rosa de Tapias (Valle del Cauca)

También recolectó muestras de sangre cada 15 días, para analizar metabolitos como proteína, albúmina, globulinas, calcio, betahidroxibutirato (BHB) y cortisol. Así mismo evaluó parámetros biométricos como edad, peso, circunferencia, altura, ganancia de peso, consumo promedio y conversión alimenticia. Cada variable evaluada se analizó estadísticamente a través de un modelo mixto de medidas repetidas.

Aunque en la ganancia de peso los resultados no arrojaron diferencias significativas entre los tratamientos, entre muestreo sí las hubo y se evidenció que la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal.

También se evidenció que “la edad de los animales influye en la concentración de proteínas en la sangre y que el BHB permite conocer indirectamente el desarrollo ruminal”.

Foto. Con la raza Girolando se puede obtener una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas

El investigador destaca que, “este indicador sugiere que las terneras están desarrollando su rumen de forma óptima, lo cual es esencial para una digestión eficiente, y en última instancia para su futura capacidad de producir leche”.

También se registraron bajos niveles de cortisol en la sangre, una hormona que se libera en respuesta al estrés y puede afectar el crecimiento y la salud general del animal. Altos niveles de este indican que las terneras están experimentando estrés, lo que puede influir negativamente en su sistema inmunológico y reducir su capacidad de aprovechar nutrientes, afectando el desarrollo del rumen y la futura producción de leche.

“Si logramos que más productores opten por razas como la Girolando, tendríamos una producción lechera más competitiva y menos dependiente de razas europeas, cuya adaptación a nuestras condiciones es limitada”, anota el magíster.

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