Médicos veterinarios de la Facultad de Ciencias Veterinaria de la UBA estudiarán la presencia del SARS-CoV-2 en mascotas. Asimismo, determinarán qué otras variedades de coronavirus están circulando en camélidos de Jujuy.
El 14 de mayo pasado, la revista Nature publicó un estudio que determinó que dos perros fueron contagiados con el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) por sus dueños en Hong Kong. Algunos científicos plantean la posibilidad de que las mascotas puedan transmitir el virus entre sí y a las personas, pero es algo de lo que no se sabe mucho.
“Es importante investigar la interacción de los humanos con sus mascotas en relación con el nuevo coronavirus para que la información obtenida sirva para manejar apropiadamente brotes futuros”, afirmó Ana Bratanich, investigadora de la Cátedra de Virología de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FVet) de la UBA.
Bratanich y un equipo de colegas se proponen estudiar la dinámica de la transmisión del nuevo coronavirus en la ciudad de Buenos Aires entre humanos y mascotas: perros, gatos y también hurones.
Con muestras extraídas de mascotas en el Hospital Escuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA y en veterinarias privadas y el uso de técnicas de biología molecular e inmunológicas tratarán de evaluar la presencia del virus o de anticuerpos como prueba de infecciones pasadas. También extraerán muestras de animales de compañía de pacientes humanos con COVID-19 atendidos en hospitales universitarios de la UBA.
“Hasta el momento no hay evidencias de que perros, gatos y hurones hayan sido vectores del virus SARS-CoV-2 a humanos y se asume que es un evento poco probable. Cuando tengamos los resultados, estarán a disposición de la ciencia y de la comunidad en general”, afirmó Bratanich.
También en animales silvestres
Otra rama del estudio se enfoca a animales silvestres. En Jujuy, Bratanich y colegas estudiarán qué tipos de coronavirus están circulando en camélidos (llamas, alpacas, vicuñas y guanacos) en estrecho contacto con dos especies de animales conocidos como reservorios de estos virus: los murciélagos y roedores.
“Estudiando la secuencia de esos coronavirus podemos tener una idea del grado de intercambio viral que ha habido entre ellos, parecido a lo que ocurre con SARS-CoV-2 que tiene orígenes en el murciélago y quizás en el pangolín”, afirmó la científica.
De acuerdo con Bratanich, el estudio de las secuencias genéticas de los coronavirus ayudaría a identificar las regiones que pueden darle la habilidad de infectar nuevas especies y qué cambios van apareciendo que puedan presagiar saltos al humano. “Todos los conocimientos generados durante este proyecto son imprescindibles para el diseño de estrategias de control, entendidas como las mejores acciones de prevención en las especies silvestres y domésticas que intenten evitar la dispersión y el salto del virus entre especies”, concluyó.
También participan de estos proyectos Silvia Mundo, profesora titular de Inmunología,Marcelo Miragaya, profesor titular de Teriogenología,Alejandro Ferrante y Adriana Duchene, todos de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA; Gabriel Capitelli,profesor titular de Biología de la Facultad de Medicina y del CBC de la UBA; y Sergio Bracamonte, del Ministerio de Ambiente de la provincia de Jujuy. Estas líneas de trabajo cuentan con un subsidio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.