Este año investigadores del Centro Regional Santa Fe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA Rafaela) comenzarán a probar –en el marco de un convenio de vinculación tecnológica con la filial local de la empresa DeLaval– un sistema de ordeño voluntario (VMS por sus siglas en inglés).
El componente central de esa metodología de trabajo es un robot que realiza las prácticas de rutina de un tambo (tales como lavado, secado y desinfección de los pezones, detección de mastitis), además de ordeñar las vacas con brazos mecánicos, lavar las pezoneras y captar datos productivos de cada animal que integra el rodeo lechero.
“El Voluntary Milking System implica que las vacas deben moverse dentro de un campo por propia voluntad, de manera tal que tienen que diseñarse las condiciones necesarias para que las vacas ingresen a la unidad de ordeño robotizado con una frecuencia aceptable”, explicó Santiago Fariña, coordinador de la Comisión de Lechería del Movimiento CREA.
“El sistema debe proveer incentivos para que las vacas se trasladen por el recorrido previsto. Pero las experiencias internacionales en el tema indican que la robotización no soluciona problemas de personal, porque los tambos robotizados requieren trabajadores que observen el comportamiento de las vacas, realicen un manejo correcto de los recursos forrajeros y analicen los datos generados por el sistema”, añadió en un artículo publicado por la Revista CREA.
La ventaja de la robotización consiste en la eliminación de los horarios extremos y las tareas sucias para emparejar las características del trabajo lechero con cualquier otro realizado en ámbitos urbanos (permitiendo captar así una mayor oferta de trabajadores potenciales). Por ejemplo: con esa metodología de trabajo los trabajadores pueden levantarse a eso de las ocho de la mañana para comenzar su jornada laboral; no es necesario madrugar.
En el mercado internacional existen cuatro compañías que comercializan equipamiento robótico para tambos. Lely fabrica equipos de box unitario, es decir, que emplean un brazo robótico por brete. DeLaval, además de sistemas de box unitario, comercializa una rotativa automática con cuatro brazos robóticos para 24 bajadas. Y las empresas GEA e Insentec diseñan robots “multi-box” que cuentan con un brazo robótico que funciona en múltiples bretes (cuando termina de colocar las unidades en un brete, se traslada al siguiente).
“Las ventaja principal del sistema es la liberación de la mano de obra de la tarea de ordeño. No siempre esto incide en una reducción de la cantidad de personal, pero esa gente puede utilizarse para otras tareas”, explicó el argentino Nicolás Lyons, quien se desempeña como coordinador de Desarrollo de Sistemas de Ordeño Automático en el Department of Primary Industries del gobierno provincial de New South Wales (Australia).
Actualmente existen 32 tambos robóticos en Australia y al menos otros seis en fase de instalación. “Se espera que en Australia a fines de 2015 haya alrededor de 50 productores que hayan decidido instalar robots, 70 en 2016 y alrededor de 100 en el 2017. Eso implicaría que en 2017 el 2% de los productores y el 4% de las vacas pasen a ser ordeñadas con robots”, agregó Lyons.
“Hemos visto que el beneficio viene por el lado de tener un estilo de vida más compatible con el tipo de trabajo urbano, no por tener los mismos horarios, sino por contar con una mayor flexibilidad que les permite compartir mucho más tiempo con familia y amigos, buscar o llevar los chicos al colegio o realizar un entrenamiento físico, por ejemplo”, indicó el investigador argentino.